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Un adolescente fue asesinado de un disparo en la cara, indefenso en el suelo, durante la madrugada del sábado 24 de junio de 2019 en plena calle lateral de la Escuela de Comercio 10 de Santa Ana. Se cumple un año de la ejecución del estudiante Víctor Fernando Márquez Dos Santos y sus familiares, amigos y vecinos continúan conmocionados, el pueblo sigue sumergido en la desazón de que un menor de edad muera de un presunto balazo policial, de una pistola calibre nueve milímetros que portaba quien debe protegerlos.
“A un año del crimen de Víctor estamos como podemos, consternados, con miedo por un lado y confianza en el juez (de Instrucción 2, Juan Manuel Monte) que va a elevar a juicio oral la causa y que los tres policías van a ser juzgados y condenados”, manifestó a PRIMERA EDICIÓN Eliana Dos Santos, una de las dos hermanas de Víctor y quien desde el día de la muerte del menor no cesó en su reclamo de no impunidad y castigo para los culpables.
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“Nunca vamos a poder cerrar la herida, aceptar lo que pasó, no podemos salir a la calle y encontrarnos que dos de los tres policías involucrados están libres y los tenemos que ver, cruzar por el pueblo, es muy duro compartir cualquier lugar si están ellos”.
Eliana amplió: “Sentimos el apoyo de los vecinos, eso es innegable, además mantenemos contacto y diálogo con familiares de otras víctimas de casos similares e intentamos conformar una comisión para luchar con más fuerza”.
“Lo que no podemos entender, comprender o encontrar explicación, es por qué le dan armas a personas como las que mataron a Víctor. Por qué las autoridades nombran policías a este tipo de gente, dónde está la capacitación que deberían exigirles. Es tanto el dolor que uno termina creyendo que los designan por acomodo, por contactos directos”.
Durante la madrugada del viernes 7 de agosto y en el centro de Córdoba, capital, Blas Valentino Correas murió por una herida de bala en la espalda disparada por policías que participaban de un control de seguridad montado por la pandemia mundial de COVID-19.
Correas tenía 16 años y para Eliana Dos Santos ver la imagen del joven asesinado en la televisión y en medios digitales fue “revivir el drama de Víctor. Si no paran de matar la sensación ya se transforma en impotencia. No se dan cuenta que una vida perdida así, un pibe menos, es una familia completa destrozada para siempre. Toca, pega fuerte, conmueve (…) Porque los que deben cuidarte te matan, es una locura”.
“Todavía no sabemos por qué lo mataron a Víctor, o qué pensaron para atacarlo así. De todas maneras nada justifica la muerte de nadie, menos la de un chico inocente”.
“Durante un año me pasé apagando la tele cada vez que vi un caso más como el de Víctor”, aseguró Eliana y adelantó que hoy no habrá ninguna marcha o acto recordatorio por las calles de Santa Ana. “Voy a ir con mi hermana Cintia y el resto de mis familiares a poner una cruz de madera frente al lugar donde mataron a Víctor. Por la pandemia de COVID no podemos hacer mucho más. Si ocurre algo será espontáneo de la gente del pueblo”.
Múltiples hipótesis se dispersaron alrededor del homicidio de Víctor Dos Santos. Una de ellas vincula la posibilidad que haya visto algún tipo de maniobra delictiva o comprometedora previa de la patrulla de guardia durante esa madrugada y que por tal motivo lo buscaron y persiguieron hasta hallarlo y acabar con su vida. Ocurrió entre las 3.10 y 3.40 del sábado 24 de agosto. El menor fue ejecutado a quince cuadras de su casa.
Doce meses después, tres acusados
Un oficial ayudante que estaba a cargo de la patrulla de la comisaría de Santa Ana (calle Bonpland) continúa detenido como presunto autor del “homicidio agravado”. Dos suboficiales están imputados en la causa pero recuperaron la libertad supeditada.
Un agente, también de guardia durante la noche del viernes 23 y madrugada del sábado 24 de agosto de 2019 fue quien rompió el silencio y el caso avanzó sobre los principales sospechosos. Las pericias balísticas confirmaron que el arma utilizada corresponde al oficial acusado.
Por el hecho fue desplazada toda la plana de autoridades de la Unidad Regional XIII (San Ignacio) y hubo recambio de jefes en la comisaría de Santa Ana.