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Entre los proyectos de inmunización contra el COVID-19, Argentina comenzó a aplicar las primeras dosis de una vacuna experimental ideada desde las compañías farmacéuticas Pfizer y BioNTech, cuya experiencia es realizada en forma conjunta entre Brasil y Estados Unidos. Entre todos los voluntarios argentinos se encuentra el misionero Eugenio Albrecht quien recibió la inoculación en el Hospital Militar Central en Buenos Aires, lugar donde reside actualmente junto a su familia.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN el comunicador audiovisual Eugenio Albrecht comentó acerca de esta vacuna experimental que “es la primera dosis la que me aplicaron el sábado y la segunda será en unos 21 días. Todavía tienen que darme un turno para el siguiente procedimiento en el centro de salud. La aplicación fue el Hospital Militar y fue un proceso largo porque se trata de una experiencia clínica inédita en el país. Antes de aplicar la dosis, primero se tiene una charla muy larga con un médico de referencia que te asignan, donde estuve casi dos horas. Ahí me explicó a fondo la experiencia, cuáles son los puntos a tener en cuenta y qué podría llegar a pasar. Hay que recordar que es la última etapa antes de la aprobación y que la vacuna sea efectiva para el uso de todos.”.
Durante la entrevista, remarcó que “el médico tenía un nivel profesional muy alto y te saca todas las dudas que pueden llegar a tenerse. En ese momento se notó un compromiso ético que pareciera de primer mundo y me llena de orgullo que tengamos en el país científicos de tanto nivel. Además, más allá de mi trabajo como comunicador, esta experiencia la asumo desde mi compromiso humano y de fe”.
La aplicación y sus posibles efectos secundarios
Albrecht explicó que “en realidad es una vacuna muy sencilla pero todo esto está envuelto en mucho prejuicio y miedo. Al menos lo sentí así durante el diálogo y el procedimiento”. En cuanto a los efectos secundarios, añadió que “tienen que ver con los típicos de cualquier vacuna: se puede experimentar algo de fiebre, dolor muscular, molestias en las articulaciones y la nuca; pueden darse también reacciones alérgicas en la zona de aplicación o en todo el cuerpo. Son todos efectos probables que hasta el momento no tuve ninguno”.
Sobre el procedimiento de inmunización, detalló que “es una vacuna típica aplicada en el brazo y la aguja era más pequeña que la usada para la gripe. Creo que de todas las vacunas que me hice en mi vida fue la que menos sentí en el momento de la aplicación. Realmente no es nada para asustarse”.
En tanto, el voluntario misionero indicó que de ahora en más “el seguimiento se da a través de un teléfono celular que me dieron donde hay una aplicación donde tengo que cargar el diario de vacunación durante la primera semana y todos los días. Tengo que consignar cómo me encuentro, si tuve algún tipo de síntoma, si tengo fiebre, presento cansancio. Pasada esa primera semana, los datos se cargan una vez por semana. Además, tengo una tarjeta de emergencia y si ante cualquier cosa tuviera algún tipo de síntoma puedo comunicarme para evaluar mi estado o pedir el traslado para atención”.
Por otra parte, aclaró que “en el acuerdo firmado está claro que si la persona en algún momento de la experiencia quiere abandonarla puede hacerlo porque no es obligatorio. Por mi parte me parece una experiencia espectacular en el sentido de la seriedad y compromiso hacia los voluntarios, además del altísimo nivel de los profesionales a cargo”.
El procedimiento en Argentina
Eugenio Albrecht contó también que “mi esposa se anotó como voluntaria pero no la llamaron hasta el momento. En realidad los cupos están cubiertos y según sé no llegamos a las 5 mil personas las que participamos de la experiencia en el país. En todo el mundo va a ser un total de 30 mil”.
En Argentina, explicó que “muchas personas quedaron afuera y están atentas a ser suplentes de los participantes. En la gente que participa de la experiencia se nota la buena onda, la alegría y un gran compromiso. Es algo hermoso”.
Desde el punto de vista médico, aseguró que según lo explicado en la entrevista clínica “la observación continuará para ver cómo reaccionan los anticuerpos por alrededor de dos años, porque son alrededor de 26 semanas. Lo que importa es ver su evolución con el tiempo, más allá de culminar la fase tres y aprobarse la vacuna”.