Durante la mañana de ayer en la sala de debates del Juzgado Correccional y de Menores 2, a cargo de César Raúl Jiménez, Héctor Antonio Espíndola (44) fue condenado a tres años de prisión en suspenso y cinco de inhabilitación para conducir vehículos por ser hallado responsable del delito “homicidio culposo” previsto en el artículo 84 segundo párrafo del Código Penal Argentino.
Según lo ventilado en el debate oral y público, Espíndola fue considerado como el autor responsable de la muerte del ciclista “El Uruguayo” Gómez, el domingo 27 de enero de 2013 tras un siniestro vial ocurrido alrededor de las 17.40 en la intersección de la avenidas Jauretche y Quaranta (exruta nacional 12) de Posadas.
El encartado conducía un automóvil Chevrolet Corsa a más de 90 kilómetros por hora de acuerdo a pericias policiales que se reprodujeron del expediente ayer y colisionó con el frente del rodado al ciclista que pretendía tomar la avenida Jauretche tras ingresar por la colectora de ruta 12 en sentido oeste-este. Por el impacto, “El Uruguayo” de 31 años en aquel entonces sufrió lesiones graves que derivaron en su muerte cerebral en el Hospital Madariaga.
Pasaron seis años, ocho meses y nueve días del trágico episodio que terminó con la vida de Gómez. La acusación en el debate estuvo a cargo de María Laura Álvarez y el fallo se conoció cerca de las 11.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, en el expediente quedó demostrado que Espíndola conducía a una velocidad superior a la permitida en la zona y que pese a intentar realizar una maniobra evasiva, muy compleja, impactó contra el ciclista provocando que fuera despedido de la bicicleta y se desplazara por casi 20 metros del lugar del choque.
Primera “Bici blanca”
Tras la muerte de Gómez, se decidió que el mejor recuerdo para él sería generar consciencia vial y en una de las banquinas en el mismo cruce del siniestro se colocó la primera bicicleta blanca en Misiones.
La iniciativa fue del colectivo “Usá la bici, pedaleá la vida” para honrar la memoria de Gómez y de los ciclistas fallecidos en siniestros automovilísticos, reivindicando así su recuerdo y pidiendo por seguridad en el tránsito vial.
Fue el domingo 16 de junio de 2013 con la presencia de familiares y amigos y pese a la lluvia y frío que dijeron presente en la ceremonia recordatoria de Juan Ramón.
“Él amaba las bicicletas, desde niño, a tal punto que prefirió tener una cuando iba a séptimo grado antes que el viaje de egresados”, dijo en aquella oportunidad la madre de la víctima.
Se lo recordará también como apasionado del rock y por mantener vivas sus amistades. “Un muchacho macanudo, afable”, remarcaron entonces sus allegados.
Aunque se destacará que no se lo llevó el macabro cruce de Jauretche y Quaranta, ni la imprudencia de un conductor. “El Uruguayo” seguirá rocanrroleando porque su familia decidió donar su órganos y la ablación múltiple salvó muchas vidas más.
Un alma sensible, una familia sensible, tal vez tanto o más que la de Luis Alberto Spinetta y su compromiso con la ong “Conduciendo a conciencia” y como lo dejó escrito en “8 de octubre”: “Abrazo y corazón/mi grito es el de tu voz/viento y libertad/mi huella es la de tu andar/fuego y fragilidad/lágrimas de tu humedad/luna y bendición/mi brillo es el de tu sol”.