Finaliza la hora de Yoga, salimos de la relajación, disfrutamos nuestra sensación de total bienestar, nos sentamos para compartir la breve lectura habitual y abrimos el pequeño libro donde el Dr. Deepak Chopra nos prescribe las siete claves de su receta de la felicidad, precisamente en la séptima clave.
Entonces decidimos repasar los objetivos de las claves anteriores: la primera nos recomienda tomar conciencia de nuestro cuerpo, la segunda descubrir la verdadera autoestima, la tercera desintoxicar nuestra vida, la cuarta renunciar a tener la razón, la quinta concentrarnos en el presente, la sexta observar el mundo en nosotros y ahora la séptima. Nos pide vivir para la iluminación. ¡Uuuh! ¿Queríamos luz? ¡Sí pero, esto es muy elevado!
Como si nos estuviera comprendiendo en este momento, el autor comienza el capítulo sintetizándolo de este modo: Buscar la iluminación es buscar nuestro ser verdadero. La iluminación es el estado más atento de la existencia y también el más natural, pues de él provenimos.
Es nuestro hogar. Es un lugar de profundo amor, tranquilidad y alegría. Al regresar a él nos percibiremos en unidad con el Creador. En ese momento comprenderemos que nuestro anhelo de felicidad era sólo el principio. Nuestro deseo más profundo era la libertad de la trascendencia que resulta del completo despertar.
A propósito, en la nota anterior recordábamos los ocho pasos de los Yoga Sutras para acceder a la autorrealización o iluminación. Ahora leemos estas palabras del Dr. Chopra: “Sentirse realizado significa ir más allá de las experiencias cotidianas.
Íntimamente los seres humanos siempre hemos anhelado el éxtasis, un sentimiento de euforia, alegría, tranquilidad y amor. La adicción a las drogas y el alcohol demuestra la inanición y el deseo de nuestra sociedad de alcanzar el éxtasis verdadero.”
Observemos que la felicidad cotidiana nos da una probadita y puede ser el comienzo de la búsqueda de una satisfacción más elevada. Además, muchas personas han experimentado ocasionalmente la felicidad más intensa, conocida como experiencia cumbre, en un instante íntimo con la naturaleza, el amor o la música, que se siente como si se hubiera revelado una realidad más grande, más libre, más expansiva.
Pero adquirir un estado de conciencia más elevado para regresar a casa requiere seguir un sendero hacia la transformación, como veremos en la próxima nota. Namasté.