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“Misión Motomandados” es un emprendimiento dedicado a realizar gestiones y mensajería que nació como producto de la crisis económica a causa del aislamiento obligatorio para evitar la propagación del COVID-19.
Para no quedarse de brazos cruzados, viendo que el panorama no era para nada alentador en cuanto a lo económico, un grupo de compañeros y excompañeros de trabajo del rubro del transporte de larga distancia le buscó la vuelta y desarrolló la idea hasta ponerla en práctica y ver que con esfuerzo “se puede salir adelante en cualquier situación”, dijo a PRIMERA EDICIÓN Cristian Dávalos, el principal mentor de la iniciativa.
“Nuestro proyecto se gestó con la idea de colaborar con gran parte de la sociedad que tenía que guardar cuarentena. Vimos que era muchísima la gente mayor que no podía salir ni tener la posibilidad de moverse y con un grupo de compañeros decidimos asociarnos para paliar la situación que nosotros mismos estábamos atravesando”, detalló sobre la idea que también cumple la función de brindar un servicio esencial a quienes debían continuar con sus trámites obligatorios y compras de alimentos pero que por su situación estaban impedidos.
Al principio Cristian decidió comenzar solo, pero rápidamente se convirtió en un emprendimiento familiar. Y al poco tiempo se agregaron otros dos amigos. Gracias a la seriedad y rapidez, se fueron haciendo conocidos e incrementando la demanda.
El trabajo consiste en hacer todos los trámites que habitualmente se podrían hacer si no existieran restricciones y la obligación de quedarse en casa para evitar la propagación del COVID-19: pagar facturas, trámites en general y hasta compras en el supermercado.
Comenzaron en su área de influencia, en el barrio, pero la tarea fue creciendo de forma sostenida y a la fecha ya abarcan hasta Candelaria con envíos.
“Con nada de recursos, pero mucha iniciativa y una pizca de creatividad, comenzamos a hacer divulgación del servicio y, a la par que se incrementó la demanda, fuimos integrando a compañeros del rubro del transporte de larga distancia. En nuestra actividad, que está parada desde marzo y pese a los matices de cada caso, no la estábamos pasando nada bien”, reconoció.
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Apoyo y compromiso
Los clientes mayormente son personas mayores de 60 años, consideradas de riesgo y que por lo tanto necesitan contar con apoyo para ir al supermercado o a la farmacia.
Según Cristian, “tratamos de imprimir al servicio un rasgo solidario y de compromiso al cliente para que quienes necesiten de nuestro aporte estén seguros de la calidad”.
Para circular sin inconveniente, los emprendedores tomaron todos los recaudos correspondientes y realizaron los trámites para obtener el certificado de circulación a través de la página de la Nación donde presentaron su solicitud para moverse con el fin de prestar servicio de motomandados. Una vez autorizados, avanzaron con lo propio a nivel local mediante la página “Misiones Digital”, donde la gestión también fue aprobada.
Continuidad
Por ahora, viendo que las cosas van “sobre ruedas”, sus impulsores ya están pensando cómo hacer para que el servicio se mantenga activo.
“Todavía no tenemos en claro cómo haríamos para mantenernos, pero por ahora no hay muchas esperanzas de que se termine pronto con el aislamiento y eso nos da un margen de tiempo para seguir pensando en cómo continuar”, sonrió.
Salida laboral
“No podemos quejarnos de cómo la sociedad nos aceptó y confió en nosotros”, se alegró el emprendedor durante la charla.
“Por la inactividad de nuestro sector se nos ocurrió que no nos podíamos quedar de brazos cruzados. Luego se fueron sumando otros compañeros que estaban en situación de contrato, quienes fueron los primeros en quedar sin trabajo porque, aunque no se puede despedir, las empresas no están obligadas a renovar contratos y muchos compañeros en esa situación quedaron desamparados”, prosiguió.
Con ese panorama, para todos los participantes se convirtió en una salida laboral inmediata “como para ir sustentando la olla”.
En la actualidad trabajan ocho personas de las cuales seis están en la calle al mando de las motos y dos ejercen como operadores.
El servicio funciona con tres motomandados disponibles en el turno de la mañana y el resto en el turno de la tarde-noche. Los fines de semana, por la mayor demanda, trabajan los ocho en la calle.
Una curiosidad que pudieron notar respecto al comportamiento de la gente tiene que ver con los momentos de mayor demanda durante la semana y en aquellos en que baja y no es muy diferente a una semana normal antes de la cuarentena:
“Los lunes son relativamente tranquilos y la situación es bastante estable hasta el miércoles, los jueves arranca el movimiento, que se intensifica hasta llegar a un pico los sábados. Los domingos no estamos de servicio’. Es curioso cómo el comportamiento de la gente con pandemia y sin pandemia se mueve igual”, analizó Cristian Dávalos.