Rescatistas de animales, principalmente de perros y gatos en diferentes situaciones, vuelven a pedir más concientización, responsabilidad y que se vuelva a discutir la idea de un hospital veterinario en la ciudad.
El aislamiento obligatorio a causa de la pandemia desatada por el COVID-19 complica el trabajo de estas personas de noble corazón que día a día salen a auxiliar a estos animalitos que son abandonados o maltratados.
Los costos de la atención veterinaria son difíciles de cubrir, ya que se manejan con la solidaridad de la comunidad.
Cecilia Semhan junto a su mamá Felicia y su hermana Zahira hace más de cuatro años que trabajan incansablemente en la zona de Itaembé Miní. Formaron el grupo Mini Orejas en las redes sociales y así, junto a otras rescatistas, como Tamara Britez y Carolina Scheuerlein, la primera rescatista de perros y la segunda de gatos, se comunican y ayudan constantemente para dar auxilio a los animales abandonados o maltratados y junto a otros corazones solidarios que se les unen intentan que estos animalitos tengan una posibilidad de una vida mejor.
“Todo lo hacemos con nuestros propios recursos y con la colaboración de los vecinos, publicando en las redes sociales y comunicándonos por los grupos. La cuarentena dificulta nuestro trabajo, porque aumentó el abandono y el maltrato animal, los vecinos tienen miedo de denunciar y nosotras casi no podemos movernos, porque se necesita un salvoconducto.
Así y todo, cada vez que hay algún animalito sufriendo, abandonado, nos comunicamos y la rescatista que está más cerca va en su auxilio. Pero todo esto tiene su costo, la atención veterinaria, el traslado, los medicamentos, las radiografías, el alimento, por eso pedimos que se haga más concientización y que se vuelva a discutir el proyecto del hospital veterinario”, dijo a PRIMERA EDICIÓN.
Felicia, la mamá de Cecilia, es profesora, “mi mamá concientiza en la escuela, hay que trabajar con los chicos, porque son mágicos, ellos entienden, al adulto es más difícil cambiarle la mentalidad. Nosotras trabajamos mucho concientizando acá en Itaembé Miní, y en los sitios más humildes, es donde más se ve la responsabilidad, porque nosotras les explicamos la importancia de la castración, de la responsabilidad y hay muy buena respuesta. Con decir que nosotras sacamos los turnos en el IMuSA (Instituto Municipal de Sanidad Animal), les decimos cómo tienen que preparar a los animales, el tema de ayuno y que es como una cirugía de un ser humano, cómo tienen que cuidarlos después y ellos lo hacen. Así logramos un montón de castraciones, que es fundamental para la salud del animal, le da calidad de vida, igualmente esto no significa que dejen de haber abandonos y maltrato, pero es un paso”, indicó. Contó también que cada rescatista tiene más de una veintena de animalitos rescatados en sus casas “es fundamental que se entienda que hay que adoptar, hay demasiados animales abandonados y que necesitan un hogar, una familia, amor y cariño. Nosotras ya no damos abasto”, contó.
Constante
Cecilia contó que hace unos días rescataron a un animal que fue maltratado, “los gastos veterinarios, entre radiografías y medicamentos suman unos 15 mil pesos, eso lo juntamos con la ayuda de corazones solidarios”, dijo.