Por Gisela Fernández.
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En su segundo día en Misiones y antes de recorrer cinco chacras de esta ciudad en el marco del lanzamiento de la Campaña Nacional Contra el Dengue junto al gobernador Oscar Herrera Ahuad, el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García recibió a PRIMERA EDICIÓN. En una extensa entrevista, este médico cirujano y político elegido por tres presidentes como ministro de salud (Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Alberto Fernández), habló sobre la pandemia, cuánto falta para contar con las vacunas, quiénes recibirán esta inmunización en Argentina o cómo prepara el operativo logístico para que éstas lleguen rápido a sus destinatarios. Entre otros temas, también habló de la angustia y hartazgo social, y de una nueva grieta: entre los que se cuidan y los que no.
¿Con qué laboratorios está negociando Argentina para comprar la vacuna contra el COVID-19?
La vacuna contra el COVID es la gran esperanza mundial. Hay 6 vacunas que están en punta y nosotros estamos negociando con 5, incluida la China que Brasil anticipó que no comprará. Lo cierto es que toda la discusión actual sobre las vacunas es relativa porque ninguna pasó la fase tres, que es donde realmente se demuestra si es efectiva, si previene como se espera, a veces un 60%, otras 80%.
¿En función del avance del desarrollo, puede anticipar ventajas y desventajas entre las vacunas?
De la vacuna china me gusta que es una tecnología más probada y antigua, que es inactivar al virus, hay muchas experiencias de vacunas con el virus inactivado que no tienen consecuencias para la salud y funcionan bien. Hay otra tecnología que es más moderna, por ejemplo la de AstraZeneca (Oxford), que utiliza un virus pero como vector, es un virus que no puede reproducirse y es portador de una proteína que genera el antígeno. Hay otra tecnología todavía más novedosa y menos conocida en sus consecuencias, que es la de ARN, en las que están basadas las vacunas de Pfizer y Moderna. Con Pfizer estamos negociando y tiene una gran ventaja porque esa vacuna estaría entre fin de este año y principios de 2021, siempre y cuando salga la aprobación, no obstante, ellos ya la están fabricando.
Mis preguntas a todos los laboratorios son más o menos las mismas: lo primero es ¿Cuándo?, lo segundo es ¿Cuántas? y lo tercero a qué precio (¿Cuánto?) pero las dos primeras son las más importantes. Argentina está negociando con Pfizer, Sinopharm (China) que saldrá un poco más tarde, posiblemente en marzo, pero tienen previsto una disponibilidad mayor de vacunas. AstraZeneca (Oxford) tiene una ventaja que no tienen los otros y es el precio de la vacuna: 4 dólares. Hasta ahora el único laboratorio que sostiene que con una sola dosis alcanzará un porcentaje alto de inmunidad es Janssen (de Johnson & Johnson), que es la última vacuna que empezó ensayos clínicos en Argentina. Que sea una sola dosis es una ventaja operativa importante.
¿Y la vacuna rusa?
También estamos escuchando a los rusos con quienes recién empezamos a conversar, por supuesto tendrán que tener toda la aprobación correspondiente, no vamos a comprar ninguna vacuna que no cumpla con las reglas de juego mundiales.
¿Quiénes y a cuántas personas se vacunarán contra el COVID-19 en Argentina?
Porcentualmente, queremos llegar a una cantidad mucho mayor de población que el 20% del que habla la mayoría de los países. Obviamente, eso dependerá de la disponibilidad de vacunas y la evolución de la pandemia en nuestro país. Vamos a empezar vacunando a los trabajadores de salud, que son los más expuestos al virus, y a los grupos de mayor riesgo: adultos mayores, inmunodeprimidos y enfermos crónicos.
El objetivo no es vacunar a toda la población, de hecho las vacunas en desarrollo ni siquiera se están probando en la población infantil.
¿Cuándo vacunaremos contra el SARS COV-2 en el país?
