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Enfocado en una propuesta ética hacia los animales, el veterinario Roberto Gerosa aborda el tema de las enfermedades de los perros en edad avanzada y propone una reflexión acerca de la crueldad y la hegemonía de los más fuertes (humanos), para revertirla y brindar a los animales un trato de igualdad, justicia y compasión.
En diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, el especialista en geriatría canina explicó algunos aspectos centrales de los capítulos del libro donde fundamentalmente pide “un camino que nos conduzca hacia una figura bioética aplicada a los animales no humanos”.
“Somos nosotros los que debemos devolverles a esos seres inocentes y sin capacidad de defenderse el valor ético que históricamente les hemos arrebatado por distintas conveniencias humanas, privándolos de la igualdad, de la justicia y la compasión; quizá así en algunos años se llegue a terminar el insoportable sufrimiento de los animales”, pidió.
Durante la larga charla con la radio de PRIMERA EDICIÓN, Gerosa no omitió referirse a los conflictos que “mantenemos los seres humanos entre la naturaleza y la sociedad. Cada uno de nosotros cumplimos en la tierra una misión y eso hay que respetarlo; por ejemplo, los árboles nos aportan el 20% del oxígeno que respiramos, entonces no los podemos cortar impunemente”.
Concretamente sobre la geriatría canina, comentó que “el envejecimiento tiene que ver con el paso del tiempo. En la vida de una persona entran muchas mascotas porque éstas viven mucho menos. El envejecimiento del perro es muy parecido al del ser humano y la ciencia se ha servido de los perros para estudiar lo que pasa en el hombre, ya que el proceso de deterioro es mucho más rápido en ellos y por eso se lo puede estudiar”, agregó.
También consultado por la polémica acerca de las llamadas “razas potencialmente agresivas”, el veterinario y reconocido conferencista enfatizó que “no hay razas malas, sino que tienen la mala influencia de las personas sobre los animales” y que algunos hechos o ataques contra personas responden a “la tenencia irresponsable”.
“La era del cerebro canino”
Hasta fines de la década de 1990 los animales eran tratados como seres sin ética y sin la posibilidad de razonamiento. Luego de esos años se conoce como “la era del cerebro canino” porque los estudios del comportamiento avanzaron tanto que abrieron un camino promisorio para todos los animales, relató Gerosa.
“Pienso que a los animales hay que darles una figura bioética, la cual nace como una nueva palabra que une dos vocablos griegos: bio y ethos, la primera referida a la vida y la otra a la ética. Esta última no tiene que ver con vericuetos académicos, sino que es la ética aplicada a la vida diaria. En la práctica, dándole a los animales una figura bioética, le podemos devolver esa ética que, por diversos motivos, reforzado por la filosofía y otros saberes, se les quitó”, propuso el veterinario, quien también tiene estudios en filosofía.
En ese contexto, abundó que “lamentablemente a los animales se los redujo de sujetos de derecho a objetos y de ahí a productos comerciales. Por eso se habla de la producción bovina, porcina, caprina y demás. Los animales se han convertido en un producto y, como decía el filósofo Descartes, en máquinas sin alma y sin sentimiento”.
“Eso hizo mucho daño a todos los seres vivos, porque no son productos: son seres que sienten y que sufren. Los animales sienten y eso se confirma tras redescubrir un área del cerebro que es muy parecida a la de los seres humanos, donde se producen todas las emociones (miedo, amor, odio, venganza). Eso certifica que sufren. Uno en el trato con ellos se puede dar cuenta sin ser experto que ellos sufren, sienten y tienen sentimientos. Esto ocurre no sólo en los mamíferos superiores vertebrados sino también en las aves y en los peces”, dijo.
Antropocentrismo
Gerosa también se tomó un buen tiempo para remarcar teorías acerca del antropocentrismo, algo presente en el hombre desde épocas remotas, desde el homo sapiens, cuando era un animal más entre otros: “Tener posición vertical le permitió mirar más lejos, luego sus miembros superiores se adaptaron a las manos y con éstas puedo encender el fuego, construyó la lanza y la flecha con las que podían cazar. La lucha contra las otras especies ya no era más cuerpo a cuerpo y se superó a los animales en el enfrentamiento y se tomó ese aire de superioridad extremo que hizo que nos consideramos los ‘mejores’ de la creación y gobernamos al planeta. Por lo tanto, el resto de los animales fueron sometidos y nos fuimos olvidando de que nosotros los humanos también pertenecemos al reino animal, que se divide en humanos y no humanos”, señaló.
“Desde hace algunos centenios se hicieron y siguen haciendo en animales investigaciones científicas. Una de ellas, la ‘Dosis Letal 50’, se utiliza para probar en animales medicamentos, insecticidas y hasta cosméticos para demostrar que al ser humano no les hace nada en determinadas dosis”, ejemplificó como una de las formas de crueldad hacia ellos.
“Otra cosa en la que nadie o muy pocos piensan es la matanza industrializada de los animales que mueren en los mercados del mundo. Con la cría de animales para consumo humano, éstos se transforman en productos y se les quita la expectativa de vida otorgada por la naturaleza, el hábitat, la reproducción y ahora también el envejecimiento, porque no llegan a ancianos porque son matados antes para la alimentación”, planteó al pedir repensar las prácticas humanas, más allá de que algunas de ellas responden a los fines de alimentar al hombre.
Sobre el experto
Roberto Gerosa es médico veterinario, conferencista, especialista en ortopedia de pequeños animales y autor de diversas publicaciones en Argentina, Gran Bretaña y Estados Unidos. Es el pionero de la geriatría canina en nuestro país. A fines de 2019 publicó su nuevo libro “Bioética hacia los animales”.
El veterinario cuenta con un espacio de conservación donde alberga perros, llamas, gallinas y relató cómo después de la muerte de la hembra del casal de llamas, el macho hizo duelo y se recuperó gracias a los demás animales.