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Martes 12 de diciembre de 2017. El posadeño Matías Adrián Núñez (19) responde sin dudarlo. Esa fecha lo cambió todo. Marcó un antes y un después. Ese día, los coordinadores de las inferiores de Racing Club de Avellaneda lo llamaron para confirmarle que querían contar con él, que estaban dispuestos a apostar por su fútbol.
Más de dos años y medio pasaron desde entonces. Y Matías respondió a la confianza que le dieron en el club. Hoy entrena junto a la Primera de La Academia y, mientras aguarda por el debut, sueña con estar en la lista de la Copa Libertadores, en el regreso pospandemia de la pelota. El fútbol volvió a mostrar una vez más su faceta más poderosa: la de transformar realidades.
“Trato de vivir el día a día, porque sé que esto no va a pasar dos veces. Todavía no caigo en dónde estoy parado. Estoy viviendo el sueño de todo jugador, de todo chico del interior”, asegura Mati desde Buenos Aires a este suple.
Se le nota la emoción en la voz: no se olvida de la canchita del barrio, de los amigos de la cuadra, de la familia. “Una parte mía siempre va a estar en Parque Adám”, asegura.
En diálogo con EL DEPORTIVO, Núñez contó cómo llegó a Avellanada tras un camino plagado de espinas y cómo es su realidad ahora en el plantel profesional de Racing, bajo las órdenes del entrenador Sebastián Beccacece. El sacrificio dio sus frutos para el volante misionero.
Mati, ¿cómo arrancaste con la pelota?
Empecé cuando tenía 12 años, en Crucero del Norte. Arranqué de enganche y estuve unos meses.
Yo soy de Parque Adám y todos los días tenía que ir hasta la cancha de Atlético Posadas, donde entrenábamos, entonces por el tema de la distancia y el colegio, tuve que dejar.
Al tiempo me fui a probar a Guaraní y también quedé, pero no me pude fichar por un tema de papeles. En su momento me puse muy triste, pero hoy con el tiempo lo veo como algo positivo. Estuve así hasta noviembre de 2017…
¿Y cómo llegaste a Racing?
Siempre tuve el apoyo de un amigo, Eze Da Silva, que me había llevado a las pruebas acá. Y cuando pasó todo eso, entre mi viejo César y él hicimos un esfuerzo y pude viajar a Buenos Aires. Fuimos allá con un primo y alquilamos un lugarcito, un cuartito en La Plata.
Era un lugar lejos de todo. Y el señor que nos alquilaba en teoría nos iba a llevar a las pruebas. Pasamos momentos muy feos, nos trataban mal, era todo un quilombo, hasta que un día tuvimos que irnos.
Todos esos son sacrificios que no se ven, pero que uno hace por este sueño. Ahí teníamos que ir a probar a Boca, pero tampoco salió eso. Cuando fuimos a Racing, ya no estaban buscando jugadores de mi categoría, pero hablamos con un señor y me consiguieron una prueba al día siguiente…
¿Y cómo te fue?
Me fue muy bien. Ese día me felicitaron y me dijeron que siga yendo. Fui un lunes, después un viernes. Y así. Hicimos fútbol y me fue bien. Yo tenía edad de Sexta y me probaron en la Cuarta. Estuve un mes a prueba en la pensión de Racing, hasta que en diciembre quedé oficialmente.
¿Recordás la fecha exacta? ¿Cómo fue ese día?
Sí, no me voy a olvidar nunca. Fue el 12 de diciembre de 2017. Fue una felicidad enorme. Es el sueño de todo chico. Se me caían las lágrimas, porque recordaba todo el esfuerzo que hizo mi viejo, que es carpintero. Todo costó el doble.
Ese día yo estaba en la pensión y me llamó el coordinador a la oficina, para decirme que querían contar conmigo, que querían apostar por mí. Fue una emoción muy grande. Esa noche casi no dormí. Y ahí empezó a mejorar todo, porque en la pensión nunca te falta nada.
¿Cómo son las inferiores en un club de Primera?
La mayoría de los chicos son de afuera y buscan lo que todos buscamos. Yo compartía habitación con varios chicos y, la verdad, existe una competencia sana. No es mentira, no es casete lo que te digo. Cuando uno es de afuera, sabés el sacrificio que hacés y por eso te apoyás en el otro. Ahí me hice amigos de Tucumán, de Chubut, de Río Negro, de todos lados.
¿Recordás el debut en Reserva?
Sí, fue en noviembre de 2018. El entrenador era Teté Quiróz, una leyenda del club. Y la posibilidad se dio porque los jugadores de la categoría habían viajado a un torneo en Brasil, entonces se hizo un selectivo entre los que jugábamos en Cuarta, Quinta y Sexta para jugar contra Talleres en Córdoba.
Yo entré los últimos 20 minutos. Perdimos 2-1, pero lo importante fue debutar y, sobre todo, en el estadio Mario Kempes. Una locura. Al principio me costó un poco, porque hay mucha diferencia en la intensidad de juego, pero te vas acostumbrando y tomando ritmo.
Y te fuiste ganando tu lugar…
Sí, en 2019 ya me citaron para hacer la pretemporada en Reserva. Y jugué los primeros cinco partidos de titular, contra Colón, Aldosivi, Atlético Tucumán, Tigre y Lanús.
