Perfumado por el humo del horno ecológico, el barrio Sesquicentenario fue escenario para la séptima inauguración de esa herramienta de cocina, como parte de un proyecto de microcréditos para solventar la crisis desatada por la pandemia.
Se trata de un programa impulsado por la Comuna capitalina y Vicegobernación. Los beneficiados, la familia formada por Fabiana González y Luis Pinto, padres del pequeño Joaquin, vendían pan casero y por la fuerte caída de la actividad no podían ni siquiera pensar en tener acceso a un horno para mejorar la producción.
Gracias al ingenio y la solidaridad de un grupo de trabajadores del Vivero Municipal, consiguieron los materiales para conseguir la valiosa herramienta. “Este es el séptimo que estamos entregando y seguimos trabajando en diferentes barrios. Los acompañamos no sólo con un horno ecológico, sino con plantines para que puedan tener su huerta”, dijo el intendente capitalino, Leonardo Stelatto, en oportunidad de visitar a la familia para la “flamante”
inauguración. En la oportunidad, también recibieron mercaderías e insumos para preparar el pan sin tener que preocuparse por los gastos, al menos por un mes.
“Desde el municipio y vicegobernación estamos atendiendo las necesidades de la gente. Creemos que con esta herramienta se le permitirá a estas personas trabajar y conseguir su sustento”, indicó el intendente Stelatto.
A su par, el vicegobernador, Carlos Arce, quien momentos antes de hablar con los medios dialogó con la familia y además les compró dos variedades de pan ( tradicional y con “chicharrón”) comentó: “Son familias que se quedaron atrapadas por la crisis que desató la pandemia y que como todos sabemos paralizó las actividades económicas, sobre todo la venta ambulante y las microempresas familiares”.
“Logramos con el gobernador (Oscar Herrera Ahuad) una acción que va directamente destinada a la población más afectada y Luis y Fabiana son un ejemplo”, sostuvo.
Visiblemente contenta y emocionada por la visita del jefe comunal y el vicegobernador, Fabiana relató cómo se las arreglaba antes del microcrédito y cuáles son sus expectativas a partir de ahora.
“Los recursos con los cuáles contaba me servían para hacer pan casero salado pero con la ayuda recibida a partir del microemprendimiento voy a poder innovar, producir otros alimentos”, aseguró.
Anteriormente, con un horno eléctrico y la cocina a gas podía alcanzar una producción máxima de 30 hogazas de pan por día. Según una proyección personal, a partir de ahora podrá duplicar o hasta triplicar. “No me alcanzaba para comprarle el pañal ni la leche. Con el pan tengo una ganancia y me permite una independencia”, contó feliz Fabiana.