La búsqueda de la iluminación es la séptima clave de la receta de la felicidad que nos prescribe el Dr. Deepak Chopra. Expandir la experiencia de felicidad como dicha ilimitada a donde quiera que vayamos es estar sintonizados y unidos con la Fuente de la Creación, es estar iluminados.
Es lo que siente un niño al correr a los brazos de su madre porque el recorrido del sendero espiritual es una expansión progresiva desde la conciencia ordinaria, con todo su temor y aislamiento, hasta la conciencia del alma, que es segura, cálida y acogedora.
“Una vez en los brazos de tu alma estás en casa”, asevera el Dr. Chopra. Ahora dejamos de identificarnos con las fronteras del ego y, más que estar en el mundo, el mundo está en nosotros.
Pero el viaje no termina aquí. Con la conciencia de nuestro ser verdadero progresaremos naturalmente y sin esfuerzo hacia la conciencia cósmica, que nos mantendrá alertas todo el tiempo, aun cuando estemos durmiendo.
Desde allí podremos expandirnos a la conciencia divina, en la que todo está hecho de luz y donde percibiremos que la presencia divina emana de todos los objetos, experiencias y pensamientos.
Finalmente llegaremos a la conciencia de unidad (Yoga), donde terminan todas las separaciones y divisiones, donde sentiremos que todos los momentos son parte de la eternidad y todas las experiencias se comparten con el cosmos.
“Con todo este camino por recorrer, considera dónde te encuentras ahora”, nos pide el Dr. Chopra, y nos recomienda no pensar que la iluminación es como un estado místico, porque en realidad la conciencia se expande naturalmente y “el estado de dicha es tu derecho de nacimiento”.
Entonces, cuando alcanzamos una conciencia más elevada mediante la devoción, la compasión, el servicio o el conocimiento del ser, estamos en viaje. Y si la conciencia es nuestro hogar verdadero, la iluminación es nuestro destino verdadero.
Cada vez que el mundo externo nos distraiga con sus exigencias o que nos sintamos aislados, solos, indefensos o con temor como nos está sucediendo en las actuales circunstancias, practiquemos Yoga, relajémonos, volvamos a la lectura y recordemos nuestra visión de la vida como viaje de la conciencia que se expande hacia la unidad del Todo, donde todo es paz, armonía, dicha y luz. Namasté.