Mucha gente me consulta sobre cómo podemos cuidar nuestra salud en este tiempo. Si estás manejando mirás hacia adelante casi todo el tiempo y mirás por el espejito retrovisor de vez en cuando. Y mirás hacia adelante de manera cercana, no a dos kilómetros de distancia. De igual modo, ahora no es el mejor momento para disponernos a planificar a largo plazo, a mirar qué va a pasar el mes que viene. ¡Nadie sabe lo que va a pasar el mes que viene!
Lo ideal es armar un plan a corto plazo, el cual incluye siempre prepararnos en la acción. Dedicar tiempo a pensar: ¿qué puedo hacer?. Por ejemplo, si tengo una empresa, puedo llamar a los clientes o enviarles un mensaje o cualquier otra acción posible dentro de la situación en la que me encuentro.
Es importante no olvidarse de que en el negocio me iba bien o me iba más o menos bien, debido a las capacidades que tenía.
Dichas capacidades no las perdimos (y esto aplica no solamente a un negocio o emprendimiento), sino que las seguimos teniendo. Nosotros estamos limitados en determinadas áreas, pero conservamos nuestras capacidades y podemos aplicarlas para, como se escucha decir a menudo, “reinventarnos”.
Mi sugerencia es planificar a corto plazo y pararse en acciones concretas que podamos llevar a cabo invirtiendo nuestro tiempo en casa para mejorar lo que cada uno tiene. Lo importante es no quedarse de brazos cruzados porque, si no accionamos y sólo nos dedicamos a pensar, puede surgir la “parálisis por análisis”. ¿Qué significa esto? Dar vuelta sobre los mismos pensamientos una y otra vez.
Podemos graficarlo con la muñeca Mamushka. Dentro de nosotros todos tenemos un recurso muy bueno que se llama información. Si miramos la televisión a diario, que sea para obtener la información que necesitamos (cómo lavarnos las manos correctamente), es decir información medida; pero de ningún modo nos sobreinformemos y nos saturemos de mensajes negativos que le hacen daño a nuestra salud.
Y sobre todo no nos olvidemos de nuestras fortalezas. Nuestro mayor recurso en épocas de crisis son las herramientas que tenemos y venimos utilizando. ¡No las hemos perdido!.
Cuando una persona me comenta: “Bernardo, estoy muy mal, tengo mucho miedo al futuro”, le pido: “Contame un momento lo lindo que hayas vivido. ¿Qué hiciste para tener esa vivencia?”.
Y cuando la persona me cuenta (todos vivimos buenos momentos), le sugiero: “Fijate que tenés recursos para crear momentos lindos en tu vida, aunque sientas miedo”.
La misma técnica podemos aplicar con los momentos difíciles que vivimos. Todos los seres humanos guardamos historias que harían llorar a más de uno. Por eso, aprovechémoslas pensando cómo hicimos para superar esas dificultades. Tal vez nos anclamos en nuestra familia, o armamos algún proyecto que nos mantuvo activos, o nos apoyamos en la fe.
Esos recursos que usamos siguen estando en nuestro interior y podemos volver a soltarlos en beneficio propio y de los demás.Cuidémonos porque ¡esto también pasará!