Empezó como un museo itinerante y consiguió una plaza permanente en Zagreb, capital de Croacia. Se trata del curioso Museo de las Relaciones Rotas, que alberga objetos donados por parejas disueltas y con una breve descripción en cada uno de ellos como para que los visitantes entiendan la importancia de mostrar el desamor de esa manera. La donación de los objetos por parte de los ex amantes, dicen, tiene un efecto terapéutico.
Surgió, como era de esperarse, de una pareja que se separó por el 2003, luego de cuatro años de amor. Ambos artistas: Olinka Vištica, una productora cinematográfica, y Dražen Grubišić, un escultor.
Uno de ellos planteó en chiste hacer un museo con los objetos personales que le recordaban al otro. Pero el chiste se convirtió en realidad en 2006. La colección, itinerante en un comienzo, fue sumando objetos y la muestra hizo giras internacionales e, incluso, recaló en Buenos Aires hace algunos años.
En 2010, encontraron una plaza definitiva en Zagreb y hasta recibió el Premio de Hudson del Kenneth, del Foro de Museo europeo por animarse “a la discusión y reflexión no sólo en la fragilidad de las relaciones humanas pero también en las circunstancias políticas, sociales y culturales que rodean a las historias de cada objeto“.
“El museo respeta la capacidad de la audiencia para comprender asuntos históricos y sociales inherentes a diferentes culturas. Asimismo, proporciona una catarsis para donantes en un nivel más personal”, continuó.
Ejemplo de catarsis
En una de las exposiciones del museo se exhibe un hacha junto a la siguiente historia: eran una pareja enamorada y feliz, en un momento, ella debe viajar por tres semanas y su pareja no puede ir con ella. “No sé si podré sobrevivir tres semanas sin vos”, se despidieron entre lágrimas en el aeropuerto. Al regreso, la que se había quedado sale con esto: “Me enamoré de otra persona, disculpame”. ¿Ah, sí? Mirá lo que hago con tus muebles. Destruidos a hachazos.
Se puede ver, también, una máquina de café expreso que él le regaló a ella mientras la amaba y amaba el café que ella le preparaba en el aparato. Hasta que no la amó más y tampoco al café. O varios peluches, postales y cartitas llenas de amor.
Otra historia descorazonadora, la del Snoopy de peluche: él se lo regaló a ella en 1981 en su cumpleaños 17. Se enamoraron, se casaron, tuvieron tres hijos, montaron una casa, hasta que él se enamoró de otra y le dijo “en realidad nunca te amé”.
Para quienes puedan pensar que un museo de estas características es una ridiculez, la institución se respalda en todo un planteo conceptual y teórico acerca del arte de estos tiempos. “Pretende crear un espacio de ‘memoria segura’ o ‘recuerdo protegido’ para preservar el patrimonio material e inmaterial de las relaciones rotas“.
Así, el museo se actualiza constantemente, – puesto que relaciones truncas hay todo el tiempo– y recibe donaciones de todas partes del mundo. Las mismas se reciben a través de la página web del museo, donde además se pueden apreciar muchas de las muestras
Fuente: Medios Digitales