Los seres humanos somos la parte de la naturaleza que se está haciendo consciente. Somos el proceso evolutivo encarnado. Ese es el primer milagro de la vida, volverse autoconsciente.
Sentir nuestro cuerpo, observar los pensamientos, nuestras emociones, percibir lo que sucede en nuestros corazones, ese es el primer paso evolutivo, comenzar a despertar y dejar de vivir en la repetición y el automatismo. Comenzar a ser autoconscientes.
Luego sobreviene la gran batalla, desengancharnos del intelecto. Durante años depositamos nuestra fuerza y poder de vida en el intelecto dejando de lado las emociones, hoy es necesario volver a tender el puente entre el corazón y la razón para que juntos puedan volver a re conectarnos con la vida.
La razón por sí sola nos vuelve meros interpretadores de la existencia, generando conceptos y conocimientos que al no ser experimentados se van diluyendo a través de la vida.
El corazón por sí solo nos vuelve seres completamente sensibles, casi que por demás al no poder discernir y categorizar las emociones. Tarea titánica por demás es emprender el autoconocimiento que en definitiva nos va a llevar al autogobierno.
¿Pero cómo logramos ese paso de re-conexión entre la razón y el corazón si durante años nuestra alma ha quedado atrapada en las redes del intelecto por miedo a la experiencia?
La batalla final es volvernos autoconscientes, observarnos, hacer silencio atravesando nuestros miedos y pesares viviendo cada día como un aprendizaje a resolver. Volviéndonos creativos sin perder la esperanza en nosotros mismos, confiar en lo que nos toca, rendirnos a nuestro propio destino sabiendo que en el momento de despertar ya teníamos una vida generada, quizás por momentos de inconsciencia.
La salida se logra buscándose a cada instante y cuando hablo de buscarse quiero decir descubrirse atravesando el ahogo que nos produce estar inmerso en una lluvia de imágenes, sonidos y redes que sólo nos distraen de nosotros mismos.
Búscate a cada instante. No te pierdas en el afuera, busca tus momentos sin miedo a re-encontrarte. Cada uno de nosotros tiene la salida de su propio laberinto. Nadie más que tu conciencia te conoce, ya que está con vos desde tu inicio.
Es hora de volver a casa, es hora de unir la razón y el corazón, juntos nos tienden un puente hacia la unidad de la creación para poder así alinear nuestro patrón interno de crecimiento con el perfecto orden evolutivo de la creación.
No estás solo, somos varios los que vamos despertando hacia una nueva dimensión. Alíneate con la Vida, el Amor y la Luz de la conciencia.