Cooperativa Las Tunas superó todos los desafíos que se presentaron desde su fundación, sin modificar la esencia: producir yerba mate elaborada estacionada, proveniente de agricultura familiar, adaptándose a herramientas de vanguardia, como la venta online.
“La gente que elige tomar un buen mate, elige estacionamiento natural, y eso lo tiene Las Tunas desde que se fundó”. Real, contundente. La frase de José Luis Semienchuk, gerente de la cooperativa emplazada en Apóstoles, explica la permanencia en el tiempo de la entidad y el producto que elabora.
Ni las crisis económicas ni la fuerte competencia que implica la presencia de grandes marcas en el mercado, lograron opacar la impronta que imprimieron sus fundadores.
“La cooperativa fue creada en el año 1960 por agricultores, descendientes de inmigrantes polacos y ucranianos que llegaron a estas tierras allá por 1900 y, ante las dificultades que tenían, decidieron armarla para vender en forma conjunta el producto, la yerba mate canchada”.
“Eran otros tiempos: no había caminos, ni energía eléctrica, costaba ir y venir en carro a Apóstoles, a sólo 12 kilómetros de aquí. Primero se alquiló un secadero y, a los dos años, se comenzó a trabajar con un secadero catre propio. Otro paso importante se dio en la década del ‘70 cuando se montó el molino y se registraron las marcas Las Tunas y Primeros Colonos”.
“Habían muchas más cooperativas en la zona, que lamentablemente ya no están, y nosotros pasamos de los 16 socios iniciales a los actuales 85, y seguimos elaborando yerba con el mismo cuidado que entonces”, dijo Pedro Ricardo Korol, presidente de la entidad.
En el camino recorrido, hubo varios obstáculos. “Las crisis económicas y medidas como la prohibición de cosechar -eso fue en el 66-, representa la discontinuidad económica de la yerba. Hicieron que los colonos se trasladen al centro y al norte de la provincia. Otro factor que motivó la migración de los agricultores, fue la situación de los suelos, ya que en esta zona se quemaban los pastizales desde la época de los Jesuitas y eso repercute en su fertilidad, además que tienen la característica de ser poco profundos. Todo esto afectó en su momento el crecimiento de la cooperativa”, recordó.
La yerba mate que procesan, proviene de pequeñas chacras familiares. “Son productores de 25 o 50 hectáreas de tierras, pero dentro de esas 50 hectáreas tienen 5, 10 o como mucho 15 hectáreas de yerba, y eso también influye en el desempeño de la Cooperativa, porque el volumen que se recibe y procesa no es mucho, pero es el perfil que elegimos cuidar”, enfatizó Korol.
En ese contexto, una herramienta que encontraron para posicionar el producto fue el Consorcio Esperanza Yerbatera, que reúne a 11 entidades bajo el objetivo de trabajar mancomunadamente para expandir las ventas.
“Nosotros producimos un millón y medio de kilos, y solos no representamos casi nada en el mercado nacional, pero bajo la figura del Consorcio -ahora un poco demorado por trámites- tenemos mayor volumen y somos más competitivos”, aseguró Semienchuk.
Calidad que perdura
Si hay algo que no se discute, es la calidad. “Cuidamos sobre todo la calidad, lo que nos permite mantenernos en el mercado. Hay yerba que ofrece precio, y hay yerba que ofrece calidad. Nosotros ofrecemos las dos cosas: calidad y precios”, recalcó Korol.
“Nuestros colonos saben cómo cuidamos la yerba, y con ese cuidado ingresa la materia prima al sapeco y al secado, luego va a estacionamiento natural, donde queda entre 15 y 18 meses, y recién entonces llega al paquete. Eso le da un sabor especial, más natural”, enfatizó Semienchuk.
En la misma línea y bajo el objetivo de generar beneficios sociales, ambientales y económicos, la Cooperativa incorporó un quemador de chip en el secadero, lo que confiere uniformidad en el secado del producto; un guinche, carritos de arrastre de raídos y una tijera electrónica, herramientas que mejoran las condiciones laborales de los tareferos, todas otorgadas por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).
Del productor al consumidor
La Cooperativa Las Tunas recibe anualmente 1,5 millones de kilos de hoja verde de sus socios y elabora entre 20 y 25 mil kilos de yerba mate que son comercializados en todo el país, bajo la modalidad de venta directa: del productor al consumidor.
“Nuestro mayor mercado es el resto del país y no Misiones, ya que por la cantidad de marcas que hay acá cuesta colocar nuestro producto. Trabajamos con volúmenes bajos y para subsanar el costo del envío, lo que hacemos es llevar la yerba a Buenos Aires, donde tenemos un depósito, y desde ahí hacemos envíos a diferentes provincias. Esto nos resulta más fácil y más económico. Si lo hiciéramos desde Las Tunas se incrementaría un 100% el valor del paquete de yerba. Y lo que más nos está funcionando hoy es la venta online”, expresó el gerente José Luis Semienchuk.
Las grandes ferias, entre ellas Matear organizada por el INYM, son la vidriera ideal para sumar consumidores. “Participamos en muchos eventos en Buenos Aires, Córdoba y en Corrientes; lo hicimos con apoyo del INYM y de la Secretaría de Agricultura Familiar, y es muy importante porque nos permite el contacto directo con los consumidores, a quienes podemos explicar de manera personal las bondades del producto”, agregó.
Las Tunas ahora también produce yerba mate para tereré. “Es una yerba pre picada, no es la canchada tradicional ni tampoco molida. Está pensada para los niños y jóvenes que toman tereré, pero sabemos que hay quienes la eligen para tomar mate caliente y entre estos tenemos un cliente muy especial, que es Chango Spasiuk”, celebró Semienchuk.