Una notita, dibujos, audios por Whatsapp, un pequeño detalle, frutas o verduras en la entrada de su casa… fueron algunos de los gestos de cariño y cuidado que Cristina recibió de sus vecinos a lo largo de estos días de aislamiento por el COVID-19. Pero sin dudas fue el aplauso barrial de apoyo que sus vecinos organizaron lo que más la sorprendió y emocionó.
“Tengo unos vecinos maravillosos, estoy muy orgullosa de vivir en este barrio. Los conozco de vista a casi todos, ni siquiera sé los nombres de la mayoría, pero se portaron muy bien conmigo y por supuesto, saben que yo también me porté bien con ellos porque me aislé en mi casa desde el primer día que sentí síntomas para no poner en riesgo a otros”, contó a PRIMERA EDICIÓN.
Cristina no sólo dejó de salir de su casa cuando comenzó con los síntomas de lo que parecía un resfriado sino que, cuando al cabo del sexto día perdió gusto y olfato, y en el 0800 le dijeron que debía ir al Hospital de Eldorado a hisoparse, descartó hacer el viaje en colectivo o en taxi “porque pondría en riesgo a otros” y decidió ir caminando las más de 15 cuadras hasta ese centro de salud. No sólo se fue caminando sino que, luego de ser hisopada, volvió del mismo modo hasta su casa.
“Hay que ser conscientes de lo que está pasando”
Cristina tiene 55 años, vive sola y dio positivo para COVID-19 el jueves 22 de octubre pero ya hacía una semana que estaba con síntomas en su casa. Ese jueves empezó apenas como una congestión y dolor en las articulaciones, particularmente en los dedos de las manos, pero por las dudas, decidió no salir de su hogar.
Ya hacía un mes había tenido síntomas similares pero, tal como lo hizo en esa ocasión, también esta vez dejó de salir de su casa por prevención, “creo que tenemos que ser conscientes de lo que está pasando y si tenemos síntomas sospechosos debemos guardarnos, después si es sólo un resfrío, a los pocos días se te pasa, pero tenemos que cuidarnos y cuidar a los demás”.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, contó que al dolor articular se le sumó dolor de cabeza y sensación de cansancio, “un cansancio que no era normal porque lo sentía ya antes de levantarme a la mañana”.
Al sexto día de estar encerrada en su casa, Cristina se preparó un café y se dio cuenta que había perdido el gusto y el olfato. Fue en ese momento que realmente sintió miedo pero no por ella, sino por su mamá, una señora de 86 años que vive en Puerto Iguazú, con quien ella había estado hacía una semana y donde cree que pudo contagiarse el SARS COV-2.
Ya con el laboratorio positivo para COVID-19 “la doctora me avisó a la medianoche, ni bien se enteró, porque sabía mi preocupación por mamá; realmente hay mucha calidad humana en nuestro hospital”; pudo coordinar con el Hospital de Iguazú para que buscaran a su mamá, que también vive sola, para hisoparla. Su mamá dio negativo.
Un audio que se viralizó
Cristina mandó un audio a su grupo de folclore contando que dio positivo para COVID-10 y que estaba bien, aislada en su casa.
Ese audio circuló rápidamente por la ciudad y muchas personas que reconocieron su voz la llamaron para saber si era ella, “una de esas personas fue la presidenta de la comisión vecinal que, luego de hablar conmigo, confirmó en el grupo de Whatsapp del barrio y explicó que yo estaba aislada. Después de eso, los vecinos le pidieron mi teléfono y empezaron a mandarme audios para darme fuerzas y expresarme su apoyo”.