
Desde que comenzó el año hasta marzo, la Dirección de Métodos Participativos, Resolución de Conflictos y Fortalecimiento Ciudadano de la Municipalidad capitalina había recibido 110 consultas, cifra que se duplicó en abril (primer mes completo de aislamiento social, preventivo y obligatorio) y mantuvo esa misma tendencia durante mayo.
Así lo aseguró a PRIMERA EDICIÓN la responsable del área, la abogada y mediadora Valeria Fiore, quien precisó que hubo más consultas por cuestiones de falta de convivencia, “consecuencia de que la gente está más tiempo en su casa”.
Por ejemplo, “hubo muchas quejas por ruidos molestos y olores provocados por la tenencia de mascotas, o por gente que se seguía reuniendo sin respetar la cuarentena. Obviamente siguieron planteándose los conflictos más habituales: por filtraciones, por el uso de espacios comunes… Y también por cuestiones de podas y de abandono de baldíos, lo que refleja la preocupación por el dengue”, enumeró.
“Debido a la pandemia los vecinos pasan más horas en casa que antes, los horarios se ven alterados y esto genera conflictos. Sumado a ello la angustia e incertidumbre con la que se vive la situación de emergencia, arroja como resultado que las discusiones y preocupaciones de las personas hayan aumentado”, describió la funcionaria, motivo por el cual se decidió habilitar distintas vías para recibir los reclamos junto con un sistema de guardias pasivas en cada una de las once delegaciones municipales.
En cualquier caso, “casi todas las denuncias nos llegan por Facebook y el correo electrónico”, precisó, además de asegurar que “más del 80% de las intervenciones realizadas por la Dirección han finalizado con acuerdo entre las partes; un 10% no se ha concluido aún y el 10% restante fue derivado para el trabajo en red con otros organismos”.
Diálogo y contención a distancia
La Dirección de Métodos Participativos, dependiente de la Secretaría de Gobierno municipal, cuenta con un equipo de profesionales y personal administrativo para el abordaje de las situaciones conflictivas con una mirada interdisciplinaria, ya que está compuesto por abogados, mediadores y psicólogos. El objetivo es ofrecer un espacio de diálogo que promueva el entendimiento de persona a persona de manera constructiva, ya que -más allá del problema puntual- estos vecinos tienen que continuar su convivencia diaria.
Sin embargo, la pandemia de COVID-19 y la correspondiente instancia de aislamiento social instaurada para combatirla trastornó la forma de trabajo de esta área de mediación.
En primer lugar, el mencionado aumento de casos en los que intervenir. Pero también el estado de ánimo de la ciudadanía, que va “in crecendo”: si en abril fue cuando se verificó la duplicación de casos con respecto a la etapa prepandemia, en mayo se estabilizó y “lo que más nos llamó la atención es que la gente no quería dialogar tanto, quería denunciar directamente: la gente está más polarizada y ansiosa; el enojado está más enojado, el sensible está más sensible; se fue dando rosca sólo porque no tenía con quien compartir”, describió Fiore.
Por eso “en un primer momento se rechaza el diálogo, y ése es nuestro desafío: desescalar el conflicto a través de la escucha activa y algunas herramientas, para luego ver si se puede resolver con diálogo o si hay que derivar el caso a otro sector”.
La mediadora aseguró que “la gente, con que la escuchen de forma asertiva, ya cambia y se relaja, de ahí la importancia de este tipo de espacios”. Pero “actuar desde el diálogo y el entendimiento nos lleva mucho tiempo, además la contención es más difícil a distancia”, admitió.
“Armamos un protocolo para actuaciones online en cuestiones de emergencia, pero no todo el mundo tiene acceso a computadoras ni está familiarizado con la tecnología, más allá de los celulares, entonces hay que ir adaptándose. Por ejemplo, ahora estamos usando bastante WhatsApp”.