El Tribunal Penal 1 de esta ciudad condenó a prisión perpetua al mayor de los acusados por el crimen de Ángel “Marreco” Márquez (59), quien fue masacrado de 47 puntazos y en ocasión de robo de dinero y armas. El hecho fue perpetrado en la chacra que cuidaba la víctima, ubicada en Colonia Itatí (Bernardo de Irigoyen), el 28 de julio de 2017.
El fallo fue en sintonía con el pedido del fiscal del Tribunal Penal 1, Federico Rodríguez, quien había solicitado la pena máxima.
El imputado Luis Da Silva Zanella (22), fue hallado penalmente responsable del delito de “homicidio calificado por haberse cometido con el concurso premeditado de dos o más personas en calidad de coautor”, según la lectura de la condena.
La “responsablidad penal” y con la misma acusación recayó sobre Rogerio Da Silva Vargas (20), quien ahora deberá aguardar que el Juzgado Correccional y de Menores de Eldorado tome disposición de la pena., teniendo en cuenta la edad que tenía al momento del crimen.
El cuerpo judicial estuvo conformado por Atilio León, Lyda Inés Gallardo y Eduardo Javier Jourdan.
Durante el debate quedó acreditado que el crimen fue perpetrado entre las 19 y las 22 del viernes 28 de julio de 2017, entre los dos imputados y un cómplice que no pudo ser hallado. Todos de nacionalidad brasileña.
Los ahora condenados fueron detenidos a doce horas del hallazgo del cadáver, que estaba tendido boca arriba en el acceso a la vivienda de madera donde residía.
La autopsia estableció que murió por “shock hipovolémico”, es decir desangrado por las múltiples lesiones punzo cortantes que sufrió.
El día del hecho, alrededor de las 15, ambos implicados estuvieron bebiendo caipiriña y fumando alguna sustancia que, según testigos, era alucinógena.
Allí estuvieron haciendo preguntas a un lugareño respecto a si el cuidador, al que conocían en la zona como “Marreco” (Márquez) tenía “armas y dinero”.
Más adelante, a eso de las 22, el mayor de los imputados le pidió a su hermano menor que le esconda una “faca y un machete”, amenazándolo de muerte si hablaba, como surgió en la investigación y durante el juicio a través de testimonios.
Los dos brasileños fueron capturados por la Policía cuando intentaban escapar hacia su país a través de la frontera seca. Pericias posteriores indicaron que el cuchillo tenía manchas de sangre que al ser cotejadas con las de la víctima arrojaron una coincidencia de un 99,99 por ciento.
El machete sólo presentaba salpicaduras. El lugar del crimen está situado a 20 kilómetros de la zona urbana de Bernardo de Irigoyen. Queda sobre la ruta provincial 18.