Reflexión contextual
Con el tiempo vuelve poco a poco “la normalidad” o la “nueva normalidad”, si así lo prefieren. La crisis del COVID-19 ha puesto en evidencia las grandes debilidades de nuestras ciudades, de nuestro sistema económico, social y cultural. Creo que hay muchas escalas distintas en este tipo de situaciones, por supuesto que está el aspecto inmediato en donde se debe asegurar las situaciones que amenazan vidas para que sean resueltas lo antes posible, o proveer refugio a quienes no lo tienen. Pero también existe la oportunidad a largo plazo de aprovechar la necesidad de reconstruir para mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, no solo con la mirada en los centros urbanos sino también en la periferia de las mismas. De este modo, es posible separar los esfuerzos en términos inmediatos y los de largo plazo.
La crisis sanitaria y económica nos indica el momento para dar otro enfoque a la política habitacional, a los modelos de producción y al consumo responsable, sostenible y saludable en nuestras ciudades. En otras palabras, nos muestra una oportunidad para fomentar la economía verde, acercar la producción actualmente deslocalizada en muchos sectores, y diversificar y evitar la híper dependencia de sectores tales como el turismo. Considero que son algunas de las medidas que pueden encaminarnos a territorios más resilientes, además de sostenibles.
A escala local, apoyar el pequeño comercio de cercanía, la diversidad urbana, las redes de proximidad y aquellas que conectan las urbes con los territorios productivos rurales, será imprescindible. Debemos retomar la discusión en torno a la soberanía alimentaria, energética e industrial en nuestras ciudades ya que es importante reflexionar sobre la dependencia exterior de bienes de consumo básicos: alimentos, energía y material sanitario, entre otros. Es necesario, ahora más que nunca, plantear estrategias encaminadas al autoabastecimiento local de este tipo de bienes de consumo a través de tácticas agroalimentarias ecológicas que fomenten la producción de proximidad y el impulso de las de energías renovables a escala local.
Población Rural/urbana
Las tendencias mundiales y regionales en materia de urbanización y crecimiento de las ciudades instalan al tema urbano en un lugar destacado de la agenda pública ya que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de un 54% de la población mundial vive en ciudades, y se espera que para el año 2045, la población urbana alcance los 6 billones de personas, lo que representa al 66% de la población mundial.
Argentina se encuentra entre los países más urbanizados del mundo y de la región. La urbanización en nuestro país es de larga data. A comienzo del siglo XX, el país se encontraba en fuerte proceso de urbanización, producto del modelo agroexportador. En 1914, la población urbana representaba el 57,4% del total y en el año 1960, más del 73% de la población vivía en ciudades, mientras que la media mundial era apenas del 33,61%. Al modelo agroexportador se sumó el modelo sustitución de importaciones, concentrándose gran parte de la población en las ciudades capitales, configurando un territorio fuertemente desequilibrado. Para las décadas del 70 al 90 surgen políticas de ajuste que incentivó a la desregulación del mercado y servicios quitándole poder de incidencia a los medianos y pequeños productores, impulsando su migración a la ciudad.
Misiones no queda aislado de esta coyuntura provocándole un estancamiento del número de habitantes asentados en las zonas rurales, con un éxodo de la población particularmente joven hacia los cascos urbanos de las ciudades. A partir de estos datos se concluye que el modelo productor minifundista empezaría así a desdibujarse en casi todos los municipios de la provincia. Esto indujo que en la actualidad las generaciones siguientes se vean con dificultades para continuar con el modelo productivo de escala familiar y opten otros caminos con escasa oferta laboral impidiéndoles el acceso a la vivienda propia.
Por otro lado, nos encontramos con la problemática del cambio climático y el agotamiento de las urbes, es por ello que parece inminente desarrollar nuevas estrategias de subsistencia ecológicas y económicamente sostenibles.
Entonces, ¿por qué elegir vivir en lo rural o lo urbano? ¿Cuál es la distancia entre lo rural y lo urbano? ¿Es posible construir un vínculo entre ambos a través de un lenguaje? ¿Puede ser la agricultura urbana ese lenguaje?
