
Los dos sismos de magnitud 5 y 5,2 en la escala Richter que se registraron entre el sábado y el domingo en la Antártida “no se sintieron distinto a lo que sería un desprendimiento de un glaciar”, graficó el posadeño Leonardo Britos -actualmente en misión en el continente blanco- para relativizar el impacto que en la práctica tuvieron los terremotos del fin de semana.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el segundo jefe de la Base San Martín aclaró que ésta se encuentra a unos 1.800 kilómetros de los epicentros del fenómeno, por lo que “al estar tan alejados, no lo sentimos”, pero “lo que nos cuentan desde la Base Carlini (la más cercana a los dos episodios, a alrededor de 35 kilómetros de distancia) es que sí se notaron sonidos, pero no movimientos que hayan afectado alguna instalación o gente”.
Es que los sismos se produjeron sobre la plataforma marítima, a unos 10 kilómetros de profundidad, “así que los movimientos que se pueden registrar sobre la plataforma terrestre son muy leves”.
“De por sí, estos movimientos no fueron considerados como relevantes” científicamente, aseguró el posadeño. “Hay varias instituciones internacionales (una estadounidense y otra alemana) que estudian estos impactos desde 1980 y a lo largo de la historia se han detectado más de 77 movimientos. Sin ir más lejos, en abril de este año hubo otro movimiento de 4,6 en la escala de Richter, pero como se producen por debajo del nivel del mar, no afectan a la plataforma terrestre, a las bases ni a las personas que viven ahí”, insistió.
Britos contó que la Base Carlini es argentina y allí está destacado personal científico que trabaja en el terreno, “pero sólo en campañas de verano, de diciembre a marzo. Lo que sí se hace durante todo el año es un seguimiento digital, a través de satélites y sondeos que hacen con equipo específico. Cuando pasó el terremoto, tomamos contacto con estos compañeros nuestros y no manifestaron nada distinto a lo que acá para nosotros sería un desprendimiento de un glaciar: se escuchó un ruido pero no se movió una pared ni se aflojó nada; o sea, de no ser por la medición que hicieron los aparatos, no se iban a enterar”, sentenció.