Que la frontera misionera es un “colador” no es una novedad, sino que el contexto sanitario epidemiológico hace que se trate de un hecho de extrema gravedad para los misioneros.
La ciudad de Puerto Iguazú concentra hoy la mayor cantidad de casos activos de COVID-19 y se sigue testeando a más personas. Si bien nadie tiene la certeza de que los contagiados hayan estado en la vecina ciudad brasileña de Foz (una sola paciente habló y dijo que no), la circulación del virus hizo que todavía en un caso no se haya podido establecer el nexo.
Más allá de la exigencia que se le haga al Estado de controlar más nuestra extensa frontera, es nuestra responsabilidad asumir el riesgo que significa ir a Brasil.
El pasado domingo, el portal Economis.com.ar reveló que “los tres estados brasileños que se rozan con Misiones tienen hasta este domingo un acumulado de 506.505 contagios y 10.353 muertes por coronavirus. Si se suma Paraguay, son 27.234 contagios y 514 fallecidos. En total, en las fronteras misioneras hay 534.431 contagios y 10.877 muertos. Brasil es el segundo país con más muertos y el tercero con más contagios, detrás de Estados Unidos e India”.
No hay que perder de vista la situación de la vecina Ituzaingó, en Corrientes, donde la muerte de un abogado del que se desconocía que tenía COVID-19, desató un “blindaje” y un centenar de hisopados con dos casos en 24 horas. En apenas horas la turística localidad con un enorme nexo con Misiones, pasó de cero a 3 casos y una muerte por coronavirus.
Mucho de lo que suceda en las próximas semanas en Misiones depende de cuánto asuman los misioneros la responsabilidad compartida en la pandemia. Ejemplos de no hacerlo sobran en todo el país.