¿Deberíamos repensar lo rural como una oportunidad para el desarrollo de nuevos modos de habitar que generen nuevas relaciones productivas y de cohesión social? ¿Cómo relacionar ese concepto con un proyecto de viviendas? ¿Cómo optimizamos el suelo rural para generar un desarrollo compacto en el territorio? ¿Es posible un hábitat productivo?. Con anhelo de encontrar las respuestas, surge el ensayo Sitopia. Etimológicamente representa la unión de dos palabras griegas: “SI” de Sitos/σσιτος que significa comida y “TOPÍA” de Topos/τόπος que significa lugar. “Lugar de comida”, nace como una propuesta para reflexionar el diseño urbano, a partir del desarrollo experimental de un modelo integral de Hábitat y Producción hidropónica en el área periurbana. Como objetivo, busca abordar la vivienda social rural urbana aprovechando las bondades que tiene el territorio, las capacidades y mecanismo de organización y producción que se dan en la zona. Repensar un sistema rural-urbano, RURBANO, que permita articular las oportunidades de la ciudad con la esencia rural agro productiva. Un hábitat productivo.
Los 4 elementos componentes claves para el abordaje del hábitat productivo, son:
1-TERRITORIO / Plan maestro;
2- COMUNIDAD / Equipamiento colectivo;
3- ESPACIO PÚBLICO / Equipamiento rurbano;
4- TIPOLOGIAS /Domestico productivo.
Estos elementos componentes entienden al ser humano como ser social que se potencia en comunidad y plantean, como modo de organización y gestión, el cooperativismo. Así, a modo de ensayo, se plantea su desarrollo en la hipótesis de una cooperativa de producción de hortalizas ubicada en el municipio de Apóstoles.
TERRITORIO / Plan maestro
Sitopia se convierte en un interludio urbano que viene a ser las pieza entre dos partes: la rural y la urbana, que busca densificar no solo con viviendas, sino con un modelo agroproductor que lo haga sostenible en el tiempo, es decir, un habitar productivo. En la implantación urbana encontramos un tejido abierto con distinguidos retiros, acompañados de una textura de grano fino, homogénea. La traza va a responder a la existente logrando conectar dos áreas vecinales con un criterio de prioridad a lo peatonal como lugar de encuentro de la comunidad. Todo esto conforma un sistema de espacios públicos jerarquizados con distintas formalizaciones que permiten estructurar el área donde se construyen las viviendas y el área para el vivero colectivo. Esta supermanzana rurbana conformada por todo el terreno, va estar regida por distintos sistemas: sistema productivo, sistema espacial, sistema residencial y el sistema vial con sus jerarquías, primaria, secundaria, secundaria interna, bici senda y peatonal. Éste último prevalece la accesibilidad desde la dimensiones a lo ancho hasta las pendientes pensadas para las sillas de ruedas y las texturas con baldosas podotáctiles para las personas con disminución visual.
COMUNIDAD / Equipamiento Colectivo
El sistema se basa en la cooperación y el intercambio, en la construcción de lo común, la cooperativa se encarga de producir hortalizas bajo cubierta a través de la técnica hidropónica. El producto posee etapas de cultivo: el primer momento se realiza en el vivero colectivo, con el fin de proveer los plantines a quienes se asocien a la cooperativa, para continuar con el proceso en los viveros familiares ubicados en cada lote privado. Terminada dicha etapa, se cosecha para introducir el producto final en la venta directa realizada en el SUM del vivero colectivo, a partir de la feria franca del plan maestro. A su vez, se propone un food truck que brinda un servicio más a la feria, a través de la venta de comida saludable elaboradas con los productos de los viveros.
Si la producción sobrepasa la demanda se puede introducir en el mercado interno, ya sea a las verdulerías o a los supermercados. Y si existiera mayor producción aún, se podría ofrecer al mercado externo.
El SUM, dispone de lugar para capacitar en el marco de la técnica hidropónica, a los estudiantes de las escuelas, a los socios y a los productores de la zona. Entre semana se aprovecha para llevar a cabo reuniones entre productores, con el fin de generar un vínculo entre todos y fomentar la unión.
