En los tiempos actuales, el uso del barbijo se convirtió en una necesidad imposible evitar, ya que la prioridad se debe enfocar en la prevención de contagios.
Sucede que las medidas de prevención en algunas personas pueden provocar más molestias que en otras, como por ejemplo en pacientes que portan alguna afección inflamatoria en la piel que se ubica en el rostro como el acné, la rosácea, la dermatitis seborreica o la dermatitis atópica.
En muchos casos, las personas no presentan ninguna afección de la piel que sea preexistente, pero el roce y el contacto frecuente con los barbijos o mascarillas, pueden provocar irritaciones por la presión y fricción sobre la nariz, las mejillas y la parte posterior de las orejas, lugar donde por lo general, se sostienen los elásticos de los modelos más comunes de barbijos.
Todos factores irritativos que pueden tener como consecuencias algunas erosiones, que potencialmente se conviertan en puertas de entrada de afecciones agregadas.
Las áreas de piel cubiertas por el barbijo presentan siempre un microambiente de mayor humedad, causando por la mezcla del sudor y el vapor del aliento exhalando, dilatando de esa manera los poros, que son invadidos por microorganismos que encuentran un sitio seguro para reproducirse en su interior, generando de esta manera una repuesta de defensa por parte del sistema inmunológico cutáneo, que se va a manifestar como un enrojecimiento, o una espereza con sensación de picor o ardor.
Consejos
Al llegar a casa o antes de acostarse por las noches se debe proceder a la limpieza.
Si usa maquillaje retirar con un limpiador suave y sin frotar, como agua micelar y si es posible, que contenga principios activos descongestivos y purificantes.
Pasar un producto de limpieza que respete el HP de la piel, con la finalidad de no afectar la permeabilidad de las capas superiores de la misma.