Manos a la pala. La jornada de ayer lunes significó el regreso al río Paraná para el canotaje posadeño. Entre el parate deportivo por el coronavirus y el mal tiempo que reinó en los últimos días, la vuelta se demoró más de lo que se suponía, pero finalmente llegó.
Ayer, cerca de las 15, diez de los atletas del equipo de competencia del Club Río Paraná volvieron a pisar el denominado Polo Náutico de la avenida Tomás Guido para reemprender los entrenamientos. Al frente de ellos estuvo Nicolás Robin, quien le contó aEL DEPORTIVO cómo fue el regreso al agua.
“En principio, reducimos el área de navegación a la bahía de El Brete, porque lo que buscamos ahora es que los chicos aflojen y se readapten. Por lo menos durante esta semana, los encuentros van a ser cortos”, explicó el coach que también forma parte de los proceso de la Selección Argentina de cadetes rumbo a Dakar 2022.
En el caso de los deportes náuticos, si bien la Municipalidad ya los había habilitado hace más de una semana, los clubes se vieron obligados a contar también con el aval de la Prefectura Naval Argentina. Es por eso que la semana que pasó fue utilizada por los dirigentes para acondicionar todo y ultimar detalles.
“Para empezar, cada uno de los palistas debe presentar una declaración jurada y además, firmar una copia del protocolo, donde reconoce cada una de las medidas de seguridad. Tras esos dos requisitos, tenemos todo un plano de ingreso y egreso del club”, contó Robin.
En efecto, el Club Río Paraná marcó en el piso dos vías, una de acceso y otra de egreso, para los palistas. “Los chicos deben entrar con los barbijos puestos. Hay varias estaciones o puntos de desinfección, con alfombras y alcohol en gel. El barbijo sólo se lo pueden quitar en el agua, nunca en tierra firme”, especificó el entrenador.
El protocolo exige un máximo de diez personas por turno. “Armamos dos grupos, para socios y adultos es de 13 a 15, mientras que el equipo de competencia entrenará de 15 a 17, cosa de que para las 17.30 o 18 ya no quede más nadie en el club”, agregó Robin.
Tras cumplimentar con la práctica diaria, el egreso de la entidad emplazada sobre avenida Tomás Guido también cuenta con un procedimiento especial: ya desde la llegada por agua nace el camino de salida. “Cuando llegan a embarque se deben poner otra vez el barbijo, guardar el bote, pasar de a uno por el vestuario y luego salir del club. No se puede permanecer en la zona y, a medida que cada uno va pasando por el vestuario a buscar sus cosas, se va higienizando ese lugar”, explicó Robin.
La situación sanitaria a nivel nacional e internacional complicó el panorama de competencias. Por eso, Nico admite que por ahora la meta no pasa por prepararse para algún torneo, si no pensar en el día a día. “El objetivo ahora es la readaptación a la embarcación, porque en el futuro no hay fecha prevista ni a nivel provincial ni nacional. Los chicos tienen mucha ansiedad, mucha expectativa. Nosotros tratamos de bajarles un poco todo eso y explicarles que estamos en un período de prueba y tenemos que hacer las cosas bien para cuidarnos entre todos”, finalizó.