
Nicolás Lodeiro Ocampo nació con una parálisis cerebral y es uno de los directores ejecutivos de la Red Yaguareté. Su condición física nunca fue un obstáculo para luchar contra la caza ilegal del Yaguareté y defender los ambientes en los que aún habitan. Sin embargo, sí fue un impedimento para que, unas vacaciones familiares atrás, no pudiera realizar una de las excursiones náuticas del Parque.
Sólo ahora, que pasaron algunos años del hecho, Nicolás se animó a hablar con PRIMERA EDICIÓN con el deseo de que “nadie más tenga que pasar por lo que yo pasé”.
“En noviembre del 2014 fui a las Cataratas del Iguazú con mis hijos: yo ya había ido varias veces con la Red, pero ellos no conocían. Como quería que tengan la experiencia completa, les propuse hacer una de las excursiones que yo ya había hecho y me había parecido buenísima”, relató.
Sin embargo, “cuando fuimos a sacar los tickets del paseo en lancha, en la boletería me dijeron que por mi condición física no podía subirme”, contó y siguió: “le dije que ya lo había hecho y que me podía hacer los chequeos físicos que hicieran falta pero me dijeron que no había nadie y que por normas de la empresa, no me iban a dejar subir. Entonces les propuse firmar un documento en donde yo me hiciera responsable si me llegaba a pasar algo, pero ni así me dejaron”.
Luego de algunos minutos de una acalorada discusión, Nicolás pidió hablar con el encargado de la excursión quien ratificó la decisión, justificando que “si la lancha volcaba, yo no iba a poder agarrar de ninguna piedra”, recordó y agregó que “medio entre risas y bronca le respondí que las personas que estaban subiendo, que eran bastante mayores, se iban a morir antes que yo si la lancha volcaba”.
“Me hicieron pasar por un camino de piedras a propósito”
Ante esta situación, “fuimos hasta la oficina del guardaparques para explicar la situación y en ese momento me di cuenta de que a propósito me estaban llevando por un camino de piedras, como para ver cómo me movía, fue una situación horrible”, se lamentó.
En la oficina, “conté lo sucedido, pero la guardaparques me dijo que mis hijos podían subirse, pero yo no. Ese día, y para no seguir empeorando la situación, dejé que mis hijos disfrutaran la excursión y yo me quedé esperándolos”.
Con una sensación amarga, al día siguiente “fui a hacer mi descargo a la intendencia del Parque pero ante la falta de respuestas, decidí hacer la denuncia en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo” (INADI).
Dictamen favorable
Después de muchas idas y vueltas, en el 2016 salió finalmente el dictamen favorable del INADI donde se confirmó que efectivamente hubo un acto de discriminación hacia Nicolás por parte de la empresa.
Sin embargo, “la denuncia no sirvió para nada. Desde el INADI me dijeron que el dictamen sólo era informe técnico que servía para determinar si las acciones encuadraban como medida discriminatoria, pero nada más. Se hacían algunas recomendaciones a la empresa, pero no tenían carácter obligatorio”, contó.
En este sentido, según el dictamen se recomendaba a la empresa “revisar las restricciones de embarque de sus paseos, a fin de analizar la razonabilidad de cada una de ellas y evitar así la reiteración de conductas como la mencionada. Exhorto a que analice cada caso a los fines de determinar si una característica física que se observa al caminar y/o cualquier otra particularidad afecta de manera tal al pasajero que le impida reaccionar ante un hecho imprevisto de la navegación de igual modo que lo haría una persona que no vive con una discapacidad y/o problemática de salud”.
Además, explicaba que la empresa “podrá valerse de los instrumentos legales que considere idóneos y pertinentes a los fines de limitar su responsabilidad (por ejemplo, firmando un formulario de exención de responsabilidad)”.
¿Por qué ahora?
Lo cierto es que, luego de años de reclamos y trámites burocráticos, Nicolás siente que todo su esfuerzo fue en vano y que, pese al reconocimiento del acto discriminatorio, todo sigue igual excepto los gratos recuerdos que solía tener del Parque Nacional Iguazú. Es por ello que decidió hacer pública su historia, para que no se sigan repitiendo estas actitudes de discriminación que se disfrazan de medidas de seguridad, en un Parque Nacional.
“Jamás me imaginé que me iba a pasar algo así, por eso había ido con mis hijos, porque quería compartir esa experiencia con ellos. No quiero que nadie tenga que pasar por lo que yo pasé, realmente fue una situación muy fea”, ratificó.
Finalmente, Nicolás contó que, por cuestiones de su trabajo en la Red, “en diciembre del año pasado estuve cerca de Iguazú y tuve una sensación extraña: tenía ganas de entrar al Parque y recorrer como siempre hacía, pero al mismo tiempo me entró ese sabor amargo de la última vez que estuve ahí y me acordé de la situación horrible que me hicieron pasar… reviví todo y ahora sólo me quedan recuerdos de tristeza y bronca”, concluyó.