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Durante nueve horas en el Tribunal Penal 2 de esta capital sólo se respiró tensión, entre alcohol en gel, barbijos y demás reglas inquebrantables de protocolo de distanciamiento. La última jornada del juicio oral y público finalizó con una condena a prisión perpetua para Gabriel Cristóbal Leal (43) el tercero de los acusados por el asesinato a puñaladas de Pablo Antonio Fraire (28) hace 18 años, en calle Francia casi avenida Tomás Guido, en el barrio Alta Gracia.
Desde las 8.56 hasta las 17.15 se oyeron los alegatos de cada parte. El primero fue Martín Ayala, representante como actor civil de la familia Fraire en este debate. Desglosó en cuatro módulos la secuencia del ataque y los motivos. “Gabriel Leal y otras personas se dedicaban a robar y vender productos malhabidos”. A partir de esta premisa desentramó el crimen, su versión a partir de las voces de los testigos y pruebas científicas incorporadas al expediente.
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En cuanto a los testigos remarcó que “Leal ‘trabajaba’ con Poli Castel y ‘negociaban’ el fruto de esto. ‘Trabajar’ le decían a robar y ‘negociar’ a reducir los bienes robados. Los vecinos le tenían miedo, los consideraban violentos porque los amenazaban. Uno de los testigos reconoció que Leal no tenía trabajo conocido”.
También señaló que el acusado “contactó con Fraire para ofrecerle varios elementos para comprar, entre ellos una computadora y una motocicleta”. Esta hipótesis se sustentó con una serie de testigos durante el debate que coincidieron en que Pablo Fraire intentaba adquirir objetos de una persona que se iba a ir a vivir a España.
Ayala recordó que hasta la llamada de Fraire desde un telecentro en el microcentro posadeño a la casa de Leal fue registrada por la pesquisa. La titular de la línea telefónica del barrio Guazupí a la que llamó la víctima dos días antes de que lo asesinaran era Blanca Cequeira, madre de Gabriel Leal.
Para el actor civil las pruebas y opiniones de peritos apuntalaron y dieron certeza a que a Fraire lo mataron “tres o más personas”.
“Lo sostienen las heridas defensivas en las manos de Pablo”. Como también que la hoja de cuchillo hallada no fue la utilizada para cortarle la aorta por la espalda porque no era lo suficientemente larga. Que para ultimarlo se necesitaron dos armas y que para sujetarlo por el cuello se usó “un suncho” o correa enlazada por el cuello.
“Fueron 19 heridas en la espalda (…) Y el momento de agonía se produjo con Pablo siendo ahorcado. Fraire era un joven fuerte y atlético, se resistió. Las pericias confirmaron que fue hallado boca abajo con los sunchos puestos, los bolsillos del pantalón hacia afuera, evidencia de que le habían robado. Además de sangre en la camioneta, adentro, en las puertas, capot, parte trasera derecha. El ataque comienza en el interior del vehículo que conducía Fraire y los gritos de auxilio se oyeron porque Pablo no pudo huir de tres o más personas. Lo tenían atado del cuello y lo atacaron con dos cuchillos”.
“Y entre estos atacantes estaba Gabriel Leal”, resaltó Ayala para describir su cuarta pata del alegato y la que apunta a la prueba genética, al registro de ADN positivo que se halló en la remera de Fraire, en un cabello de Leal. Un ADN nuclear que Gustavo Penacino detectó en 2015 cuando le enviaron para peritar la prenda de vestir y en la que también halló dos pelos más, coincidentes “más de un 99,99 por ciento” con la víctima.
Como actor civil explicó que el daño moral en este caso “para los hermanos está claro, la muerte es el dolor y se prueba con el hecho” y la pérdida de chance “porque Pablo era el hermano mayor y el único que en ese momento tenía trabajo”. Pidió que lo condenen a Leal como “responsable civil por el daño a la familia” y no solicitó monto alguno de resarcimiento: “La medida y el alcance lo determinará el tribunal”.
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Fiscal
El turno de alegar de Martín Alejandro Rau, fiscal subrogante del Tribunal Penal 2, fue el segundo de la jornada. Detalló lo sucedido desde los elementos ofrecidos a Fraire para que concurra a la cita en la que intentaron robarle y al hallar resistencia lo ultimaron para borrar el crimen.
“Se necesitaron al menos tres personas presentes en el lugar para cometer el crimen. No lo digo yo, lo dicen la ciencia y los médicos forenses”.
