Luego de suspenderse las clases presenciales, en toda la provincia la pedagogía se trasladó a la modalidad online, lo cual presenta un nuevo desafío para quienes no cuentan con medios digitales a disposición.
Eso le pasó a Catriel Benítez, un joven mbya de la comunidad Tekoa Arandú de Pozo Azul quien soñaba con ser maestro pero ante las limitaciones por no tener una computadora a mano se despidió de sus compañeros en el grupo de Whatsapp de la carrera que se dicta en el Instituto San José de Eldorado.
Ante esto, se disparó una red de solidaridad para que Catriel no abandone la cursada. Ahora consiguieron que un posadeño donara una PC pero se encontraron que el traslado hasta Pozo Azul no es nada fácil.
Previamente, PRIMERA EDICIÓN se comunicó con Catriel Benítez para conocer un poco sobre su historia. “Me inscribí para empezar la carrera en Eldorado este año pero se me hace muy difícil que la siga porque yo no tengo computadora.
Con todo esto de la cuarentena, las clases siguen ahora todo online y en la aldea donde vivo, en Pozo Azul, no tengo como hacerla. Lo único que tengo es celular pero para algunas cosas necesito utilizar algunas aplicaciones que no me permite hacer, porque el teléfono tiene poco espacio”, explicó.
Con ese panorama, “decidí posponer mi carrera hasta el año próximo y esperar a que las clases vuelvan a ser en las aulas. De todas formas, me escribieron mis compañeras de la carrera para decirme que quizás podrían prestarme una PC por un tiempo pero todavía no conseguí.
Antes, cuando iba a la escuela tenía las que repartían del Gobierno, la Conectar Igualdad pero ahora nos dijeron que esas ya no llegan más y menos para quienes ya no estamos en la secundaria”, añadió.
Luego de conocerse su historia a través de sus compañeras de la carrera, consiguieron una donación para el joven mbya: “Publicamos en un grupo que armamos para poder conseguir la computadora. Lo logramos pero ahora el problema es que no tienen como llevársela. Con la cuarentena, es difícil trasladar la computadora desde Posadas hasta Pozo azul.
Esta herramienta era del Conectar Igualdad pero fue arreglada. De momento, le servirá para continuar con su profesorado porque nos había comentado que era imposible que siga la cursada ahora”, contó a PRIMERA EDICIÓN una de las integrantes de la Fundación “Por la sonrisa de un niño”, Pamela Mercado.
Catriel tiene 24 años, vive en Pozo Azul con su esposa y su pequeño hijo de un año y 11 meses. “Busqué anotarme en la carrera de Magisterio – como se conoce al profesorado de Educación Primaria- porque siempre quise ser profesor. Me gustaría poder dedicarme a enseñar a los niños y siempre admiré eso de los docentes que conocí”, remarcó.
Respecto a los integrantes de la aldea, señaló que “tenemos conexión a Internet pero algunos chicos también tienen problemas porque no cuentan con celulares ni acceso a computadores. En la aldea tenemos la Escuela Mediada por TICS, donde los ADI –auxiliares docentes indígenas- son los encargados de traer las tareas para que los chicos hagan en sus carpetas y luego las corrigen en papel”.
Acceso a la educación
Lastimosamente es una situación que se repite en otros puntos de la provincia, porque “así como el caso de Catriel, hay tantos otros chicos que están en situación vulnerable. Soy de Puerto Esperanza y tuvimos varios casos porque los padres no todos tienen celulares o son muy básicos para poder hacer las tareas y pasar fotos”, compartió Pamela Mercado.
En materia de acceso a la educación, explicó que en la ciudad “hicimos un descargo en conjunto con los docentes porque los chicos en los barrios más humildes no estaban en condiciones de hacer la tarea”.
En el caso de poder colaborar con el traslado de la computadora hasta Pozo Azul o contar con otra que pueda acercarse hasta la aldea, pueden comunicarse y coordinar con Pamela Mercado al número: 3757 528872