Con 26 años de carrera en primera división, donde integró equipos históricos como Atlético Candelaria en el Argentino A, Yerbatero de Apóstoles que trascendió a nivel nacional y Crucero del Norte, que ascendió en La Rioja en junio de 2005 al Argentino B, Luis Caballero es sin dudas una de las destacadas figuras del fútbol misionero.
En un mano a mano con EL DEPORTIVO, uno de los mejores defensores de la provincia contó su historia. Desde sus inicios en Bartolomé Mitre hasta la posibilidad de ir a Rosario Central, que él mismo desechó para conservar su trabajo en el Servicio Penitenciario Provincial y de la cuál no se arrepiente.
“Yo nací y me crié en el barrio Rocamora, atrás de la cancha de Mitre. Vivía prácticamente adentro de la cancha. Me acuerdo que mis viejos me retaban porque no quedaba en casa. Saltaba el muro y ya estaba en la cancha. Así fue como comencé a jugar desde chico en Mitre, a los seis años arranqué en divisiones inferiores. Jugué en inferiores y tuve la gran suerte de llegar a primera con 16 años. Me acuerdo que había varios grandes jugadores que se estaban retirando, entre ellos Jonhy Medina, Tiburcio Zalazar y Jorge Torres. Al principio me costó un poco, porque era chico y en esa época no era fácil jugar en primera. Federico Horster fue quien me hizo debutar en primera y así comenzó mi carrera como futbolista”.
Con dos años como titular y afianzado en la primera de Mitre, Caballero pasó a Atlético Candelaria, donde con 18 años integró el equipo de la antigua capital que disputó el Torneo Argentino B.
“El primer equipo al que fui como refuerzo fue Candelaria para jugar el Argentino B. Tenía 18 años porque me acuerdo que todavía no había empezado a trabajar. Estuve dos años en Candelaria y volví otra vez a Mitre, porque el club siempre me daba a préstamo, así que no podía ir a otro lado”.
El marcador de punta recuerda que estuvo en el equipo de Candelaria que logró el histórico ascenso al Argentino A, aunque no fue parte de la hazaña porque se había ido del club un tiempo antes”.
“Estuve en el plantel del equipo de Candelaria que ascendió, entrené con ellos pero después, por un problema de dinero entre los clubes, no me quedé así que no pude ser parte de ese ascenso. Fue ahí que me fui a jugar a Eldorado, a la Unión de Clubes, que también disputaba torneos nacionales. Pero una vez que Candelaria ascendió, me fueron a buscar de nuevo y tuve la posibilidad de jugar el Torneo Argentino A con ellos”.
Entre clubes y “otras yerbas”
Otra de las grandes experiencias de Luis Caballero tuvo lugar en el club Yerbatero de Apóstoles, que comenzó jugando los campeonatos nacionales primero como Rosamonte.
Al recordar su paso por el “rojinegro” apostoleño, comentó: “A Yerbatero me llevó el profe Boede (Carlos). Con ese equipo anduvimos muy bien y llegamos a la final, donde perdimos con Huracán de Tres Arroyos. En ese equipo estaba Rodrigo Palacios, que después jugó en Banfield, en Boca y en la Selección. También estaba el “Novillo” García, que era el goleador. Nosotros teníamos un muy buen equipo, con grandes jugadores, esa vez nos faltó muy poco para el ascenso. Me acuerdo que estaban el “Ñato” González y Alejandro Maggio, nuestro arquero era “Pico” Salinas, también Juan Carlos Rivas y Sandro Bárbaro. Era un muy buen equipo, que jugaba bien, y tenía jugadores de mucha experiencia”.
También anduvo en “Colectivo”
Con varias batallas en torneos Argentinos (A y B) sobre sus espaldas, el “Luicho” Caballero llegó a Crucero del Norte, que por entonces iniciaba su camino en el fútbol nacional.
Su vasta experiencia y su calidad como defensor lo llevaron a formar parte del plantel del “Colectivero”.
Al referirse a esa etapa de su carrera, contó: “Tuve la suerte de ser parte del primer ascenso de Crucero del Norte. Al club me llevó Fulgencio (Alfonzo), que era el entrenador. Yo venía de jugar en la Unión de Clubes de Eldorado y me acuerdo que Fulge me propuso para ir a Crucero. Así que me sumé a la pretemporada y estuve dos años en el club y fue ahí que logramos el primer ascenso, pasamos del Argentino C al Argentino B. Me acuerdo que ascendimos en La Rioja, le ganamos la final a Independiente de La Rioja, que había jugado el Argentino A, y subimos al Argentino B”.
Pese a lograr el ansiado ascenso con el club de Santa Inés, “Luicho” no siguió en el club y explicó la razón: “Me tuve que ir del club porque yo ya estaba trabajando en el Servicio Penitenciario y la dirigencia de Crucero no quería que sus jugadores trabajaran, pretendían que se dedicaran sólo a jugar al fútbol. Entonces decidí irme, porque no quería dejar mi trabajo y pensaba que acá no había mucha posibilidad de vivir solamente del fútbol. Entonces fue que volví nuevamente a Mitre, que era el dueño de mi pase y siempre me daba a préstamo a los otros clubes”.
