La jornada de ayer había transcurrido con tranquilidad en la comisaría de Montecarlo.
Sin embargo, la calma se vio interrumpida cuando sonó el teléfono de la guardia. Era un vecino de la zona avisando que un hombre de 80 años momentos antes cayó en un pozo de agua, en una propiedad ubicada en el barrio 9 de Julio de Montecarlo.
El sargento primero Mauricio Cabrera y su compañera, la oficial de servicio Benitez acudieron de inmediato a bordo de un patrullero al lugar del hecho, situado a unas siete cuadras de la dependencia policial.
Una vez en la escena analizaron la situación. No había mucho tiempo que perder.
La víctima se hallaba semisumergida a unos 8 o 9 metros de profundidad. En realidad no hacía pie porque la excavación era aún más profunda.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN el suboficial relató que “lo primero que hicimos y mientras llegaban los bomberos fue utilizar la misma cuerda con el balde que sirve para extraer agua para poder descender. Esa labor me tocó a mi mientras que mi compañera sostuvo un extremo.
Fue así que me saqué la parte de arriba del uniforme y quedé en camiseta, luego las botas y me introduje en el pozo, agarrado de dicha soga. Fui descendiendo y cuando estaba a pocos metros noté que el hombre no daba más, estaba muy cansado, es que se estaba manteniendo a flote nadando. Por fortuna no dejó de luchar en ningún momento ya que se podría haber ahogado.
Lo primero que hice fue tratar de sostenerme en ese lugar. Me di cuenta que yo tampoco hacía pie, por lo que el pozo era mucho más profundo. Apoyé mis pies contra uno de los orificios que hay en la piedra, que hacen las veces de ‘escalera’, de manera que pudiera sostener también el peso del hombre. No era fácil contra las superficies con barro, sin embargo pude aguantar el peso de la víctima para poder enlazar la soga con la que bajé por debajo de sus brazos.
De esta manera nos aseguramos que no se hundiera, estaba muy cansado y había gritado en pedido de ayuda un buen rato.
Mientras tanto, personal de bomberos voluntarios, ya estaban en camino. Fue en cuestión de seis o siete minutos que llegaron con los equipos necesarios para completar la extracción de la víctima”, relató el sargento a este Diario.
Un detalle que agregó el suboficial es que “en esos minutos en que llegaban los bomberos charlé con el hombre, dialogué un rato con él para que mantuviera la calma ante todo”.
Fue entonces que los efectivos recién llegados descendieron en el pozo con los equipos profesionales para este tipo de emergencias y extrajeron de la excavación a la víctima, quien fue asistida por médicos y trasladada a un centro asistencial para recibir las curaciones del caso.
En la escena hubo un emotivo abrazo entre el abuelo y el bombero que lo terminó sacando de lo que podría haber sido una trampa mortal.
Sin tapa
Fuentes del caso indicaron que es motivo de investigación las circunstancias en la que la víctima terminó cayendo en el pozo.
Una de las hipótesis, en base a testimonios de familiares y vecinos del hombre, es que habría intentado limpiar los bordes con un balde, perdiendo el equilibrio y precipitándose en la profunda excavación.
No obstante serán fundamentales los dichos de al menos dos testigos que habrían observado el momento en que el hombre se cayó y que incluso avisaron a la policía.
Se trataría de dos vecinos del barrio. Se le dio intervención en el caso a la citada comisaria, dependiente de la Unidad Regional III, con asiento en Eldorado y al Juzgado de Instrucción en turno de esa misma ciudad, a cargo de la magistrada Nuria Allou.
Seguridad y solidaridad
Un grupo de vecinos se acercó anoche a la propiedad donde se produjo el hecho para colocarle una madera de protección al pozo (tapadera).
Tras el episodio, muchos testimonios en el lugar coincidieron en el profesionalismo que demostraron tanto los dos policías que llegaron primero a la escena, como los bomberos voluntarios. Preparación y entrenamiento para este tipo de situaciones que se capitalizó salvando una vida.