CAMPO GRANDE. Un adolescente de apenas 16 años pagó con su vida una disputa territorial entre su padre y un vecino, cuando éste lo interceptó mientras circulaba en motocicleta por la zona y lo mató de tres certeros puntazos.El episodio ocurrió en la noche del último viernes en la zona rural de Campo Grande y la víctima, identificada por las autoridades como Enzo Gabriel Witkowski, falleció en el hospital Samic de Oberá luego de una penosa agonía.La Policía de Misiones logró detener al principal sospechoso del crimen, un hombre de 56 años al que la víctima señaló como el homicida antes de morir. Se trata de un vecino de la familia del menor, quien mantenía un pleito de larga data por cuestiones de límites.Lo frenó de un puntazoFuentes cercanas al caso informaron que todo sucedió alrededor de las 20 del viernes en un camino vecinal de Picada Sarmiento, distante a unos seis kilómetros al norte de Campo Grande, en dirección a Aristóbulo del Valle.Según la principal hipótesis, minutos antes el adolescente había salido de su casa a bordo de una motocicleta de baja cilindrada en la que solía moverse.El menor apenas recorrió algunos metros por el camino cuando fue interceptado sorpresivamente por su propio vecino. En un accionar violento e inhumano, el hombre frenó al muchacho de un puntazo en la zona del hemitorax izquierdo. Un portavoz aseguró que, debido a la velocidad de la motocicleta y el encontronazo, el cuchillo prácticamente le atravezó el cuerpo al indefenso menor de edad, quien cayó herido al suelo. Entremedio, el homicida alcanzó a provocarle otros dos cortes de menor gravedad. Después, huyó de la escena.La peor pesadilla para cualquier hombre se tornó en realidad para el padre del adolescente. Un vecino le avisó que su hijo yacía sobre un charco de sangre, sobre el barro. Como pudo, lo cargó en otro vehículo y lo trasladó a una clínica privada de Campo Grande. De ahí, ante la gravedad de las lesiones, lo llevaron al Samic de Oberá.En ese trayecto, el padre avisó a la comisaría de Campo Grande. Enseguida, un grupo de policías encabezado por el jefe de la dependencia, oficial principal Gilberto Sequeira Da Silva, se trasladó en comisión a la escena del crimen.En el lugar, los uniformados secuestraron la hoja de acero inoxidable que pertenecería al arma homicida, de 20 centímetros. El mango estaba desintegrado producto del tremendo impacto.Con ese elemento y ante el testimonio de testigos que escucharon al menor pedir auxilio y señalar a uno de sus vecinos como el autor del hecho , los efectivos hicieron pocos metros más hasta la casa de un tal Ewaldo.Cuando la Policía llegó, el principal sospechoso estaba lavando la ropa, como si nada hubiese pasado. Los investigadores secuestraron esas prendas de vestir y en las próximas horas tenían previsto un allanamiento con el fin de incautar más evidencia en el lugar.Mientras el presunto criminal era trasladado a la comisaría de Aristóbulo del Valle, donde hasta anoche permanecía detenido, los médicos del Samic sometían al menor a una intervención quirúrgica para salvarle la vida.El puntazo que recibió en el tórax fue fatal: le perforó el pulmón y arterias vitales. Enzo Gabriel murió alrededor de las 23.30 en medio de la operación. Antes de ser sometido al procedimiento médico repitió el nombre y el apellido del autor del hecho, como para que no quedaran dudas.La principal teoría que se manejaba hasta ayer era la de un “desquite” por la disputa que ambas familias -de la víctima y el victimario- mantenían por límites territoriales. El magistrado Horacio Alarcón, al frente del Juzgado de Instrucción 2 de la Segunda Circunscripción Judicial, lleva adelanta la causa, caratulada como “homicidio simple”. “¡Ayúdenme, Ewaldo me cortó!”Los drámaticos minutos finales del adolescente asesinado le permitieron a la Policía llegar hasta el principal sospechoso y único detenido que tiene la causa.Un vecino fue el que encontró a Enzo Gabriel sobre la calle terrada, alrededor de un charco de sangre y en medio del barrial, a un costado de su motocicleta.Ese hombre, el primero en auxiliar a la víctima y quien posteriormente avisó a la familia del menor, fue el primero en escucharlo: “¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! ¡Ewaldo me cortó!”, fue el grito desesperado del menor en medio de la oscuridad. Cuando su padre llegó, ya se había desvanecido.Gracias a los primeros auxilios, en el Samic llegó a recobrar la conciencia y repitió claramente el nombre y el apellido del homicida. No trascendió si su propio progenitor pudo escucharlo.A esa altura, el principal sospechoso del crimen ya había sido detenido por agentes de la comisaría de Campo Grande.
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