Andrea Ramírez (61) acompañó a su marido desde el inicio del oficio de canillita, hace 42 años. Cuando él falleció hace 13 años, ella quedó al frente y mantiene el puesto con igual tesón.
Madre de cuatro hijos, la mayor nació el día en que su padre se hacía canillita. Andrea contó que tiene 14 nietos y espera que alguno de ellos herede el puesto.
En pleno centro de la Capital del Monte, frente a la Catedral San Antonio, se la puede ver cada día, siempre atenta, con un saludo cordial y alegre. “Cuando mi marido empezó vendía diarios por la mañana y con los años pasamos por distintas situaciones. Siempre vivimos de esto y yo supe administrar para que a mi familia no le falte nada”, contó a PRIMERA EDICIÓN.
La jornada laboral se inicia muy temprano, aunque llueva, las temperaturas sean muy altas o haga frío en Oberá.
“Me levanto a las 4, preparo mis cosas, me preparo yo y miro cómo está el tiempo para salir a la calle. A veces me acompaña mi nieto Junior (14) o mi nieta Ludmila (15). Busco los diarios y hago el reparto: primero a mis clientes y luego otra persona me hace el reparto a las casas que quedan más lejos. También tenemos clientes en Guaraní. Para las 6 ya estoy en el puesto, así es de lunes a lunes”.
Recordó que el descanso se da “el Día del Canillita, Navidad, Año Nuevo, Viernes Santo y Día del Trabajador, cinco días en el año. Después hay que estar, pase lo que pase”, detalló. Este día del canillita, Andrea lo pasará con sus hermanas en Posadas.
“Voy a ver si puedo ir, para aprovechar, porque después debo estar firme acá”, dijo. Aseguró que “me gusta estar acá, no tengo mala relación con nadie, para mí mis clientes son mis amigos, a la mayoría conozco desde hace muchos años. Me siento muy feliz con ellos, me dan muchas ganas de vivir, para mí son todos iguales, converso con todos, no me puedo quejar”.
Camino en familia
En Apóstoles ya quedan pocos canillitas, los tiempos cambiaron pero aún persisten en el reparto de los distintos diarios de la provincia. Uno de ellos es Marcelo Doubña, quien se inició en ese camino junto a su esposa, Liliana Bernardi.
Él se encargaba del reparto, a principios de los ´90 como históricamente lo sigue haciendo. “Casi me inicié en la venta del diario cuando PRIMERA EDICIÓN estaba comenzando. Buscamos insertar en el mercado apostoleño la venta de diarios y que la gente lo conozca. En agosto es mi cumpleaños y también el del Diario” por PRIMERA EDICIÓN, sonrió.
“Tuvimos que empezar a remarla, siempre haciendo el reparto puerta a puerta. Repartí caminando, en bicicleta y en moto, un esfuerzo que gratifica porque después de casi 30 años la gente sigue confiando”, resaltó.