Creo que el ritmo pleno de la vacunación se verá en marzo, empezar a vacunar nos dará optimismo y cierta tranquilidad.
La vacunación tiene muchos desafíos, primero que todo el mundo querrá que sea rápida y masiva. Además hay cuestiones propias que representan dificultades a resolver, por ejemplo, la vacuna que estará entre las primeras disponibles (Pfizer) tiene un pequeño problema: debe ser conservada a menos de 80 grados bajo cero, lo cual implica un gran desafío logístico para su distribución por lo que ya estamos trabajando en la cuestión logística, que me excede, por lo que hemos pedido ayuda a las Fuerzas Armadas, que tienen especialistas en logística, y ya empezamos a trabajar para armar los esquemas porque queremos -naturalmente- que las vacunas lleguen lo más rápido posible a la mayor cantidad de personas del público meta.
¿Cuándo llegan los test rápidos del Plan Detectar a Misiones?
No sé exactamente el día, pero los test rápidos del Plan Detectar ya están asignados a Misiones, en esta primera etapa son 4.542 test de antígenos pero la idea es que sea un flujo constante. Proporcionalmente, le toca menos a Misiones que a otras provincias porque tiene una situación epidemiológica mejor. Este mismo criterio de distribución entre las provincias aplicamos con los insumos, los elementos de bioseguridad para el personal de salud, los respiradores, los monitores, las bombas… y vamos a seguir haciéndolo en la medida que sigamos con esta epidemia.
¿Son fiables los test rápidos?
Hay que ser cuidadosos con los test rápidos porque sólo detectan la enfermedad cuando la persona ya tiene síntomas, no es seguro usarlos para detectar la enfermedad en asintomáticos. Los testeos hay que hacerlos pero hay que hacerlos bien y a quien corresponde. No se puede comparar a los países solo por cantidad de testeos, por ejemplo en Estados Unidos o Chile, el testeo fue privado y el que tenía plata se lo hacía la cantidad de veces que quería, sin un criterio epidemiológico.
No digo que todo lo hicimos bien, seguramente hemos hecho cosas mal pero algunas cosas de informar con maledicencia. Hacer muchos testeos tampoco garantiza nada, el país con mayor cantidad de testeos del mundo por habitantes es Estados Unidos y mirá cómo está. También Brasil y Chile hicieron muchos testeos y han tenido peores resultados que nosotros. Testear por sí solo no tiene sentido epidemiológico. En Argentina no testeamos en forma masiva, no por un problema de recursos, aunque sí es cierto que cuando empezamos con esto el único laboratorio que diagnosticaba era el Malbrán. Pero en dos meses habilitamos 173 laboratorios en el país, con bioseguridad, equipamiento y reactivos.
El objetivo del Detectar fue ampliar los testeos y, al menos en la bases de datos de Salud, estos bajaron…
Yo pensaba que, con el Detectar, íbamos a ampliar la cantidad de testeos en los lugares donde hay circulación comunitaria, que es donde tenemos que testear en forma focalizada o cuando hacemos rastreos en los barrios. Empezamos en mayo en la Villa 31 y ahora ya lo estamos implementando en todo el país porque la circulación comunitaria se extendió a casi todo el país.
¿Qué nos pasó con el Detectar? Cuando lo ampliamos a las provincias, yo estaba muy contento porque íbamos a aumentar la cantidad de testeos a la par que crecerían los casos positivos. Pero lo que ocurrió fue una caída estrepitosa de la cantidad de testeos y un aumento de los positivos.
Lo que pasó fue que solo nos estaban notificando los casos positivos y, prácticamente ninguno de los negativos. Hay varios motivos por lo que ocurrió esto, uno es que, con el COVID-19, el sistema de notificación es muy distinto al de las demás enfermedades de denuncia obligatoria donde sólo se deben denunciar los casos positivos porque la negatividad no se diagnostica. Otro motivo es que, por cada caso negativo, había que hacer una ficha epidemiológica que requería mucho trabajo… y entonces notifican sólo los positivos. Por eso, a partir de esta semana, modificamos la metodología de carga de los casos negativos permitiendo la carga grupales.
