Más allá de las catástrofes que supusieron la Primera y la Segunda Guerra Mundial, el concierto de naciones asistió desde 1900 a otros conflictos que diezmaron poblaciones y cambiaron la geopolítica en sus respectivos tiempos deparando cambios para el futuro.
Repasarlos permite descubrir, por ejemplo, qué lugares recónditos del mundo sirvieron de teatro de operaciones para potencias que no se enfrentaron en sus territorios, verdaderas guerras subsidiarias que terminaron padeciendo millones de inocentes. También el poder y la acumulación del mismo explican en buena medida el derramamiento de sangre a escala global.
La Guerra Fría, de hecho, enfrentó por casi medio siglo a las dos grandes potencias de ese entonces. Estados Unidos y la ya extinta Unión Soviética, bandos que buscaron la influencia a escala mundial, combatieron indirectamente mediante un sinfín de golpes de Estado y guerras subsidiarias en terceros países, algunas de ellas expuestas en este artículo.
Hace más de medio siglo el entonces presidente saliente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower, protagonizó una histórica despedida presidencial. En su discurso del 17 de enero de 1961, “Ike” advirtió a los estadounidenses (y al mundo) de un novedoso concepto: el “complejo militar-industrial”. El mismo se componía -y aún lo hace- de las Fuerzas Armadas y los fabricantes de armamentos.
Eisenhower dejaba al descubierto la creciente ingerencia del “complejo militar-industrial” en la política de su país. “Debemos cuidarnos de la adquisición de influencia injustificada, tanto solicitada como no solicitada, del complejo militar industrial”, dijo entonces Eisenhower.
La guerra parece ser entonces una continuación de la política y no el agotamiento de la misma y por tanto debe ser observada y analizada desde ese contexto.
Si bien ello explica una buena proporción de los conflictos del siglo XX y de esta parte de la historia, las guerras se nutren también de componentes como la ideología (comunismos vs. capitalismo) o la etnia (hutus vs tutsis). Nos proponemos aquí desandar algunas de ellas.
Guerra civil rusa
Entre 1918 y 1921 los rusos blancos (oficiales zaristas, cosacos y elementos antibolcheviques), ayudados por fuerzas de potencias extranjeras (Inglaterra, Francia, Estados Unidos, etc.) se enfrentaron contra el ejército bolchevique o Ejército Rojo, organizado por León Trotsky.
El gobierno bolchevique había firmado el armisticio con los Imperios Centrales el 15 de diciembre de 1917. Siete días más tarde se iniciaron las negociaciones en las que Trotski y la delegación soviética trataron de maniobrar contra las duras exigencias territoriales alemanas.
A la vez había surgido por las zonas periféricas del Imperio ruso una amplia y heterogénea oposición que, apoyada por las potencias de la Entente, trataba de derrumbar al gobierno bolchevique. Pronto formaría el Ejército Blanco que se iba a enfrentar al Ejército Rojo creado en enero de 1918.
La necesidad de hacer frente a la guerra civil llevó a Lenin a decidirse a firmar las duras condiciones exigidas por las Potencias Centrales. Cuando los austro-alemanes lanzaron una ofensiva general en febrero y el frente ruso se colapsó, la delegación soviética se apresuró a firmar el durísimo Tratado de Brest-Litovsk en marzo de 1918. Lenin optaba por centrar todas sus fuerzas en el conflicto interno, lo que permitió a Alemania y a Austria-Hungría obtener grandes, aunque efímeras, ganancias territoriales.
Para 1921, el gobierno bolchevique controlaba prácticamente el territorio del nuevo país que en 1922 recibirá el nombre de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La Guerra Civil rusa provocó cerca de siete millones de muertos.
Guerra Civil China
La Guerra Civil China fue uno de los conflictos más violentos de Asia en el Siglo XX. Librada entre 1927 y 1961 por el Kuomintang y el Partido Comunista Chino, aunque interrumpida desde 1937 a 1945 por la Segunda Guerra Sino-Japonesa y la Segunda Guerra Mundial.
Episodios como la “Larga Marcha” y la invasión de Japón, convirtieron lo que iba a ser una clara victoria de la República Nacionalista al frente de Chiang Kai-Shek, en un inesperado triunfo de Mao Tse-Tung con la proclamación de la República Popular de China.
La guerra acabó en 1950 con un cese no oficial de las hostilidades entre los bandos, quedando finalmente bajo control de los comunistas la China continental (incluida la isla de Hainan), donde se proclamó el nuevo régimen de la República Popular China.
Los nacionalistas lograron mantener el control sobre los territorios insulares de Taiwán, Islas Pescadores y varias islas costeras de la provincia de Fujian, territorios en los que se ha mantenido hasta la actualidad el régimen de la República de China.
