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La Fundación Tupá Rendá administra dos hogares para niños en Posadas y una guardería, que durante la pandemia permanece cerrada. Más allá de los desafíos en el cuidado de los chicos, una de sus principales preocupaciones está en qué sucede cuando éstos llegan a la mayoría de edad. Gracias al aporte voluntario han logrado que uno de los jóvenes consiga una beca para estudiar y un lugar donde vivir luego de egresar del hogar, pero quedan otros que aún esperan insertarse a la sociedad.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la presidente de la Fundación, Eusebia “Neni” Valdéz, contó que en Tupá Rendá “son dos los hogares y quedaron ahora 19 chicos, 11 niñas y 8 niños. Tuvimos la buena noticia de que uno de los chicos más grandes, que tiene 20 años, luego de egresar coordinamos para que vaya a una pensión de estudiantes. Está estudiando una tecnicatura para preparador físico para desempeñarse en los gimnasios, gracias a una beca en el Instituto Montoya. Esto se logró gracias a una sociedad con varias personas adultas para apuntalarlo y que puede seguir estudiando al ser mayor de edad”.
Sobre este caso detalló que “este chico estaba con nosotros desde el segundo año de secundaria y en Posadas no tiene a nadie más. Estaba en un hogar justamente al no contar con una familia que lo contenga. Fue el Hogar de Día de Iguazú el que, en su momento, se contactó con nosotros por su caso. Al pertenecer al club de fútbol y como su situación familiar era poco favorable, agarramos el desafío de contenerlo. La prioridad siempre fue que pueda continuar sus estudios, como lo hace actualmente. Ahora está en una pensión para estudiantes en una casa de familia. Es el ambiente que buscábamos, ya que comparte con otros chicos que vienen el interior de la provincia”.
Valdéz remarcó que como institución a cargo del cuidado de niños “el egreso de los chicos es un tema a resolver por la sociedad y también para el Estado. Es un problema porque no queremos que todo el trabajo realizado se vaya por la borda si se los larga con una mano atrás y otra adelante. En ese sentido, tratamos de no largar los chicos en la nada, sino que cuenten con herramientas para defenderse y que puedan formarse en lo que deseen”.
Entre otros casos preocupantes, indicó que “tenemos dos chicas en quinto año en el Instituto Estrada como becadas. La más grande tiene 18 años y la otra también cumple esa edad en febrero, ambas tienen interés de seguir estudiando. De momento estamos preparando todo para su despegue el año próximo. Después tenemos otro chico en la EPET 2 que también quiere seguir estudiando. Así que el próximo año nos esperan estos tres grandes desafíos y creemos que Dios proveerá”.
Durante el período de Emergencia Sanitaria, el día a día en los hogares a cargo de la Fundación “resultó todo un desafío pero gracias a Dios hay profesionales que desde su voluntariado y servicios nos acompañan. Los chicos tienen su pediatra de cabecera que en estos tiempos nos manejamos con las consultas online y en casos extremos venía al hogar o nos trasladábamos al hospital. Lo puntual era evitar cualquier foco de contagio dentro de los hogares, con cuidados extremos”, remarcó “Neni” Vádez.
En cuanto a situaciones vividas, recordó que “durante la cuarentena tuvimos el ingreso de una nena que por la noche empezó a levantar temperatura y convulsionó. Se activó el protocolo con todo lo que eso significa, pero por suerte dio negativo para COVID-19. En ese momento el vicegobernador (Carlos Arce) nos ayudó a gestionar un neurólogo porque en su historial médico descubrimos varias situaciones de convulsiones. Gracias a la predisposición de los profesionales cubrimos cada situación que se presentó”.
Asimismo, señaló que “después de tanto tiempo, el encierro es algo que perjudica la convivencia. En la provincia también estuvo la prohibición de las reuniones familiares, por lo cual los chicos tuvieron que compartir sólo entre ellos. Por suerte el hogar de niñas tiene un espacio verde para gastar un poco las energías. En tanto que continuar la educación hoy requiere de Internet y utilizar plataformas como Zoom, es un desafío para todos”.
En materia de asistencia, la presidenta de la Fundación Tupá Rendá precisó que “el mayor desafío es mantener la barrera sanitaria. A través del Sistema de Salud Provincial conseguimos vacunarlos a todos con la antigripal y antimeningococo. Ahora también los chicos están tomando vitamina C para reforzar todas sus defensas. Por otra parte, la sociedad siempre nos ayuda. Durante la pandemia contamos con asistencia del Ministerio de Desarrollo Social con unos vales que nos proveen de carnes y verduras. Después desde Defensoría también se hicieron presentes y además cobramos el subsidio de Nación con un año de atraso, estamos en la cuota de julio del 2019, pero al menos es algo regular. También tenemos los colaboradores que brindan su aporte, ya sea en tiempo o dinero, para cubrir todas las necesidades”.
Respecto a las medidas tomadas, aclaró que “la guardería se encuentra cerrada desde que inició el aislamiento sanitario y la emergencia. Estamos a puertas cerradas para los colaboradores, es decir, que no ingresa nadie salvo quienes están al cuidado de los chicos. También hemos tomado medidas con el traslado de los guardas, que se hace de manera particular para no utilizar el transporte público. Además se educó a los chicos en los distintos protocolos para mantener el cuidado. El desafío más grande es mantenerlos encerrados durante tanto tiempo”.