Talento, disciplina y constancia son los caminos que conducen a la joven Marta Lerra, a consolidarse como una gran promesa de la música y el arte en la tierra colorada. Nació el 17 de septiembre del 2005 en la ciudad de Neuquén, pero actualmente vive en la localidad de Santa Ana. Inspirada y guiada por su abuelo paterno, comenzó a estudiar guitarra, y luego piano, percusión y canto.
En una entrevista con PRIMERA EDICIÓN Marta Lerra contó que la música en su familia es algo habitual, a todos les gusta, pero su gran guía e inspiración fue sin lugar a dudas su abuelo Francisco “Pancho” Lerra que es un gran guitarrista clásico, “a él lo admiro mucho. Fue quien me motivó a estudiar, me mandó muchos materiales, que hasta el día de hoy no pude revisar todo de la gran cantidad. Gracias a él comencé a especializarme en lo clásico”, confió.
Se inició a los cinco años a estudiar, cuando sus pequeñas manos apenas sostenía el instrumento, “hasta que un día, mi mamá al regresar de un viaje, me trajo una guitarra más pequeña, que hasta el día de hoy la conservo con mucho amor.
Fue en ese momento que comencé a tomar clases y desde ese entonces no paré. Mi primer profesor de guitarra fue Jorge Farut, un profesor de Santa Ana, que también fue mi profesor de piano, canto y percusión, es un gran docente porque me enseñó muchísimo”.
Enseguida su talento y disciplina lo llevo a pisar los primeros escenarios en su pueblo- tantos en peñas folclóricas, como en actos escolares. En Octubre del año 2016, participó en el evento “Guitarras del Mundo”: “Fue en ese encuentro donde decidí del todo, lo que quería seguir, ya que anteriormente no tenía tanta experiencia, entonces no sabía si quería o no, a pesar de que siempre me gustó mucho la música”.
Ese mismo año y en busca de su formación profesional comenzó a estudiar y especializarse con el profesor Luis Zanazzo y fue él mismo que en febrero del 2017 la invitó a participar del VII Campus de Hoenhau y X Festival de guitarras. Además desde hace varios años toma master class con grandes maestros.
También la orquesta infanto juveniles más importante de la provincia la invitó para abrir el festival “Dos Orillas” y participar en la orquesta “Grillitos Sinfónicos” una experiencia más que valora la artista misionera.
Proyectos y sueños
En cuanto a los ritmos que le gusta contó que todos los que tiene que ver con Latinoamérica, “son ritmos muy profundos. También quisiera sacar algunas obras de Misiones, algunas de Luis Zanazzo, y también del compositor David Luna, que tiene obras muy interesantes”.
Al consultar que artista sería su ideal confió que Leo Brouwer, un gran director de orquesta que maneja múltiples instrumentos, “me gustaría ser profesionalmente como él, su carrera fue muy amplia y sigue siendo muy grande. Hizo composiciones contemporáneas que son increíbles”, comentó Lerra.
Contó que durante este proceso de aislamiento participó de varios conciertos como “La guitarra y sus intérpretes”, y el “Ciclo de conciertos de guitarras clásicas”.
Sobre eso dijo: “La experiencia de vivir la virtualidad fue raro, porque nunca había hecho ninguna concierto online, siempre fueron en vivo y en directo, pero fue una experiencia que de alguna manera me sirve para estar en movimiento. Todo cambia el sonido, la postura, y las herramientas. Pero a mí me gusta estar en vivo, con el público, porque es lo que más se extraña de eso”.
La familia como pilar
Vale agregar por último la apreciación de Erna Ortiz, madre de la artista quien la apoya y acompaña siempre “es muy importante en la adolescencia poder dedicarse a la cultura y a la música, porque es un valor que queda para toda la vida. Sirve para toda la sociedad, por eso nosotros acompañamos mucho a la familia”.
Al tiempo que insistió: “Para nosotros es muy importante resaltar el valor cultural y es fundamental apoyar a los jóvenes cuando tienen esos dones porque cambian nuestra sociedad, más en esta época difícil. Hacer música, estudiar es un privilegio entonces es muy importante fomentar y cuidar mucho en nuestros jóvenes.
Como padres hacemos todo lo posible para acompañarlos, pedimos permiso en nuestros trabajos, nos organizamos y viajamos. Dejamos nuestras vidas diarias, en pos de la vocación de ella”.