El fútbol es sinónimo de magia. Ya lo dejaron en claro Maradona, Bochini, Riquelme y tantos otros. Pero en los últimos años, la pelota mutó hacia una nueva disciplina, mucho más específica y directamente vinculada con ella y las acrobacias. El freestyle, el arte de dominar la redonda a puro malabarismo, llegó para quedarse.
Ligada primero a los deportes urbanos y luego a reconocidos shows internacionales, el freestyle o estilo libre también hizo mella en la Argentina. Y claro, en Misiones. El último censo de la disciplina arrojó un total de 140 freestylers en el país, tres de los cuales viven en la provincia. Uno de ellos es Ignacio Chavez (17), campeón internacional en Buenos Aires y referente a nivel local.
EL DEPORTIVO se reunió con Ignacio en Oberá para conocer un poco más de la disciplina, que gana terreno año tras año y que incluso celebra sus propios torneos mundiales. “El Freestyle no tiene nada que ver con el fútbol, es un deporte diferente, mucho más mágico”, sintetizó el crack, quien echó un vistazo a ese nuevo mundo y demostró que la tiene atada.
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Nacho, ¿cómo empezaste con el freestyle?
Como todo chico, empecé jugando al fútbol en mi barrio, Las Lomas, cerca del hospital SAMIC, cuando tenía 8 o 9 años. Y siempre me gustó mucho Ronaldinho, que era de levantar la pelota, hacer jueguitos, tirar un sombrerito… Lo veía y trataba de copiarlo. Cuando cumplí 10 años, me di cuenta que tenía facilidad para eso. A esa edad jugaba en Racing de Villa Svea y mi entrenador me pedía que no la levante, que juegue por el piso (se ríe). Cuando jugaba con los chicos del barrio, siempre pedía que para la elegida en vez de piedra, papel o tijera, hagamos jueguitos. Y siempre ganaba (se ríe). Cuando tenía 10 años subí un video a Facebook haciendo 107 jueguitos. Ya tenía ese control…
Ahhh, todo un número…
Sí, sí, eso hoy ya no tiene importancia, en las competencias no te califican por eso, pero hace tres años llegué a hacer 780. Me acuerdo que tuve que parar porque me acalambraba. Hay gente que tiene récord más de 2 mil jueguitos… Pero eso no es freestyle.
Y encima, a la hora de jugar se complica…
Claro. Cuando tenía 13 años dejé de jugar en Racing porque ya en esa categoría empezábamos a jugar a cancha completa. Y eso, la verdad, no me interesaba. Dejé de jugar y recuerdo que me empezaron a llamar los trucos. Hasta ese momento, sólo hacía jueguitos…
¿Cómo descubriste los trucos?
Los encontré mirando videos en YouTube. Un día me apareció una recomendación de un freestyler de Inglaterra que era campeón mundial. Y se filmaba haciendo trucos por las calles de Londres. Eso me re llamó la atención. Después de eso, como ya tenía la base, que era hacer el control y los jueguitos, enseguida empecé a practicar y me salió una “vuelta al mundo” (N. de R: un truco o jugada en la que el pie completa un giro a la pelota mientras está en el aire). Y ahí me enteré que había competencias y todo.
¿Dejaste el fútbol enseguida?
Cuando tenía 14, empecé a jugar en Atlético Oberá. Jugué uno o dos años, pero no me veía mucho en el fútbol. Dejé por eso y porque no podés dedicarte profesionalmente al fútbol y al freestyle. Además de que terminás muy cansado, son cosas diferentes, tienen entrenamientos y métodos de recuperación muy distintos. Para ser freestyler profesional tenés que enfocarte en eso. Así que a los 15 años, me decidí a hacer solo freestyle.
¿Cuándo fue tu primer torneo?
Fue en 2017, mi primer Nacional. En ese momento, creo que era el primer freestyler de Misiones, porque no había escuchado de otro. Y era como estar en el paraíso. Era otro mundo, estar en lo tuyo. Fue en Villa Crespo, Buenos Aires, y recuerdo que estaba muy nervioso, pero al final salió todo bien. Perdí en semifinales contra un rival de Colombia y, por el tercer puesto, le gané a uno de Buenos Aires. En mi primer torneo, ya había subido al podio.
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¿Cómo es un torneo de freestyle?
Como suelen ser muchos los inscriptos, primero se arman grupos de cuatro jugadores y ahí cada uno tiene tres rondas de 30 segundos cada una ante los jueces. Los jurados tienen un criterio y juzgan la creatividad, la dificultad del truco y el control. El puntaje va del 1 al 5 y se hace una suma total. Son batallas de uno contra uno y ahí se elige quién gana y pasa de ronda.
¿Hay estilos o estrategias?