El 1 de octubre de 1949, Mao Tse-tung proclamó la República Popular de China, que todavía perdura.
Guerra de Corea
A fines de junio de 1950 las tropas de Corea del Norte, bajo el soporte de China y la entonces URSS, cruzaron el Paralelo 38 e invadieron Corea del Sur, que contaba con el respaldado de Estados Unidos.
Era el primer conflicto subsidiario de la Guerra Fría y la primera vez, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, que el bloque comunista y el occidental iban a las armas en los hechos.
Comenzaba entonces una de las guerras más sangrientas del Siglo XX que, al cabo de tres años, dejaría millones de muertos y ciudades enteras arrasadas. Décadas después las heridas de ese conflicto siguen abiertas y sus consecuencias persisten.
Tras la invasión norcoreana, Estados Unidos reaccionó y pidió la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU y consiguió un mandato para ponerse al frente de un ejército que hiciera frente a la agresión. En aquella cumbre no estuvo el delegado soviético que había rechazado asistir como protesta por la negativa norteamericana de aceptar una silla a la China Popular.
Las tropas multinacionales de la ONU, en la práctica el ejército norteamericano al mando del general MacArthur, recuperaron rápidamente el terreno perdido y el 19 de octubre tomaron Pyongyang, la capital de Corea del Norte.
Tres días antes, el 16 de octubre, tropas chinas con masivo apoyo militar soviético penetraron en Corea haciendo recular al ejército norteamericano. El 4 de enero de 1951, las tropas comunistas retomaron Seul.
Poco después Truman destituyó a MacArthur y lo sustituyó por el general Ridgway. La URSS por su parte manifestó su intención de no intervenir en el conflicto y su deseo de que coexistieran dos sistemas diferentes en la península.
El “empate militar” llevó a la apertura de negociaciones que concluirán el julio de 1953, poco después de la muerte de Stalin, con la firma del Armisticio en Panmunjong. En él se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en torno al paralelo 38º.
Guerra de Vietnam
Fue un conflicto que enfrentó a las dos partes en que se dividía el Estado de Vietnam (norte y sur) entre 1959 y 1975, y que a raíz de la intervención de cerca de 40 países se convirtió en un conflicto internacional, uno de los más recordados del período de la Guerra Fría.
Vietnam había sido colonia francesa hasta el final de la II Guerra Mundial, momento en el que aprovechó el reordenamiento mundial para declarar su independencia junto a otros países de la zona como Laos y Camboya.
Sin embargo, desde el principio quedó claro que en la nueva república convivían dos modelos antagónicos: uno de corte capitalista y otro comunista. Las diferencias eran de tal calibre que ni siquiera los acuerdos posteriores a la retirada de Francia de dicha zona lograron conseguir la estabilidad de los vietnamitas.
Uno de esos acuerdos fue la división del país en el Vietnam del Norte y el Vietnam del Sur, cuya frontera quedó marcada por el paralelo 17. Sin saberlo, con ese gesto los integrantes de los dos países habían iniciado una larga confrontación que solo se resolvería a mediados de los años 70.
La guerra de Vietnam, en la que además participaron países como China del lado de los norvietnamitas, y Australia, España, Tailandia, Corea y Filipinas del lado de Vietnam del Sur, dejó cerca de 5,7 millones de víctimas.
Además, supuso un importante daño medioambiental en Vietnam y los países de la zona, especialmente Camboya, que además se vio afectado por la intervención militar de los Estados Unidos y tardó casi dos décadas en iniciar su reconstrucción.
Dentro del orden mundial de la época, la derrota de los Estados Unidos significó un fuerte golpe a su poderío militar e internacional, que hasta entonces gozaba de total inmunidad. China y la URSS fueron las más favorecidas.
Guerra Irán-Irak
Este mes se cumplen 40 años de uno de los conflictos más cruentos de la segunda mitad del siglo XX, la guerra que sostuvieron Irak e Irán entre 1980 y 1988.
El conflicto tuvo su origen en una disputa territorial sobre las márgenes del Shatt al-Arab, río formado por la confluencia del Tigris y el Éufrates, zona rica en petróleo, y las sospechas de Saddam Hussein sobre las posibilidades de que el régimen islámico de Teherán alentara la rebelión entre la importante población chiíta iraquí.
En septiembre de 1980, las tropas iraquíes lanzaron un ataque que, pese a conseguir avances en torno a 80-120 kilómetros, no fue suficiente para doblegar la resistencia de las milicias iraníes formadas por los Guardianes de la Revolución.
En adelante se inició una dura y larga guerra en la que se utilizó abundante armamento suministrado por países extranjeros. Iraq recibió amplio apoyo de Arabia Saudí, Kuwait y otros estados árabes (uno de los rasgos del conflicto era el histórico enfrentamiento entre árabes y persas) y fue tácitamente apoyado por EEUU y la URSS. Irán sólo contó con el apoyo de Siria y Libia, estados árabes enfrentados a Saddam Hussein.
