Rubén Ramos es ferretero desde hace más de 50 años. Su vida entera se desarrolló en un espacio propio entre herramientas, artículos de electricidad, pinceles, pintura, tornillos y un sinfín de cosas que no podría siquiera enumerar.
Eternas horas de trabajo, de proyección a futuro, sin descanso, sin detenerse, sobrepasando obstáculos de la vida misma, de la economía de un país inestable, siempre firme al pie del cañón. Llevando en su espalda la responsabilidad de su familia y de las familias de sus empleados.
Rubén recuerda que cuando era muy joven hizo su primer viaje a Buenos Aires, nervioso, tal vez temeroso empezaba su vida de adulto, de hombre trabajador a una edad muy temprana. De ese viaje hizo sólo una compra y la define como la única vez que compró algo para él sin saber bien porqué o qué le representaba, simplemente porque le gustó.
Compró un mural, no muy grande, de esos que se usaban antes, que tenían una lámina pegada sobre un soporte de madera. Muchos pueden recordar, incluso aún conservar en sus casas obras de ese estilo, de “niños tristes con perritos”. No logré identificar al autor, ya que no corresponde a uno conocido (no son de Bruno Amadio por si lo estaban pensando).
Después de 60 años ese mural desgastado y maltratado por el tiempo, ya no permitía apreciar la imagen, que era de un niño triste de piel oscura abrazando un perrito de colores blanco y negro. Pero por alguna razón esa imagen seguía causando en él algún tipo de sentimiento. El artista original de la obra expresó algo y llegó al corazón de Rubén.
El arte como expresión de sentimientos. El artista visualiza, siente y transmite lugares, colores, sensaciones, estados de ánimo. Son esas emociones del artista las que se expresan en su obra, con las que se identifica el observador que escoge una determinada obra de arte.
La excelencia de un artista se puede plasmar en las técnicas de expresión y por su capacidad de comunicar sentimientos al espectador. Estos dos conceptos son la clave para crear una obra de arte.
Muchos artistas pueden dominar las técnicas de expresión, ya que sus fundamentos son racionales y son la habilidad de ejercer su profesión. Pero lo que es difícil es poder crear en el espíritu del espectador el mismo sentimiento que existe, en el momento de plasmar su obra de arte en materia.
Simplemente me encargué de hacer una reproducción de la obra de un artista desconocido para mí, al cual me hubiera encantado poder atribuirle este homenaje.
Pienso qué recuerdos, qué sensaciones o sentimientos llevarán a un hombre como Rubén, un guerrero de la vida, incansable, casi de hierro por su fortaleza, a sucumbir de emoción ante una imagen como ésta.