Si bien se llama estilo libre, hay dos filosofías mayoritarias. Algunos van por la estrategia de tener todos los trucos más o menos guionados y, otros, por improvisar completamente. Yo trato de ser equilibrado, de tener una estrategia pero dejar un poco de creatividad para el momento de la ejecución.
En ese sentido, ¿existen algunas líneas a seguir?
Existen tres estilos principales. El primero serían los “Uppers” (en inglés, hace referencia a “arriba”), que son trucos que se hacen con la cabeza y los hombros, por ejemplo, cuando dormís la pelota al lado de la oreja; después tenés los “Sit” (del inglés “sentado”), que los hacés sentado o acostado en el piso; y luego los “Lowers” (viene de “bajo”), que son en los que estás parado, como en “la vuelta al mundo”. Yo intento ir por un estilo completo, por un balance entre los tres. Después también tenés las transiciones, que es cuando por ejemplo pasás la pelota de la cabeza a los pies; los trucos acrobáticos, que los hacés parado de manos; y los superacrobáticos, como el “mortal catch”, que estás parado de manos, tirás la pelota al aire, hacés una vuelta mortal y cuando cae la agarrás con los pies. Yo quise aprender ese truco, pero es muy difícil. El único que hoy lo hace en la Argentina es Charly Iacono.
¿Y hoy qué es lo que más vende?
Mirá, si en 2013 o 2014 hacías un “mortal catch”, impresionabas a todos. No digo que ahora no, pero se quemó mucho. Y a la hora de votar, los jueces también tienen en cuenta la originalidad. Últimamente los lowers y transiciones son los que más llaman la atención.
Volviendo a los torneos… ¿cuál es hasta hoy tu mayor logro?
Bueno, en el país tenemos dos torneos que son como lo máximo, el Torneo Argentino de Freestyle Fútbol (TAFF) y el Cordoball. En el Argentino fui tercero en 2017, sexto en 2018 y quinto el año pasado. En 2019 también pude disputar un torneo internacional que se hizo en Villa de Mayo, Buenos Aires, con freestylers de nuestro país, Uruguay y Chile. Ahí pude consagrarme campeón tras disputar la final con Nicolás Gondra, que es mi amigo. Ese día fue juez el chileno Felipe Poblete, actual campeón sudamericano.
¿Existe una asociación nacional de freestyle? ¿Algo así como una AFA de la especialidad?
Por el momento no hay una AFA del freestyle, porque es algo muy nuevo. Mucha gente que ve esto te dice “eso de qué te sirve en la cancha, no gana partidos”. Y tenés que explicarle a la gente que esto no tiene nada que ver con el fútbol, es un deporte diferente. Me pasó muchas veces y me sigue pasando. Acá es algo muy nuevo, pero en Europa, donde nació, ya es común. Y gracias a las redes sociales, se conoce cada día más.
¿Hay otros freestylers misioneros?
Hace algunos meses hicimos un censo que nos dio que hay 140 freestylers en Argentina. Y en Misiones somos tres: estoy yo, Xixo Souza, que es de San Pedro; y un chico nuevo al que aún no conocemos. Con Xixo solemos hablar a diario, pero es difícil juntarnos a entrenar por las distancias. Más que nada, coincidimos en los torneos nacionales.
¿Cuáles son tus metas para el futuro?
Por el momento, prepararme para el primer torneo que salga una vez que se levante el aislamiento. Quiero ganar el nacional para clasificarme a un mundial. Ganar el internacional del año pasado me motivó a eso. Los mundiales son anuales y este año se iba a hacer en España, pero todo está en veremos por el coronavirus. Hay una posibilidad muy chiquita. Pasa que, como por la cuarentena no hubo nacionales en ningún lado, se está organizando un torneo internacional virtual del que los cien primeros clasificarían al mundial. Todo está en veremos. Por lo pronto, estoy entrenando mucho también para eso.
¿Cuál es tu sueño máximo?
Lo máximo sería ser campeón mundial de freestyle. Para eso entreno todos los días.
¿Se puede vivir del freestyle?
Sí, pero es muy difícil. En Europa es más probable, más accesible. Acá en Argentina, por ahora no. Pasa como con el rap, que hoy llama un poco más la atención que antes, pero es difícil hasta para Charly Iacono, que es el más conocido y que el más sponsors tiene. Tengo algunos amigos que dan clases de freestyle en Buenos Aires y ganan algo. Obvio que el día de mañana me gustaría vivir de esto.
¿Te arrepentís de haber dejado el fútbol?
No, no, para nada. Extraño un poco, es cierto, pero siento que esto me entretiene mucho más. Es como que vas en busca de una superación constante y es muy satisfactorio ver los progresos que tenés. El freestyle es mucho más mágico que el fútbol. No tengo dudas que este es mi camino, mi pasión y mi vida.