Atrás quedaron las visitas de los institutos terciarios y universidades a las escuelas, las expo-carreras presenciales y los recorridos de los adolescentes por las casas de estudios de nivel superior, para dar pie a las expo-virtuales, videos conferencias y vivos, pero lo que no se modifica son todas las emociones propias de proyectar y decidir qué carrera estudiar.
Frente a esto la psicóloga del Centro Mainumby, Emilia Lunge, comentó como impactó esto en los jóvenes. Señaló que el proceso de elección vocacional es una instancia propia de la evolución del sujeto cargada de deseos, inseguridades, proyecciones e identificaciones, donde las habilidades sociales de resolución de conflictos, el diálogo e investigación sobre el reconocimiento de intereses y desarrollo de autonomías son esperables con o sin pandemia.
Lo que sí acentuó el contexto social es la incertidumbre de este proceso, ya que las vías de acceso a la información conocidas por los jóvenes y los adultos que los asesoran están reinventándose de manera constante. Por lo cual uno de los consejos dados por las especialistas del área de Salud en las Adolescencias de Mainumby pasó en primera instancia por tener cómo punto de partida ciertas certezas, ¿certezas?, sí, sobre aquellos enunciados que no se vieron modificados, por ejemplo:
“El calendario escolar no se modificó, por lo tanto la Universidad los está esperando”.
“Todas las carreras tienen un plan de estudio que deben conocer, investigar el perfil del egresado, por lo tanto un buen inicio podría ser conocerlo para indagar si lo que se imaginan es o no parte del ejercicio profesional”.
Estas certezas, son un buen punto de partida, para luego avanzar en el proceso de los deseos, expectativas y desarrollo personal que implica la elección vocacional, y lo que facilita mucho esta etapa es el acompañamiento de los profesionales.
La psicóloga Lunge, señaló que “el contexto social actual pone en evidencia que somos sujetos de desarrollo en un mundo social, por lo tanto la subjetividad de nuestros jóvenes es contextualizada, que también es singular, por lo tanto cada uno de ellos genera su individualización sobre una matriz colectiva. Es así, que lo singular y lo colectivo se presentan entramados, como dos caras inseparables de nuestra condición”. Esto da cuenta que pensar en la elección vocacional como un proceso ansiógeno en un tiempo de incertidumbre debe tener especiales consideraciones socioemocionales.
Entre estas consideraciones, recomiendan un especial acompañamiento en este pasaje a las autonomías “esperables”, donde a la posible mudanza, organización académica, se suma la expectativa general de cómo será la cursada y qué de la modalidad 2020, se sostendrá en 2021 para que esto pueda dar pistas de cómo proceder.
Cerrando este espacio de consideraciones y recomendaciones, es importante para los jóvenes y familias que de alguna manera sostienen la premisa de que “la vocación es algo que tenemos adentro”, hoy, en este contexto, más que nunca, dar pistas para entender que esto es un proceso de lo vocacional como un campo de problemáticas asociadas con el elegir y realizar un “hacer”, para que llegue a darse el engranaje donde el interés, estudiar y trabajar puedan encontrarse.
En este entramado de aspectos singulares de los sujetos y del contexto sociohistórico de cada época es importante que quienes acompañen a los jóvenes y ellos también puedan alivianar sus ansiedades, comprendan que no hay un adentro y un afuera, es siempre subjetividad contextualizada. Así la elección vocacional llegue a buen puerto, más allá de todo lo que nos trajo el COVID-19 en materia de aprendizajes.
Lic. Lunge Emilia M.P. N° 472