
Abrió la puerta de su casa y las sonrisas y argumentos de los jóvenes que se presentaron lo convencieron en pocos segundos para que colaborara por una causa noble, ayudar para adquirir insumos y distribuirlos en sectores humildes de esta ciudad.
La lucha contra la pandemia mundial de coronavirus fue parte de lo esbozado con la claridad suficiente. La víctima de 69 años se dio vuelta para buscar su billetera y se desató la violencia, por la espalda fue golpeado y reducido en pocos segundos, lo mismo le ocurrió a su esposa.
El dúo de delincuentes se tomó el tiempo necesario para obtener lo que fue a buscar, todos los ahorros de un matrimonio de la calle Barreyro al 600 a las 10 de la mañana de ayer.
De la amabilidad a la furia sin freno. Los maleantes borraron cualquier gesto de bondad, lo tranformaron en golpes y amenazas de muerte a punta de pistola.
Con cinta de embalaje ataron las manos de la esposa del dueño de la propiedad. Sobre la cabeza de la mujer de 63 años le apoyaron en caño del arma de fuego y ya no necesitaron más golpes y advertencias.
“Sabemos que tienen caja fuerte”, dijo uno de los atacantes y obtuvieron la respuesta deseada, quedarse con los ahorros del matrimonio y quitarles los celulares, además del aparato de telefonía fija, para que no pudieran reaccionar rápidamente y llamar a la policía.
La secuencia no fue breve, porque el hombre que abrió la puerta sufrió una tanda de golpes que incluyó los puños y puntapiés de ambos asaltantes.
La cobardía quedó marcada en que las víctimas ya habían quedado reducidas y habían señalado dónde podían hallar el dinero que vinieron a buscar. El monto del botín no trascendió, la familia pidió reserva.
Cuando las víctimas lograron quitarse la cinta plástica de las manos solicitaron ayuda y pudieron dar aviso a la Unidad Regional II. A las 12.05 una patrulla arribó a la vivienda y a medida que los uniformados asistían a los heridos, recogieron los primeros datos descriptivos de los asaltantes.
Uno de ellos de 1,80 metros de altura aproximada, cabello oscuro y llevaba puesta una chaquetilla blanca de profesional de la salud y su acento de voz era misionero. El cómplice, de diez centímetros menos de estatura, vestía pantalón de jean, remera oscura y campera con capucha, además de borceguíes de cuero y tonada “porteña” al hablar.
Con estos datos se iniciaron rápidamente labores de pesquisa en manos de la división Brigada de Investigaciones de la UR-II, mientras los peritos de Criminalística de la misma jurisdicción relevaron rastros y probables improntas de huellas digitales en el inmueble.
La pareja en tanto, acompañada ya por sus familiares, fue llevada al hospital SAMIC local para las curaciones y estudios pertinentes.
Se montaron varios operativos detrás de los sospechosos y todas las actuaciones son comunicadas al juez de Instrucción de turno, Horacio Alarcón.