La posibilidad que no se dio
Quienes vieron jugar a Luis Caballero recordarán que siempre se destacó en la defensa como marcador de punta izquierdo, con mucha capacidad para la marca, solvencia para proyectarse al ataque y buen juego aéreo.
Esas cualidades hicieron que le llegara la posibilidad de dar el salto al fútbol grande, más precisamente a Rosario Central.
“Me acuerdo que después de un partido que jugamos un domingo contra Guaraní en Villa Sarita, viene el doctor Calvo, el que era juez, y me dice mañana tenemos que ir a Rosario, ya está todo arreglado. Justo ese lunes yo tenía guardia, recién hacía dos años que estaba trabajando en el Servicio Penitenciario y no quería dejar mi laburo. Encima, en esa época no era fácil conseguir un permiso para ir a jugar. El mismo doctor Calvo me iba a llevar a Central, porque me dijo que me habían visto y me querían en el club. Ya estaba todo acordado, sólo tenía que viajar y ya me quedaba, pero decidí no ir, prioricé mi trabajo”.
Al ser consultado sobre si hoy, con el paso del tiempo, se arrepiente de la decisión que tomó en su momento, sin dudarlo, Caballero afirmó: “No, no me arrepiento. Hoy en día, como están las cosas, veo a mucha gente que decidió priorizar el fútbol y hoy no tiene trabajo y la está pasando mal. Por eso creo que hice lo correcto, gracias a Dios tengo un buen trabajo y estoy tranquilo, porque hay muchos amigos míos, que jugaron conmigo, y no están pasando una buena situación”.
Su “otro” lugar en el mundo
Nacido y criado en el “auriazul” del barrio Rocamora, Luis Caballero sabe que Bartolomé Mitre es “su casa”. Pero, luego de pasar por varios clubes durante su carrera, hubo uno en el que se sintió muy bien, casi como en casa.
“Me sentí muy bien en Candelaria, un club en el que tengo muchos amigos, donde pasé muy buenos momentos. Además, tuvimos siempre el respaldo de la dirigencia, primero con los Ayala, después con Vidal González, así que tengo un muy lindo recuerdo del club. Tampoco me olvido de la gente de Apóstoles, gente muy buena, igual que la gente de Eldorado, todos diez puntos. No tengo de que quejarme, en todos los clubes donde estuve siempre me trataron muy bien”.
También, al recordar su paso por varios clubes, le vino a la mente que estuvo a punto de ponerse la camiseta de Guaraní Antonio Franco, pero finalmente no se dio.
“Estuve entrenando 15 días en Guaraní para jugar el Federal A, cuando Darío Labaroni era el técnico. Bongiovanni, que era el presidente del club, nos fue a buscar a Ñato González, a Rubén Ruiz Díaz y a mí, que habíamos andado muy bien en Mitre y salimos campeones. Habíamos arreglado todo, estuvimos entrenando unos 15 días, pero Guaraní no consiguió el aval para entrar en el campeonato y los tres tuvimos que volver nomás a Mitre. Así fue que por eso no me pude poner la camiseta de Guaraní”.
Una “parte importante”
Consultado sobre qué lugar ocupa el fútbol en su vida, “Luicho” no dudó en afirmar: “Una parte importante, me dio muchas posibilidades. La posibilidad de conocer a mucha gente, de hacer muchos amigos con los que hasta ahora sigo compartiendo momentos. Tuve la posibilidad de viajar a distintos puntos del país, conocer lugares. Y lo más importante fue que, gracias al fútbol, tuve la posibilidad de conseguir trabajo, algo que hoy en día es fundamental para poder mantener a la familia”.
Justamente, hablando de la familia, Luis Caballero tiene dos hijos que también son futbolistas, aunque por ahí no tienen la misma disciplina que tenía él a la hora de entrenar.
“Viste como son los chicos ahora, bastante fiaquentos a la hora de entrenar. Le decís para ir a entrenar tipo dos de la tarde y dan más vueltas. Sebastián, el mayor, ya está trabajando y creo que ya no se va a dedicar al fútbol. El menor, Damián, estamos viendo si puede seguir entrenando, aunque ahora con esto de la pandemia está muy complicado. Así que vamos a ver si el año que viene puede seguir entrenando”.
La hora del retiro
Después de haber transitado por varios clubes importantes, y con una carrera de 26 años en primera división, Luis Caballero decidió colgar los botines. Aunque no para siempre, teniendo en cuenta que todavía sigue jugando en los torneos de veteranos “para transpirar un poco y mantener la línea” como él mismo asegura entre risas.
La que fue su última experiencia en un club de primera división tuvo lugar en el otro club del barrio Rocamora, en Huracán, paradójicamente el clásico rival de Mitre.
Sobre el punto final a su gran carrera, uno de los mejores “3” que dio la provincia comentó: “Buby Fernández me llevó a jugar a la Liga Encarnacena, a un equipo nuevo que se llama Athlétic. Ahí estuve un año y jugamos con Gustavo Semino en ese club. Después volví acá y jugué mi último torneo de la Liga Posadeña en Huracán, donde me retiré en el año 2015”.