Hace un tiempo me di cuenta que cuando andaba apurada y no daba paso a alguien pensando que primero tendría que ir yo, sentía malestar, sin embargo cuando dejaba que la otra persona pasara antes que yo me sentía ¡bien!
Me llamó la atención y fui observando cómo hacer el bien me hacía bien. Pensé que a veces con el apuro del día sólo queremos llegar rápido a nuestras casas y dejamos de ver a cuánta gente pasamos al lado sin tener en cuenta que quizás nuestro buen trato es el único que reciben en el día, a veces hasta nuestra familia.
La vida, como está planteada en esta sociedad donde vivimos, nos muestra que hay que competir, ser el mejor y lograr el éxito, sin embargo vemos gente exitosa, famosa y rica, que termina en centros de rehabilitación por consumo de sustancias, que evidentemente las usan para tapar algo que nada tiene que ver con lo material, ya que eso les sobra.
Teniendo los dos ejemplo, ese y el mío pensé: ¿qué nos llena o nos hace sentir mal? o ¿qué hace que nos sintamos mal y vacíos?
Pensé en lo que nos muestran las propagandas: cambiar, comprar, tener más, tener lo último de la moda y en realidad cada vez que compramos algo, nos aparece al poco tiempo la necesidad de ¡otra cosa!
Quizás podemos empezar a darnos cuenta que por ahí no está la salida sino por otro lado. Quizás nos demos cuenta que el otro es parte nuestra de alguna forma y que tratarlo bien nos devuelve el bien.
Quizás podemos practicar a hacer el bien, dejar que pase primero el otro, posponer nuestra necesidad un rato y ayudar a alguien que necesite. ¿Podemos probar a ver qué sentimos?
Como haciendo un ejercicio, a ver qué nos genera en el cuerpo si llega una sensación de bienestar de ¡satisfacción! A veces ayudar a otro nos ayuda a nosotros. Aunque parezca que el otro está separado de mi, en realidad nos une esta energía que todos compartimos y que es la vida.
No pienso que esto sea una utopía, ya que en los momentos que estamos viviendo nos damos cuenta que solos no vamos a ir a ningún lado, la vida es en comunidad, necesitamos del otro y sobre todo tratarnos ¡bien!
Así lo explica el Dalai lama diciendo: “Casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo nacen de una actitud de aprecio por los demás”.