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Agustín, el joven oriundo de Buenos Aires, que se había convertido en el “Chipero Vip”, por su particular estilo al vender chipa, dejó las ventas ambulantes para dirigir su propio negocio. “Buda Gourmet se llama mi marca, aunque en realidad todavía todos la conocen como “la chipa del polaquito”, contó el joven a PRIMERA EDICIÓN.
Agustín solía trabajar en una fábrica de chipas, pero “ fui avanzando y sumando gente”, dijo y, casi sin darse cuenta “yo organizaba a todo el grupo de chicos”. Pese a que las ventas aumentaban, lo cierto es que el espacio de la fábrica cada vez se reducía más. “Cuando el lugar empezó a ser insuficiente para todos nosotros, el dueño de la fábrica me propuse hacerme cargo de la producción mayorista”, dijo y agregó que “se podría decir que fue como una especie de ascenso”.
“Al comienzo para mí era una locura porque yo sé mucho de la venta en la calle, me encanta el contacto con la gente, hacer chistes, parar a cualquiera para que compren… pero de dirigir una producción no sé nada. De la puerta para afuera yo me manejo re bien: sé cómo vender, qué decir y a qué lugares ir, pero de la puerta para adentro era un mundo nuevo… no sabía ni cocinar”, narró.
En menos de un mes, cerró
Sin embargo, su curiosidad y ambición pudieron más y Agustín aceptó la oferta: “Le metí mucho esfuerzo y día a día ahorraba para gastar lo menos posible en pos de este nuevo proyecto”.
Al “chipero vip”, se le sumaron los chicos que solían vender con él y dos de los cocineros de la fábrica anterior. En cuanto a la receta y la maquinaria, “son propiedad del dueño de la fábrica donde trabajaba antes, él me las alquila y le doy un porcentaje de la venta por la receta que uso”, explicó.
Y así fue como, después de un año de trabajo y ahorro, la chipería abrió sus puertas, aunque no por mucho tiempo. “El 10 de febrero, para mi cumpleaños, abrí el negocio. Y el 20 de marzo me dijeron que tenía que cerrar por la cuarentena. Para mí fue muy loco y triste”.
Lo que ocurrió fue que muchos de los vendedores, “como no se podía salir a vender, se la rebuscaron por otro lado y ya no venden más con nosotros”, se lamentó aunque agregó que así como algunos se fueron, otros también llegaron: “También hubo gente que, para ganar un poco más de plata, se contactaron conmigo y tenemos muchos nuevos vendedores ambulantes que comenzaron a raíz de la pandemia”. De hecho, “yo mismo salía a vender a mis clientes fijos para rebuscármela”, contó.
Y al igual que él, sus compañeros siguieron vendiendo, sin recorrer las calles, pero con canasto en mano y sus clientes fijos que, por mensajes de Whatsapp, hacían sus pedidos.
Re-apertura
Afortunadamente, la fábrica pudo volver a abrir sus puertas, aunque todavía “la situación está difícil”.
Y es que “con la cuarentena quedaron muchas deudas pendientes y recién ahora pudimos volver a arrancar”, señaló y agregó que “hoy estamos un poco mejor, pero cuando recién volvimos a arrancar, vendíamos un 20% de lo que vendíamos en febrero… Ahora por suerte vamos aumentando las ventas de a poquito aunque seguimos en el 50%”.
Sin embargo, Agustín es optimista: “Estamos aprendiendo todos juntos… Es un mundo nuevo y me encanta, la cocina te abre muchas más oportunidades. Tengo muchas ideas que todavía no pude implementar y un montón de proyectos que hasta ahora quedaron en el aire y que van a tener que esperar”, concluyó.
50 años de experiencia
Juana vende chipas hace 50 años. “Empecé a los siete años, lo mío es el trabajo independiente”, contó. Además, “la venta ambulante me da la plata día a día… por más que esté fea la situación sé que algo de plata voy a tener para poder manejarme”, dijo.
En menos de tres horas, Juana logró vaciar su canasta y volvió a la fábrica por más. Para ella, el secreto de su éxito en la venta es la amabilidad ante todo: “Yo siempre dije que la presencia y el buen humor son fundamentales. Hay que saber separar y dejar los problemas de la casa, en la casa; y los problemas de la calle, en la calle. La gente últimamente anda muy agresiva y muy nerviosa, y creo que a mí me compran por eso: siempre soy positiva, le pongo la mejor onda y voy confiada de que voy a vender. La semana pasada salí a vender hasta con granizo, y vendí todo”, aseguró.