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Ayer, se celebró el Día Internacional del Trabajo, pero lamentablemente no todos pudieron festejarlo de la misma manera. Es el caso de Lorena y Jorge, que hace más de un mes no pueden trabajar. Ambos viven en Garupá con su hija de 18 años que es trasplantada hepática.
“Nos dicen que nos quedemos en casa, pero ¿cómo vivimos entonces? Nos atan de pies y manos”, dijo Lorena a PRIMERA EDICIÓN.
Lorena tiene una peluquería y su marido trabaja de manera independiente como carpintero. Desde que inició la cuarentena, ambos quedaron sin poder continuar con sus ocupaciones. “Es muy preocupante, las boletas se acumulan, y hace más de un mes estamos sin trabajar”, contó.
Puede trabajar, pero no puede abrir su negocio
Pese a que las peluquerías ahora forman parte de las actividades exceptuadas de la cuarentena, “estoy viendo si voy a poder abrirla o no porque antes tengo que pagar cuatro mil pesos para habilitarla, y esa plata no la tengo”, se lamentó.
Y es que antes de que las peluqueras tuvieran el permiso oficial para trabajar, Lorena había abierto el local porque “teníamos que comer” pero tras la denuncia de algunos vecinos, la policía lo clausuró.
Por otra parte, en el caso de que pudiera reiniciar su negocio, Lorena no considera que tenga muchos ingresos ya que “no hay trabajo porque la gente tiene mucho miedo de salir”.
En cuanto a su marido, “él trabaja por su cuenta como carpintero en Posadas, pero como no puede ir porque no tiene el permiso, tampoco puede salir a trabajar”, se lamentó.
Lorena también explicó que pese a haber quedado seleccionados para recibir el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para trabajadores informales y monotributistas de primeras categorías que el Gobierno nacional había dispuesto en el marco de la Emergencia Sanitaria, todavía no lo cobraron. “A todos les llegaron los diez mil pesos, menos a nosotros”, sostuvo.
¿Cómo mantenerse?
Por el momento, Lorena se aboca a cortar el cabello de sus vecinos a domicilio pero “no es lo mismo, porque no estoy en mi lugar de trabajo y no tengo todos los elementos”.
Además, reciben mensualmente el dinero de la pensión de su hija que, a pesar de que “nos parte el alma gastar ese dinero, porque es de ella y para cubrir sus necesidades”, es el único ingreso que tienen para poder comer.
Falta de medicamentos
A la problemática de la falta de trabajo y de dinero, se le suma el cambio de medicación de su hija causada por el desabastecimiento que hay, según Lorena a nivel nacional.
“No se la cambian porque ella necesita, sino porque no hay o no consiguen”, dijo y agregó que “no puedo darle algo que nunca tomó, porque no sabemos qué efectos adversos puede tener”. Cabe destacar que la medicación la brinda el Ministerio de Salud gratuitamente aunque deben viajar a Posadas para retirarla.
Un problema que se repite
Lorena también contó a este Diario que hace un tiempo que experimentan problemas para conseguir la medicación que su hija necesita, a tal punto que “la que está tomando ahora se la tuvimos que comprar el mes pasado”.
Según ella, esto se debe a que “el ministerio nos da cualquier otra medicación que es similar pero no es la misma, y cuando reclamamos nadie nos da respuesta”.