Pese a ser visto como un freno a la expansión del islamismo radical de Jomeini, el régimen de Saddam Hussein empezó a ser cuestionado internacionalmente ante la evidencia de la utilización de armas químicas contra los iraníes y contra la propia población kurda del norte de Irak.
Finalmente, las dificultades económicas acabaron por apear a Jomeini de su negativa testaruda a cualquier tipo de acuerdo negociado. En agosto de 1988 Irán aceptó un cese el fuego que había sido previamente elaborado por las Naciones Unidas.
La guerra acabó en un práctico empate pero las pérdidas humanas fueron enormes. Se habla de un millón de bajas, pero hay que fuentes que doblan esa cifra. Quizá se pueda cifrar las muertes en medio millón de seres humanos, con Irán como el país que sufrió más duras pérdidas.
Guerra civil ruandesa y genocidio
A mediados de los 90 más de 7 millones de personas divididas en tres grupos étnicos vivían en Ruanda. Eran los hutus, que suponían la gran mayoría de la población, los tutsis y los twa.
Antes de la era colonial, los tutsis ocupaban el más alto estrato en el sistema social y los hutus el más bajo, pero eso llegó a invertirse en el Siglo XIX. Tras la I Guerra Mundial, Ruanda pasó a pertenecer a Bélgica y, con la descolonización de los años 50, las tensiones aumentaron y comenzaron los conflictos étnicos entre hutus y tutsis.
En 1959, cientos de tutsis fueron asesinados. Cuando Ruanda consiguió la independencia, miles de tutsis pidieron refugio en los países vecinos. Desde allí, los tutsis comenzaron a organizarse y prepararon un ataque contra los hutus y el gobierno, asesinando a numerosos civiles y creando nuevas oleadas de refugiados. Al final de los años 80, casi medio millón de ruandeses estaban refugiados en Burundi, Uganda, Zaire y Tanzania.
En 1988, fundan en Uganda el Frente Patriótico Ruandés (FPR), compuesto principalmente por tutsis exiliados que habían participado en la resistencia. En 1990, el FPR lanzó el mayor ataque a Ruanda desde Uganda. Los tutsis que vivían en Ruanda fueron tratados como traidores y cómplices de lo sucedido. En 1993, ambos países firmaron los acuerdos de paz de Arusha y se creó un gobierno de transición compuesto por hutus y tutsis.
El 6 de abril de 1994, la muerte del presidente de Ruanda, Juvénal Habyarimana, da comienzo a semanas de intensas masacres. Se estima que 1 millón de personas fueron asesinadas en lo que se conoce como el genocidio de Ruanda, y alrededor de 200.000 mujeres fueron violadas. De hecho el 7 de abril, la primera ministra Agathe Uwilingiyimana y los soldados belgas de las fuerzas de la ONU que la custodiaban fueron asesinados brutalmente por los soldados del gobierno.
Guerra Civil Afgana
Se trata de un extenso y complejo conflicto que desde 1978 y hasta el presente asola al país de Asia Central. Surgió con la guerra guerra afgano-soviética, cuando se enfrentaron las fuerzas armadas de la República Democrática de Afganistán (RDA) apoyadas por el Ejército Soviético, contra los insurgentes muyahidines, grupos de guerrilleros afganos islámicos apoyados por varios países, entre ellos Estados Unidos.
Tras casi una década de enfrentamientos, los soviéticos se retiraron en 1989. Sin embargo la belicosidad no se disipó entre los insurgentes y las tropas del gobierno sino hasta 1992, cuando el colapso de la URSS provocó una profunda crisis económica en el país. El conflicto es conocido popularmente como el Vietnam de la URSS.
La guerra civil que se desató cuando se retiraron las tropas soviéticas fue mucho más sangrienta que la invasión. La mayoría de los señores de la guerra de entonces, y la mayor parte de las divisiones étnicas y culturales de un país que se disputan entre diversos grupos se mantienen intactas.
Solamente en 2018, casi 11.000 civiles resultaron muertos o heridos. Una cifra que casi se duplicó en nueve años. El aumento de los ataques suicidas por parte de elementos antigubernamentales y de los bombardeos aéreos afines al Gobierno incrementó el número de víctimas civiles ese año.
En 2001, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, la OTAN, liderada por fuerzas estadounidenses y británicas, invadió Afganistán con la Operación Libertad Duradera, como parte de la “guerra contra el terrorismo” declarada por el gobierno norteamericano. Se calcula que más de 150.000 personas murieron en los últimas dos décadas de guerra.
Por Guillermo Baez
Fuentes:
• historiasiglo20.org
• eacnur.org
• elordenmundial.com