“Tanto el oficial Diego Guarda como Antonio Comes remarcaron el miedo que tenían las personas para testificar. No querían comparecer y dar sus nombres. De allí surgió el llamado telefónico a uno de los testigos para contarle lo que había sucedido y percibido de los hechos”.
“Esta persona vio llegar la camioneta con dos personas en la cabina y dos en la caja de atrás”, de la Peugeot que manejaba Fraire.
“Que vio como una persona desde la camioneta cuando Fraire baja lo enlaza del cuello y comienza la pelea” y también ubicó un automóvil Fiat Palio blanco en el que escapó uno de los atacantes. El mismo automóvil que a las 19 del mismo día vio estacionado frente a la fábrica de aberturas de aluminios en la que trabajaba la víctima.
Durante 45 minutos de pie, Rau hilvanó los detalles del expediente y los que se alcanzaron a desplegarse en el debate.
Sobre el ADN, Rau sostuvo en cuanto a los primeros análisis genéticos. “Fueron diez muestras enviadas (al laboratorio de Gustavo) a Penacino, de las que se extrajeron dos patrones masculinos. El 23 de septiembre de 2004 se obtuvo un patrón genético reservado para comparaciones posteriores. En ese marco se comparó con el perfil del medio hermano de Leal, Poli Castel, y se determina un vínculo de media hermandad. No es patrón genético de Oscar Ramón Castel, pero sí se determina el del medio hermano. Se ofrece la madre a aportar su ADN para intentar desvincular a su hijo (Gabriel). El resultado fue vínculo de maternidad y de hermandad”.
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Con esta prueba, el juez de Instrucción Eduardo D’Orsaneo ordenó la detención internacional de Gabriel Leal.
Cuando fue detenido en 2014 Leal, a Buenos Aires se envió en 2015 la remera de Pablo Fraire, allí se hallaron tres pelos. Uno coincidió “con el ADN de Gabriel Leal tomado con el hisopado bucal”. Los dos restantes correspondían a los patrones coincidentes con Pablo, su hermano y padre.
“Gabriel Leal estaba el día y a la hora de los hechos, matando junto a otras dos personas a Pablo Fraire para robarle sus pertenencias”.
Rau solicitó la pena de prisión perpetua para Leal “como coautor del delito de homicidio calificado por alevosía por la participación de tres o más personas y criminis causa”, es decir, el asesinato se cometió para intentar ocultar el robo.
Pero el representante del Ministerio Fiscal también pidió se lo investigue a Tomás Andino, abogado defensor durante la primera etapa de la instrucción de la causa de Gabriel Leal y Poli Castel, por incurrir en el delito de falso testimonio.
Andino en su declaración en este debate sostuvo que durante la noche, a la misma hora, del crimen de Fraire fue a buscar a Leal a un domicilio de la avenida Tomás Guido pasando Quaranta, arteria transformada en calle a partir de ese tramo.
Gabriel Leal abrió el debate el martes 29 de septiembre pasado asegurando que “la noche del 25 de noviembre de 2002 estaba en la casa de Andino en calle Honduras al 2.658”.
Lo que también contradice a lo declarado por su padre, “Rolo” Leal en el expediente, que Gaby estaba trabajando en Buenos Aires.
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“Entrampado”
Eduardo Paredes, uno de los tres abogados que defendieron a Gabriel Leal durante las once audiencias de debate, aseguró en su alegato que el “Tribunal Penal 2 está entrampado en el primer juicio”, de noviembre de 2009 en el que fueron condenados “El Porteño” Aranda Alvarenga y Oscar Ramón “Poli” Castel a prisión perpetua.
Pidió la absolución de Leal “por ser extraño al hecho” que se le imputó. Y como alternativa de pena solicitó “subsidiariamente” el beneficio del indubio pro reo, el beneficio de la duda.
Para Paredes, uno de los investigadores policiales de este caso, Diego Gastón Guarda es un “superagente” con sugestiva ironía. “Guarda lo único que sabe es mentir”.
También insistió en que las partes acusaron guiados “por el sesgo acusatorio”. “Y en este caso sólo hay un cuchillo y un autor”.
Buscó desvirtuar la pericia genética, sosteniendo que Penacino no “dijo qué informe o en que caso fue hallado ADN en un pelo después de 40 o 50 años”. Sostuvo además que una vez arrancado un pelo no puede sobrevivir el registro genético mucho tiempo. También manifestó que “los médicos se equivocaron” en sus análisis forenses, desprendidos de la autopsia al cuerpo de Fraire y que “una sola persona” lo apuñaló 37 veces y lo ahorcó.