En la búsqueda de conquistar al productor joven y emancipar al productor mayor, la técnica de hidroponía permite introducirnos en la agricultura 4.0 que viene llevando adelante la educación de la provincia a través de las EFA, para llevar el control del producto a través de sensores que emiten información a una aplicación en el celular.
ESPACIO PÚBLICO / Equipamiento rurbano
La plaza refleja el corazón de sitopia, inspirada en los canteros de las huertas. Busca cultivar relaciones a través de la selección paisajística de la flora, que den color, textura y aroma, para generar áreas de sombras, lugares de encuentro, poder tener mayores espacios para caminar, para que la comunidad descubra un espacio de articulación y de convivencia en distintos puntos. Cada cantero cumple su rol dentro de la composición final, entre ellos está el cantero lúdico infantil, conformado por un juego cuya forma es el módulo del vivero característico de todo el master plan, el cantero lúdico, conformado por mesas de ping pong, y el cantero comedor, representado por mesas familiares que buscan fortalecer el vínculo y dar soporte a la comunidad. Todos poseen una vegetación ubicada y seleccionada estratégicamente, con el fin de dar sombra según la función de cada cantero.
4-TIPOLOGÍAS / Domestico productivo
El cambio de paradigma en la vivienda social rurbana, debería devenir del cambio de la ecuación económica basada en la reducción de metros cuadrados y ahorro de materiales, por el basado en generación de recursos a largo plazo. Dicha sustitución de la ecuación no solo nos permite pensar en otras modalidades de generar proyectos, sino también en incorporar una dimensión social real en todos sus términos.
Las tipologías para este ensayo son el resultado de una búsqueda de identidad formal asociada a los viveros rurales, las casas de campo y a las naves industriales de la zona con una fuerte tendencia al techo a dos aguas con partido lineal, pero no en una clave antigua sino en una clave contemporánea.
La lógica estructural va abordar la industrialización de la vivienda de madera desde el punto de vista técnico, estructurándose por medio de módulos. El módulo interpreta la relación espacial óptima para una vivienda mínima con proyección a futuro, para lograrlo, entiende que existen nuevos modos de habitar y piensa en la libertad del sujeto, en su diversidad y en la capacidad de adaptación.
Cada módulo va estar adaptado a una función, cumpliendo un rol, dando la posibilidad al usuario a elegir la tipología adecuada a sus necesidades pudiendo optar entre las de carácter urbano, para lotes más compactos, y para los agroproductores, la tipología de carácter rural conjuntamente con el vivero familiar. Todas las tipologías se asientan elevadas del suelo, sobre bases independientes de hormigón armados elaborado in situ, que nivelan a la topografía accidentada permitiendo el escurrimiento libre de las aguas. Bioclimáticamente hablando, para el desarrollo de las viviendas, se tuvo en cuenta las estrategias cualitativas y cuantitativas de diseño. Las cualitativas adoptadas devienen de las orientaciones de ventilación cruzada S-E / N-O, desde la refrigeración efecto chimenea, la vivienda elevada del suelo, fachadas y cubiertas ventiladas gracias a los paneles permeables y grandes ventanales protegidos por pérgola. Las cuantitativa tiene relación con el cálculo de transmitancia térmica K, el cual gracias a la técnica constructiva y al material adoptado para las aislaciones, se obtuvo un etiquetado energético de edificio A, dando un bienestar a los usuarios con un mínimo de consumo de energía.
En la gestión de energía se adoptó el uso de paneles fotovoltaicos conectados a medidores bidireccionales sin depender de las baterías, y de termotanques solares, ambos orientados al Norte. A su vez, la gestión de agua para riego, se da por medio de captación de agua de lluvia en cisterna.
Para concluir, este ensayo experimental es una provocación para repensar la construcción de la vivienda pública de carácter social rurbana, a partir de la estructural de las capacidades de organización propias de la comunidad rural.
No se trata de una vivienda netamente urbana, ni netamente rural, sino de una vivienda RURUBANA. Es un sistema integral de rurbanización que se propone al borde de la ciudad, y se nutre de las virtudes, tanto del campo como de la ciudad, para darle forma.
Colaborador: Lucas Fulquet
Diseñador Vehicular – Universidad Tecnológica Nacional U.T.N.
Arquitecto – Universidad Católica de Santa fe U.C.S.F