Los estudios sobre medio ambiente prevén que la mitad de las especies de pájaros se extinguirán en los próximos ¡cincuenta años! Buena razón para prestarles más atención y aprender a conocerlos, así como estimular a los niños a que en temporada de climas difíciles: mucho frío o demasiado calor, les brinden ayuda, ya sea con recipientes de agua limpia o con bandejas en lo alto con semillas, pan, trozos de frutas, etc.
Son muy agradecidos y de algún modo lo demostrarán. En nuestro caso, acuden muchos jilgueros a los comederos y a la tardecita casi noche, viene uno solo a cantar por unos segundos, como si cerrara el día dando las gracias y rápido se va.
Las aves tienen una impresionante habilidad social, escuchan a escondidas, se besan para consolarse, se alertan mutuamente del peligro, se avisan entre distintas especies donde hay fuentes de alimento, advierten a sus crías que se alejen de los desconocidos, según van reportando los estudios científicos que se realizan.
La investigadora Irene Pepperberg, durante tres décadas estudió a un loro gris africano que era capaz de razonar y expresarse con inteligencia y sentimiento, capaz de responder verbalmente a problemas matemáticos.
Los pájaros juegan por mera diversión, dice Nathan Emery, profesor de Inteligencia Animal de la Universidad de Cambridge-Reino Unido, sobretodo la especie de los loros. Los cuervos son muy bromistas y les gusta tirar ramitas en el aire y cazarlas al vuelo.
Se los vio en una pendiente de nieve a dos de ellos, deslizarse tumbados sobre la panza cuesta abajo, unos diez metros y regresar volando al punto de partida, una y otra vez.
Cantan y trinan por placer y hay evidencia científica de que cuando les sale bien su cerebro libera una gran cantidad de endorfinas, la hormona de la felicidad. Las parejas cantan a dúo, lo que exige mucha coordinación.
Y ¿cómo reaccionan cuando uno de su propia especie muere? El profesor Bekof-Universidad de Colorado-USA-, relata que vio a un cuervo muerto y a su alrededor una docena dando saltos, en círculo alrededor del cadáver.
Al cabo de unos minutos uno de ellos desapareció volando y regresó con un palito seco que puso sobre el cadáver, marchándose después.
Esto mismo repitió cada uno, hasta que el cuervo muerto quedó con aquellas ramitas sobre él y todos se fueron. ¿Un funeral? Tal vez sí porque la pena no es atributo exclusivo del humano.
Fuente: “El ingenio de
los pájaros”-J. Ackerman