Por: Marcos Augusto Lagardo Gómez (primera parte)
Algún día vas a morir. Reconozco que es un enunciado que anticipa una noción alarmante, la que, pese a ser una verdad universalmente conocida y aceptada, ocasionalmente procuramos ignorar con el objeto de alcanzar y asegurar algo que los humanos conocemos como “felicidad por ignorancia”. No obstante, estimado lector, te invito a que no ignores esta realidad. Abrázala y conviértela en tu fuente de motivación y coraje para hacer que cada instante de tu día sea digno de ser vivido.
Si algún día deseas empezar un hobby, hazlo. No te detengas ante la incertidumbre. Ya sea que consista en aprender a tocar un instrumento, transformar un lienzo en arte, articular caracteres en una armoniosa poesía o asimilar las complejidades de un deporte, te aseguro que te tropezarás una y otra vez hasta que oportunamente alcanzarás el dominio pleno sobre la actividad.
Errar no equivale a perder tiempo, errar conlleva a aprender y jamás es tarde para aprender. Aunque el resto del mundo se ría de ti, de tus equivocaciones y de tus inseguridades, y cuestione tu fortaleza, tus resultados y tu potencial, no te rindas. Persevera. Lucha por lo que anhelas. Concreta tus sueños. Además, ¿quién sabe? Tal vez lo que ahora consideras un hobby mañana podría poner el alimento en tu mesa.
Si algún día anhelas seguir una carrera, profesión u oficio, sea cual sea, hazlo. Si tienes genuino talento en esa área de estudio o trabajo, explota ese talento. Desarróllalo, amplia tus horizontes, mejora tus aptitudes, potencia tus capacidades. No te detengas ante la inseguridad que podría ser inspirada por una posible limitada salida laboral o por el prospecto de contar con un ingreso irregular.
La vida está constituida de desafíos, quien los ignora y se retira a la certidumbre que provee lo ya conocido o asegurado, no vive, solamente existe. En efecto, si bien una buena parte de la humanidad utiliza los términos “existir” y “vivir” como sinónimos, una gran diferencia distingue al primero del segundo y la misma reside en un pequeño extra manifestado en la capacidad de genuinamente apreciar y gozar del tiempo que le ha sido conferido a cada ser en este mundo.
Naturalmente todas las personas que ves a diario en tu entorno existen, pero acaso, ¿viven? ¿Están genuinamente empleando la preciada oportunidad que les ha sido conferida en algo que resulta ser realmente satisfactorio, interesante y útil? O, ¿solo hacen lo necesario para subsistir y ver el mañana? No te conformes con solamente existir.
Pese a que las demás personas te insten a rendirte, abandonar tus sueños y retirarte a lo seguro, no lo hagas. Cree en ti mismo a pesar de que nadie más lo haga e incluso cuando el panorama no se muestre favorable y las fuerzas te abandonen.
Confía en ti mismo, en tu potencial y en tu valor como persona porque al final de los tiempos o en las noches más frías, eventualmente te tendrás solamente a ti y es por ello que contigo debes hacer las paces en primer lugar. Lucha por aquello que crees y quieres, y jamás desistas.
Si algún día amas a una persona, dile lo que sientes. Dile que ella es la razón de tu felicidad. Dile que sueñas con ella. Dile que anhelas con todo tu ser hacerla feliz. Dile que es lo más hermoso que te ha pasado en la vida y que la amas con toda tu alma, todo tu espíritu y cada fibra de tu ser.
Dile todo lo que piensas y todo lo que sientes porque no sabes cuando algún imprevisto o azar podría tener lugar. Tal vez mañana ya sea tarde. El temor al rechazo y la legión de dudas que éste inspira siempre estarán presentes, pero por el amor vale la pena arriesgarse. Amar es lo más genuino, más hermoso y más humano que podemos hacer.