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No tenía problemas de salud. Sin embargo, no podía quedar embarazada. Entonces se sometió a distintos tratamientos, pero tampoco funcionaron.
“Me sentía frustrada. Hasta que me acerqué a la capilla y San Ramón me concedió mi pedido”, manifestó Mirta, que ayer visitó el santuario acompañada por su pequeño hijo, Mateo de 2 años.
“Él (por Mateo) es lo más hermoso que me pasó en mi vida, es una bendición que pedí con mucha fe. Hoy vinimos a honrar a la vida, porque fuimos bendecidos con mi bebé, mi único hijo”, contó a PRIMERA EDICIÓN.
Como Mirta, ayer muchos fieles concurrieron a la capilla San Ramón Nonato, en la avenida Ituzaingó 4348 de Posadas, en la fecha en que se conmemora al Patrono de las embarazadas, de las madres y de las mujeres que no pueden tener hijos. Pero también se bendice las manos de los trabajadores de la salud que reciben a los bebés.
Durante todo el día las embarazadas, las parejas, las madres y los niños presenciaron, con enorme emoción, la gracia de San Ramón.
Y si bien este año es “atípico”, como lo definió el párroco Miguel Ángel Moura, el clima fue de “fiesta y de gran alegría. Al principio tuve cierta preocupación de realizar la conmemoración, pero me dijeron: ‘Padre, los devotos vendrán’. Y todo esto surgió por la fe de la comunidad de San Ramón, que celebra de éste modo: desde temprano vinieron a agradecer a la vida”.
La celebración se realizó bajo los protocolos de seguridad e higiene establecidos para frenar la pandemia de COVID-19: alcohol en gel, limpieza de calzados en la entrada de la capilla y distanciamiento social dentro del templo.
Las misas se realizaron desde temprano y en distintos horarios: 8, 11 y 16, para bendecir a las futuras madres, a las parejas y las manos de las parteras y obstetras.
A las 17 se llevó a cabo una procesión en automóvil. “Nadie bajó del auto, fue una caravana sin contacto social. Un vehículo llevó a San Ramón y visitamos distintas ermitas”, contó Patricia Benítez.
El recorrido finalizó cerca de las 18 frente a la capilla San Ramón Nonato. La misa central se realizó a las 19 y fue presidida por el Monseñor Juan Rubén Martínez.
Devoción y esperanza
Las madres con sus niños se acercaron para agradecer al Santo, mientras que las embarazadas, algunas de pocos meses y otras por dar a luz, pidieron que el parto se desarrolle sin problemas.
“Tengo cuatro meses de embarazo, es mi primer bebé, una gran bendición que planificamos con mi pareja. Debido a la pandemia tengo que cuidarme mucho, soy docente y no estoy trabajando ahora”, manifestó Cristina Balbuena.
Las embarazadas, además de comprometerse a volver con su hijo en brazos, recibieron simbólicamente un par de escarpines, que deberán entregar a otra futura madre.
Este año muchas mujeres crearon los escarpines en sus casas. “El año pasado hicimos un taller y nos reuníamos para diseñarlos, pero con la pandemia no se pudo. Sin embargo la tradición continuó”, señaló Patricia Benítez.
Durante el mediodía, en la capilla se realizaron distintos platos que estuvieron a la venta: arroz a la valenciana, empanadas y paella.
Gabriel Morcillo y su esposa Mónica estuvieron a cargo del arroz a la valenciana: “Alcanzará para 150 personas”, dijo Gabriel, mientras que Mónica indicó que “en todos mis embarazos San Ramón me ayudó, tenemos seis hijos y es un honor ayudar todos los años”.