Tuve algunos problemas familiares por los que tuve que volver a Posadas una semana y eso me relegó un poco, pero de ahí volví y recuperé mi lugar como titular. Ahí estaba de entrenador el Lagarto Fleitas, con Chiche Arano como ayudante.
¿Y cómo fue el salto a Primera?
Fue en febrero pasado. Ya estaba jugando como titular en Reserva y me subieron con los sparrings de Primera. Entrené una semana y ahí justo vino la pandemia. Es otro roce, otro pie, otra experiencia, te cambia la cabeza. Ahora ya estamos entrenando hace tres semanas, desde que se rehabilitaron las prácticas.
¿Cómo es Beccacece como DT?
Siempre te habla, te corrige, trata de sacar lo mejor de vos. Los jugadores de Primera también te hablan mucho. Todos te dan confianza y eso ayuda mucho. El que más me habló fue el Licha López y Cristaldo. Licha me dice que tengo que estar tranquilo, que si hago bien las cosas, voy a llegar.
¿Qué jugador fue el que más te sorprendió en los entrenamientos?
Me sorprendió mucho Augusto Solari, por la velocidad que tiene y la intensidad que mete en los entrenamientos. Pero en realidad todos te sorprenden.
En estos días hicimos trabajos de mano a mano, uno contra uno, y tuve la posibilidad de marcar a la mayoría, a casi todos. En algunos me fue bien (se ríe). La verdad es que todo esto es una experiencia muy linda. Trato de vivir el día a día, porque sé que esto no va a pasar dos veces.
¿Qué sentís cuando compartís la cancha con esos players?
Estoy viviendo el sueño de todo jugador, de todo chico que viene de afuera, del interior. En Posadas no te pasa que tenés la posibilidad de convivir con estos monstruos. Por eso, todavía no caigo en dónde estoy parado. Para mí, esto es un gran paso. Y cómo dijo Mostaza Merlo, vamos paso a paso.
¿Te imaginás el debut en Primera?
Me lo imagino cerca. Sé que tengo que estar preparado para cuando me toque. Uno siempre tiene que estar preparado. Ojalá Dios quiera que sea pronto.
¿Tenés algún referente en tu puesto?
Siempre me gustó Mascherano. También los miro mucho al Polaco Bastía, a Ponzio, al Chelo Díaz, que es un crack.
¿Hay chances de que estés en la lista de la Copa Libertadores?
Todavía no dieron a conocer la lista, pero la posibilidad existe. Recién vamos a saber cuando el técnico la dé a conocer. Y sí, siempre existe esa ilusión.
¿Te imaginás el barrio cuando debutes?
Ufff, una locura… Cuando vuelvo a Posadas, los pibes del barrio me gastan, pero siempre con la mejor onda. Imaginate que crecimos juntos. También se lo extraña, como a la familia, a mi vieja Lorena, a mi viejo César, que es medio frío pero siempre se le pianta un lagrimón cuando hablamos (se ríe). Allá tengo a mis hermanos, Lucas, Florencia, César y Nico. Los más chicos tienen 8 y 10 años y, si bien son tímidos, también se emocionan.
¿Se extraña el barrio?
El barrio se extraña siempre, la ciudad. Posadas y Parque Adám siempre van a ser mis lugares favoritos. Una parte mía siempre va a estar en Parque Adám.
Allá también está Gael, mi hijo, que tiene dos años. Eso hace que cueste más estar tan lejos, pero el que es padre entiende. Todo esto es por él, por mi familia, por un futuro mejor para todos ellos. Eso es lo que me da fuerzas para seguir, porque es difícil estar lejos.
Todo sea por cumplir un sueño…
Así es. Siempre recuerdo de cuando empecé a patear la pelota en la cancha de la chacra 26, allá en el barrio. Y hoy gracias a Dios, puedo estar acá. Nunca imaginé pasar de la cancha del barrio a jugar en el Cilindro de Avellaneda. Jamás lo imaginé. Y acá estamos. Ojalá pueda cumplir el sueño de jugar en Primera.
Entrenar bajo la nueva normalidad
Matías le contó a EL DEPOR cómo son los entrenamientos bajo el protocolo por coronavirus. El misionero entrena junto al plantel profesional en el predio Tita Mattiussi.
“A la mañana llegas y te miden temperatura y oxígeno, además de probarte el olfato. Ahí te vas con el grupo que te toca, siempre en canchas distintas. Ya tenés que llegar cambiado. Y una vez que terminás, volvés y te bañás en tu casa. Yo tengo la suerte de estar en la pensión, por lo que el club pone un colectivo que te lleva y te trae”, contó.
Respecto a los test, Núñez aseguró que “yo llegué un jueves a la pensión, el viernes nos hicieron el primer hisopado y al domingo previo al inicio de los entrenamientos ya teníamos los resultados. El lunes nos volvimos a hacer un hisopado y recién ese día por la tarde empezamos a entrenar”.
Por último, Mati confirmó que se hacen hisopados “todos los lunes” y que “todo está muy cuidado, se sigue el protocolo al pie de la letra”. Y sobre el procedimiento, sintetizó: “lo del hisopado no es que te duele, pero te molesta mucho porque te lo meten por la nariz. La verdad es que todavía no puedo acostumbrarme”.