
Además de ser una medida del Estado para evitar el contagio del coronavirus, la cuarentena también se entrometió en lo más privado de las personas: el sexo.
“Hay una realidad y estos últimos días la estuve chequeando: en Misiones tenemos un aumento en el consumo de juguetes sexuales. Esto es algo que no se vio en otras etapas, entonces hay un vuelco en la sociedad con respecto a la autosatisfacción y a las prácticas del texting (mensajes con contenido sexual) que antes del aislamiento no había”, describió a PRIMERA EDICIÓN la antropóloga Lucía Fretes, investigadora y autora de publicaciones especializadas sobre sexualidad.
Por su parte, la licenciada en psicología Sybil Mac Lean advirtió sobre lo contradictorio que resulta dar una “indicación” respecto a algo que tiene que ver con el placer.
“Una vez que normamos o normatizamos una actividad, algo del placer desaparece. Las regulaciones sociales son contrarias al deseo, o en todo caso, el placer tendría que ver con una lógica totalmente diferente a la normativa”, argumentó.
Es que, mientras que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos difundió guías con el objetivo de concientizar y prevenir el bullying, el acoso, el grooming y el chantaje sexual en el contexto del aislamiento social, el Ministerio de Salud también se abocó a la tarea de dar a conocer su posición respecto al sexo virtual (sexting) y las sugerencias para proteger la privacidad de las personas que lo hacen.
Sin embargo, aunque no se está normatizando sobre prácticas nuevas, lo que sí estiman las expertas consultadas por este Diario que es que se está ante un fenómeno que no va a ceder durante la cuarentena sino al contrario, ésta lo potenciará.
Los filósofos contemporáneos nos están haciendo pensar que la pandemia acentúa estos comportamientos. La cercanía a la muerte genera una necesidad en la persona de contrarrestarla con acciones que impliquen la manifestación de que uno continúa vivo. Entonces el deseo y la búsqueda de placer van a aumentar y a estar latentes en el marco del aislamiento”, aseguró Fretes.
En agenda oficial
Desde su formación en Salud Mental, Mac Lean advirtió que “el hecho de que el Ministerio de Salud de la Nación haya puesto en agenda este tema creo que tiene que ver con una intención de abordar todas las posibilidades y temáticas que pueden estar afectando a las personas en esta situación de aislamiento. El problema es que la regulación quita lugar a la fantasía. La sexualidad no se reduce a una necesidad biológica, tiene que ver con el deseo y el deseo es algo singular, único en cada persona, irreproducible. Para que haya deseo algo tiene que estar ausente, entre otras cosas la explicitación. El discurso normativo quita lugar a la seducción, a la espontaneidad de la atracción”, insistió.
“Sin embargo, lo que nos sirve para pensar esta puesta en agenda del tema de la sexualidad virtual o por medios virtuales vuelve a plantear esta cuestión de lo fuertemente cultural y representacional de nuestra sexualidad y la nulidad de lo biológico que esto tiene. En vez de un sustrato anatómico, la sexualidad demuestra tener que ver con las representaciones y con aspectos de la singularidad de las personas”, sostuvo Mac Lean.
“Cuando se intentó una suerte de regulación, esto tuvo derivaciones en el humor, a los debates, porque hay algo ahí que hace ruido y no nos cierra. El hecho de que ese tema haya tenido otras derivaciones, sobre todo vinculadas al humor, los memes, chistes y cargadas en las redes sociales, da cuenta que el placer circula de múltiples maneras, una de ellas es a través de la risa y el chiste como una forma de superar las limitaciones de lo normativo, es como un punto de fuga de la norma”, redondeó.
Para la especialista, “lo que hace el Ministerio de Salud es habilitar otras formas de ejercicios de la sexualidad, pero tampoco la cosa pasa por ahí, porque las representaciones con las que cada persona logra tener placer siempre son singulares y no se pueden controlar, porque está la cuestión cultural e incluso hay una cuestión vinculada al placer en la transgresión. En el momento que esto se habilita, pierde parte del sentido”.