¿Cómo ve la situación epidemiológica en Misiones?
Misiones ha vigilado mucho y muy estrechamente los casos de COVID-19. Pero tengan cuidado, porque el éxito a veces significa descuidarse… miren lo que pasó a Jujuy, empezó a alardear, que hacía tres meses no tenía casos, invitando a que vaya el fútbol para allá…
Por supuesto que me encanta el éxito de Misiones, Formosa y Catamarca, que son las menos comprometidas epidemiológicamente hablando, pero nadie está exento, hay que seguir cuidándose.
Siete meses del primer caso, ¿cree que tomamos las medidas apropiadas?
Nadie la tiene clara con esta pandemia, a nosotros nos pasó algo que no creíamos: como vimos que en Asia prácticamente en un mes desapareció; en Europa, un mes y medio y desapareció, yo creí que en julio llegaríamos al pico y comenzaríamos a bajar. Pero por alguna razón que desconocemos, América es el lugar donde se está prolongando más y, además, esta prolongación es independiente de cualquier receta que se haya aplicado: en los países que abrieron todo y dejaron que hicieran lo que quisieran como en Estados Unidos y Brasil, los contagios siguen; en los países que cerraron todo como nosotros, los contagios siguen; en los países que aplicaron un sistema intermedio como Colombia, los casos también siguen… en todos lados sigue y sigue.
Europa creyó que no volvería el virus y los contagios pero está aumentando significativamente la cantidad de casos. Europa tuvo la ventaja que la pandemia comenzó en primavera y enseguida llegó el verano. A nosotros nos pasó prácticamente al comienzo del otoño, siguió durante todo el invierno y todavía estamos… hasta dónde incide la cuestión del clima, tampoco sabemos.
En marzo, el COVID-19 generaba miedo en la mayoría de los argentinos… ahora, cada vez más, hay un sector que prefiere negarlo e incluso sostiene que la pandemia es un invento…
La gente está agotada, agobiada, embolada… y casi todo que termine en “ada”, sobre todo la gente de Buenos Aires. Yo tengo muchos años en salud pública y nunca tuve problemas… lo que me dicen y cómo me tratan los periodistas refleja lo que se siente en las calles. No me quejo, estoy describiendo una situación social.
Más allá de las particularidades de nuestro país, creo que es un fenómeno mundial, un cuestionamiento a todo, hay como un mundo escéptico de expectativas.
Sin duda, la mala onda de la gente se agudiza con la crisis económica y social. Ante la pandemia se está dando, además, una grieta y no en el sentido político: entre los que se cuidan y los que no se cuidan, este último sector está recontra enojado con nosotros.
¿Le preocupan la fiebre amarilla y el dengue?
Sí, por supuesto. Pero más que nada la situación del dengue, espero que este verano sea menos malo que la temporada que pasamos. No es casual que apostemos tanto al Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMET), con base en Puerto Iguazú, no sólo en los 270 millones que están previstos de acá a marzo del 2021 para completar la obra, sino que el 30 de este mes se abre una licitación por 35.700.000 millones para equipamiento.
No sólo quiero que el INMET sea exclusivo para el estudio de las enfermedades tropicales sino además que se avance en la ciencia aplicada, para poder llegar a la población con alternativas operativas. Siempre digo que Argentina tiene la suerte de tener tres premios Nobel en ciencias, pero los tres fueron en ciencias básicas, y el mayor desarrollo se hizo en este campo y nos falta avanzar en ciencia aplicada. Si bien hoy el INMET tiene 28 investigadores y becarios, quiero que vengan muchos más investigadores que avancen con esta línea de la ciencia aplicada.