El placer puede ser definido como una sensación o sentimiento positivo, agradable o eufórico que en su forma natural se manifiesta cuando un individuo consciente satisface plenamente alguna necesidad. Al hablar de placer nos enfocamos a pensar en el cuerpo y es lógico, ya que con él sentimos.
Buscando textos que hablen sobre el placer y pude ver que la mayoría de los artículos o libros que aparecen relacionan el placer con nuestra vida sexual sin embargo, recordé cuántas cosas hacemos que nos generan placer como tomar un helado, escuchar música, sentir algún aroma que nos guste, jugar algún deporte, abrazar y tantos otros ejemplos que me vienen a la mente, pero parece que esa palabra es usada de manera exclusiva para esa parte de nuestra vida.
Yendo al cuerpo recordé los masajes que nos hacemos en mis clases, cómo cuando algo nos gusta nos cambia la energía o cuando alguien nos masajea el cuerpo este comienza a relajarse, se abre a recibir y aparece el placer.
Según el Dr. Lowen dice que en el placer, la voluntad cede y el ego renuncia al control sobre su cuerpo porque es espontáneo, no está sujeto a órdenes y tampoco puede ser poseído. Esto quiere decir que para que la persona sienta placer debe entregarse a eso, correrse del medio y que el placer tome el protagonismo.
Podría ser que mientras estemos queriendo controlar todo no podrá haber disfrute y también debemos entregarnos, abrirnos y confiar para poder disfrutar.
Pienso que confiar es entregar a alguien nuestro control, podríamos recordar en quién o en qué confiamos para entregarnos.Para sentir placer y disfrutar hay que abrirse, soltar las riendas del control de la mente que todo quiere saber y sólo sentir.
A veces sucede que el mismo dolor que hemos sentido nos ha cerrado, ahí tenemos que trabajar sobre nosotros y sanar esas heridas, para poder ablandar ese corazón lastimado, porque así como nos cerramos al dolor, también eso hace que nos cerremos al placer.
Hoy podemos recordar ¿qué nos genera placer? Traerlo a la memoria sentir e imaginarnos que lo estamos haciendo, sólo sentir y dejar que las sensaciones aparezcan.
En este momento podemos conectar con nuestro cuerpo que es el que nos recuerda que estamos vivos, abrirnos al placer de vivir nuestra vida y darnos cuenta que somos los protagonistas de ella.