Oscar Zanatta se define como camionero “por herencia y vocación”. Aunque su residencia actual está en San Vicente, es oriundo de la Capital del Monte. Desde el 8 de marzo recorre las rutas entre Río Negro y San Pablo, sin poder llegar a su casa, por las medidas de seguridad contra el coronavirus.
Tiene cuatro hijos a los que no ve hace más de dos meses. Confesó que debió elegir entre trabajar y quedar en casa, y se inclinó por lo primero por el bienestar económico de su familia y su compromiso con la empresa rionegrina para la que trabaja desde hace casi dos décadas, transportando frutas. “Desde el 8 de marzo no veo a mis hijos ni mi señora. Gracias a Dios existen las videollamadas, pero sólo eso. Es complicado, pero es por la salud de ellos también”, planteó.
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“Tengo un camión térmico y ahora estoy llevando peras y manzanas a San Pablo, Brasil, pero vamos también a Uruguay y Paraguay” comentó a este Diario en un alto en el camino. En su vehículo “tengo todas las comodidades. Yo viajo hasta las 20 por ahí y ya me detengo. Al otro día empiezo a las 5”, señaló.
Describió que “yo me cuido mucho, la empresa nos da todos los elementos, barbijos, alcohol en gel, lavandina, guantes descartables… No voy donde hay mucha gente, me cuido, en la Aduana ya no hay contacto con despachantes, les das los papeles y se encargan de todo. Nosotros no tenemos contacto con la gente: llegamos a un lugar de descarga, estacionamos el camión y nos vamos. Dejo el semi y me voy con el chasis, donde quedo encerrado. Me cuido mucho cuando voy a los sanitarios. No tengo miedo, pero sí precaución”, subrayó.
Pero más allá del cuidado, hay emociones que no se pueden evitar: extrañar los afectos. “Lo que duele es el tema de la familia. Cuando recién se inició todo, venía de Brasil, llegué a San Vicente y estaba el primer retén, ahí me esperó mi hijo mayor, llorábamos los dos, porque no podíamos abrazarnos, ni acercarnos. No pude ni bajar del camión. Le pasé mi ropa, él me pasó abrigos y tuve que seguir viaje. Si decidía entrar, debía hacer el aislamiento y yo necesito trabajar por mi familia y por la empresa”, argumentó Zanatta.
“Cuando se inició la cuarentena estaba en Brasil. Cuando vine se fue complicando todo: pasar la Aduana, llegar a mi casa… Los protocolos van cambiando semana a semana, los primeros días nos bloquearon en las estaciones de servicio, directamente no podíamos utilizarlas para bañarnos, ocupar sanitarios, había carteles que decían que no podían entrar camioneros, pero gracias a Dios se fue flexibilizando. Yo entiendo, era lógico, todos teníamos miedo”, justificó.
Oficio “heredado”
Oscar es hijo del reconocido obereño Ricardo Adolfo Zanatta, inmigrante brasileño y camionero ya jubilado. “Mi papá me enseñó esta profesión, creo que me enseñó a manejar antes que a caminar. De chiquito lo acompañaba a todas partes. Principalmente te debe gustar la profesión, olvidarte de fechas importantes como cumpleaños, porque muchas veces te toma en la ruta, incluso Navidad, Año Nuevo o una desgracia: cuando falleció mi mamá, no estuve: estaba en San Pablo y tuvieron que esperarme hasta que llegue. Pero es mi vocación, amo ser camionero”, sentenció.
Piden más flexibilidad para sus familias
Camioneros de Puerto Rico presentaron una nota dirigida al intendente, Carlos Koth, en la que le solicitaron un poco de flexibilidad en el aislamiento estricto al que deben someterse sus familias cuando ellos regresan de un viaje de trabajo, en el marco de las medidas preventivas del COVID-19.
Argumentan que “ya se declaró al virus como comunitario y nosotros no somos los únicos posibles portadores”, por lo que piden que integrantes de cada familia sean autorizados a salir para “comprar los alimentos y poder pagar nuestras cuentas”, porque “también somos seres humanos”. Además, plantean que “estamos expuestos al igual que la gente de seguridad y de Salud Pública, siendo que ni ellos ni sus familias hacen cuarentena, por lo tanto nosotros pedimos tener la misma consideración que estas personas”.
Según matizó a PRIMERA EDICIÓN uno de los firmantes, Sebastián Schuster, “nos están aislando con nuestras familias por la posibilidad de que estemos infectados sólo porque salimos de la provincia, siendo que el virus ya es comunitario y estamos en igualdad de condiciones que el personal de salud, los policías y políticos que también se mueven en diferentes zonas. Incluso nosotros estamos en menos contacto con personas, ya que viajamos solos y en los lugares de carga mantenemos distanciamiento”.
Los trabajadores del volante aseguran comprender la situación de emergencia, pero advierten que también necesitan un poco de comprensión respecto a su situación.