Un problema de pérdida agua de vieja data, que se agrava sin que haya una solución posible, aqueja a la jubilada Graciela Penel (69), quien ya no sabe a quién recurrir para evitar que su departamento se siga destruyendo.
Graciela vive en la planta baja de un bloque de departamentos en la chacra 32-33 y, pese a las gestiones, hechas con gran esfuerzo por su condición de discapacitada motriz (está en silla de ruedas desde hace 22 años), no puede lograr una mediación para que un plomero solucione la pérdida.
“Yo no quiero privilegios ni que se me tenga lástima. Soy una persona común que me tocó vivir una situación diferente. Lo único que quiero es que se me deje vivir dignamente, por lo cual luché toda la vida. En estos últimos años estoy luchando desde otros aspectos”, dijo a PRIMERA EDICIÓN, ante quien recurrió para hacer público su reclamo.
“Estoy angustiada y desesperada, porque no es sólo que esta persona del piso de arriba no se preocupa en solucionar su pérdida, sino que directamente no quiere dirigirme la palabra y no sé para dónde agarrar ni qué hacer”, fue su relato entre la resignación y el malestar.
“Vengo tratando por todos los medios de evitar ir a un juicio, porque cuando tenga sentencia mi casa va a estar más destruida de lo que ya está. Por eso salí a buscar apoyo en los medios de comunicación”, justificó.
Por medio de familiares y amigos, también pudo hacer consultas a través de distintas asesorías legales y la única alternativa viable más expeditiva que le proporcionaron fue una presentación ante la Defensoría del Pueblo. “Desde allí mostraron preocupación, incluso armaron un expediente para tratar de hacer una mediación con el resto de las personas que habitamos el edificio”, reconoció.
La mujer reside en la planta baja y la situación por la cual atraviesa es mucho más común y frecuente de lo que se piensa entre las familias a las que les tocó en suerte vivir en los pisos inferiores: las cañerías, con varias décadas encima, colapsan y generan filtraciones en la misma proporción que reclamos y a veces pleitos judiciales entre vecinos.
“No sé cómo hacer para que esta persona escuche y permita entrar a un plomero para determinar de dónde se origina el problema y resolverlo. Mi situación económica no es acomodada, pero así no se puede vivir”, se quejó.
Según ella, su vecino le rechaza de plano la posibilidad de que la pérdida provenga de su casa y que por ello “dice que no hay razón para que ingrese un plomero, se da vuelta y se mete dentro de su casa”, se quejó.
“Ahora bien, esto no es una filtración de humedad, es agua que corre por las paredes, al punto que mi habitación está llena de hongos de humedad, lo mismo que las otras divisorias de la casa. Tengo una pieza que está destruida”.
“Yo no pido otra cosa, sólo que deje entrar al plomero. Pido ayuda para que alguien acceda al permiso de esta persona, porque yo ya no sé cómo hacer”, argumentó Graciela