“Algo tiene que faltar para que haya deseo y el discurso regulador es una presencia excesiva que le quita magia a la cosa. Igual, cada uno se las arregla como puede con su placer y con su displacer”, indicó, enfatizando que “‘algo falte’ no tiene que ver con la ausencia o la presencia real del otro. El otro ahora está todo el día. Hay que lidiar un poco más con eso. Que falte algo, para poder desear, tiene que ver con que no esté todo dado, todo servido, todo anticipado y mucho menos explicado”.
Los peligros, de acuerdo a la edad
En lo que hace exclusivamente a las prácticas, el sexting entre las personas adultas es relativamente menor con respecto a los jóvenes.
Al respecto, la antropóloga Lucía Fretes consideró que “hay un temor a la exposición que no tienen los jóvenes”.
Por ese motivo, trajo a colación otra rama de análisis en tiempos de virtualidad: la de los adolescentes, el aprovechamiento y otras formas de acoso indeseado en redes.
En relación con los diferentes objetos de placer sexual, Sybil Mac Lean también advirtió sobre la atracción de muchos adultos por niños y niñas y dijo que tanto esa situación como la de la violencia intrafamiliar es una “bomba de tiempo”.
Al acecho
Uno de los riesgos que siempre está vigente es el del acoso a niños y adolescentes, que son seducidos en redes sociales.
“Si cualquier cosa que los adultos publiquemos en las redes sociales puede ser utilizado con otros fines, como el ejercicio de los trolls, las estafas, la utilización de claves, que son riesgos a los que estamos expuestos en esta nueva virtualidad que escapa un poco más de nuestro control, entonces imaginemos lo que puede llegar a pasar con la cuestión de la sexualidad y el potencial comercial que pueda llegar a tener”, enfatizó la psicoanalista con especialización forense Sybil Mac Lean.
“No obstante -señaló- también se sabe que el verdadero riesgo y peligro está, en la mayoría de las veces, en la familia y hasta me animo a decir que el 90% de los casos está en el núcleo familiar y al haber más tiempo de convivencia, casi absoluta en muchos casos, (las víctimas) tienen menos posibilidades de pedir ayuda”.
“De lo que no se está hablando mucho, pero creo que es una bomba de tiempo, es de los abusos contra las infancias y los abusos sexuales infantiles, porque ¿cómo hace el Estado para meterse allí, donde las familias silencian hechos traumáticos y dolorosos porque no logran romper con el pacto de ‘secreto familiar’, que son alianzas muy fuertes que sostienen esos vínculos perversos y con todo esto del aislamiento se vuelven más difíciles?”, reflexionó.
Algunas experiencias
Sebastián (33) es soltero y, de acuerdo a su experiencia, así como la cuarentena llevó a muchos a sentir una avidez desmedida por comer, a otros les despertó el deseo de tocar o abrazar a una persona.
“Ante la imposibilidad, ese deseo se acrecentó en la necesidad. Por eso creo muchos van a caer en la transgresión de las medidas. Esta necesidad no se va a calmar con lo que ofrece la virtualidad y por ese motivo van a incumplir el aislamiento y darse muchos contagios de COVID-19”, opinó.
En 2016, Nindi conoció a un chico por redes sociales. Viven a 1.800 kilómetros de distancia y desde hace cuatro años llevan una relación virtual que también se vio afectada en cierto modo durante este aislamiento.
“Nunca estuvimos más de 10 días sin vernos. Nunca. Se hace muy duro, hacemos zoom y lloro todos los días, lo extraño mucho”, confesó.
Historias como las relatadas se replican por miles; no obstante, desde la mirada de la antropología, Lucia Fretes brindó otro aporte para sumar a los casos y al debate: “Hay un clima de oportunidad con la pandemia y no podemos dejar de ver estas oportunidades mediadas por la clase, la etnia y la diferencia estructural de acceso”.
“Las posibilidades del sexting, texting y compra de juguetes sexuales se va a dar en la gente que tiene medios y conocimientos para hacerlo y diferentes herramientas, no va a ser lo mismo una persona que pueda hacerlo encerrada en su habitación y con ciertas cuestiones resueltas que alguien que está pasando hambre o tiene otras necesidades”, analizó.
“En los grupos mbya, por ejemplo, esto es mucho más dificultoso. Por eso insisto: clase, etnia y condiciones estructurales van a estar mediando y esto del sexting no es para todos, hay diferenciación y siempre hay que pensarlo desde donde uno está hablando”, enfatizó