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A partir de mañana el debate oral y público en el que se juzga por “homicidio con alevosía” a Gabriel Cristóbal Leal, ingresa a la etapa de máxima expectativa por las testimoniales pero también porque la pericia clave, los registros genéticos, van a ser detallados en cuanto método y resultado por el perito oficial que los halló, Gustavo Penacino, directos del Colegio de Bioquímicos de Capital Federal.
Entre las voces protagonistas de las primeras cuatro jornadas ante el Tribunal Penal 2, la de Héctor Martín Ayala, actor civil representante de los intereses de los hermanos de Pablo Fraire, apuntó a resumir y puntualizar lo sucedido desde su perspectiva: “Ya que haya debate es muy valioso a pesar que hayan pasado 18 años del crimen de Pablo y siete años que este acusado siga preso sin ser juzgado. Tener la posibilidad que se realice el juicio es muy bueno, porque se debate con las pruebas expuestas”.
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“De estas cuatro jornadas es muy importante la incorporación de los dictámenes periciales, entre ellos la autopsia porque describió de manera científica que Pablo fue víctima de un ataque de tres o más personas, fundamentalmente por la cantidad y variedad de las lesiones, de distintas armas y todas al mismo tiempo, lo que hace suponer que al menos tres personas lo atacaron. Esto se condice con las características del hecho: si a Pablo lo atacaba una sola persona habría tenido más posibilidades de haber escapado del ataque. Era una persona atlética, fuerte, joven que podría haber repelido el ataque o escapado si lo atacaba uno solo. Este no fue el caso y la víctima no tuvo posibilidad de escapar”.
También remarcó de las primeras jornadas la tarea de laboratorio: “Las pruebas científicas como las de ADN ubican al imputado en la escena del crimen. En la ropa de Pablo se hallaron pelos de Pablo y del acusado. Hasta tuvimos la explicación de uno de los peritos de parte, de la defensa, que estuvo presente cuando se recogieron esas muestras (pelos), fueron levantadas de la prenda de vestir y determinan el ADN de Pablo, lo que es razonable, pero también del imputado”
Ayala también recaló en el tiempo transcurrido como perjudicial pero destacó momentos clave desde que ocurrió el homicidio en el barrio Alta Gracia, la noche del lunes 25 de noviembre de 2002: “Yo represento a los hermanos de Pablo y fue la madre de ellos, Teresita Boldú, quien hizo en su momento graves denuncias sobre la investigación inicial. Fue ella quien recusó en 2003 a quien era juez de instrucción en la causa (José Luis Rey) y que hoy es uno de los abogados de la defensa del acusado. Gracias a ella, la causa pasó a manos del juez Eduardo D’Orsaneo y permitió que se realicen pericias clave”.
“No se trata de que lo diga yo”
En la vereda del TP-2 sobre calle San Martín, durante las cuatro jornadas, Rafael Fraire, aguardó en silencio a que saliera su hermana Florencia para acompañarla a su casa.
También en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el familiar directo sostuvo: “Con Pablo nos llevamos un año de diferencia. Lo conozco muy bien, de chicos nos agarramos a piñas, y sé muy bien que una sola persona no le puede provocar tanto daño. Además no se trata de lo que yo diga, ni tampoco se necesita ser un perito calificado para darse cuenta que uno solo puede masacrar así a un tipo como Pablo”.
También fue enfático: “Aparte de asesinos son cobardes, esa es la sensación que arrastro hace 18 años con los que mataron a mi hermano. Ahora ellos piden justicia, bueno es lo que esperamos, en eso confiamos, van a tener justicia”.
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