¡Feliz noticia! Mamá va a tener un nuevo bebé. Pero: ¿Es una buena noticia para toda la familia? En mayor o menor medida, los hermanos experimentarán el cambio en su vida que es difícil gestionar.
La rivalidad con un nuevo hermano es inevitable, sobre todo si el niño deja de ser hijo único y el centro de atención de sus padres. No obstante, el planteamiento del entorno familiar con respecto a la llegada de un nuevo hijo resulta clave para minimizar el impacto.
¿Cómo se manifiestan los celos de los hermanos mayores?
Los niños que se sienten desplazados por la llegada de un nuevo hermanito pueden presentar determinados comportamientos:
– Molestias físicas, como dolor de cabeza o abdominal.
–Irritabilidad o enfado habitual con sus padres.
– Adoptar comportamientos propios de etapas anteriores de su vida como volver a usar pañal, chupete o mamadera, negarse a comer solos o utilizar un lenguaje más infantil del que corresponde a su edad.
– Llanto frecuente o sin motivo.
-Problemas para dormir porque el niño quiere volver al cuarto de sus padres, se niega a ir a la cama, tiene interrupciones del sueño durante la noche y reclama a sus padres.
– Rabietas, necesidad de atención constante, reclama de manera permanente a sus padres.
– Ignorar al nuevo hermano o incluso agredirlo físicamente.
Pautas que pueden ayudar al niño y a los padres
Evitar decirle que su nuevo hermano (si es un bebé) va a jugar con él, porque se crean expectativas que no se cumplirán en ese momento y generan desilusión en el niño.
Explicar al niño que un bebé precisa muchos cuidados, tiempo y atención, porque no puede hacer nada por sí solo, pero que eso no cambia el amor que se siente por el resto de los hermanos.
Involucrar al niño en los cuidados del bebé: cambio de pañales, baño, comida y agradecer su ayuda para que se sienta motivado.
Evitar los enfados y castigos al niño cuando su comportamiento se deriva de los celos.
Corregir conductas inadecuadas con respecto a la relación con los hermanos para evitar caer en la excesiva indulgencia.
Se trata de encontrar un equilibrio entre firmeza y cariño.
Huir de las comparaciones con su hermano y de frases como: “Si no te ha hecho nada, míralo qué bueno es”, que provocan el efecto contrario: rechazo hacia el pequeño.
Dedicar tiempo específico y en solitario al niño que acaba de estrenar hermano y realizar también actividades divertidas que incluyan al nuevo hermano para que el niño comience a considerarlo como uno más de la familia.
Evitar cambios en su vida que coincidan con la llegada del nuevo hermano, como el comienzo de la guardería, dormir solo en su cuarto o dejar el chupete o el pañal.
Fomentar la comunicación para que exprese sus preocupaciones e inquietudes sobre el tema, incluso a través de dibujos y juegos.