La denuncia de un oficial ante las máximas autoridades en la Jefatura de Policía a principios de agosto sobre robos y reducción a auto y motopartes de vehículos secuestrados, bajo custodia en el predio de la comisaría de Capioví, tuvo repercusiones estos días. Todas las sospechas recayeron sobre el comisario de la dependencia, Luis Salazar, quien estaría detrás de todo.
Este jueves al mediodía, Gendarmería Nacional llevó a cabo seis allanamientos, bajo la orden y supervisión del juez de Instrucción de Puerto Rico, Leonardo Manuel Balanda Gómez.
La fuerza federal secuestró los libros de guardia y una motocicleta de la dependencia y allanó varios talleres mecánicos, logrando secuestrar un Fiat 147 y una Honda Twister a los que les faltaban piezas y accesorios. En tano que de la casa del jefe policial se llevaron documentación y herramientas de taller.
Mientras tanto, Luis Alberto Salazar fue apartado de su cargo al frente de la comisaría y se lo destinó preventivamente a dependencias de la Unidad Regional IV en Puerto, a cuya jurisdicción corresponde Capioví.
En tanto que mientras se desarrolle la instrucción de la causa, la oficial Librada Noemí Gómez estará a cargo de la comisaría allanada.
Cómo se conoció todo
Las primeras informaciones sobre las irregularidades en la Comisaría de Capioví fueron brindadas a principio de agosto por un integrante de la seccional seccional mencionada, que habría decidido recurrir a sus autoridades máximas en Jefatura de Policía para apuntar directamente al comisario de la dependencia.
Según fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, este oficial se habría negado a asumir un turno de guardia porque al requisar el parque o predio donde se guardan motocicletas secuestradas por diversas infracciones, faltaban ocho vehículos.